Tristes trazos

Siempre consecuente con su herm¨¦tica l¨ªnea abstracta, Elena C¨®rdoba ofrece en este tr¨ªo de movimientos su mejor trabajo de cuantos se le han visto hasta ahora en Madrid. Sin faltarse a s¨ª misma, la core¨®grafa indaga en una din¨¢mica m¨¢s abierta y resuelve espl¨¦ndidamente los asuntos relativos al control corporal inmediato y al bloqueo espacial.La obra se divide en tres partes aparentemente independientes, pero goza de unidad, un todo que gana empaste gracias al desarrollo interpretativo de Elena Alonso, Mar¨ªa Jos¨¦ Pire. y la propia core¨®grafa que consiguen aunar el canto de sus cuerpos a una idea ¨²nica: el soliloquio como una especie de temerosa romanza que quiere alejar los monstruos de la soledad y la noche. El uso de la m¨²sica popular contempor¨¢nea en sus vertientes m¨¢s duras contribuye a la recreaci¨®n de esa atm¨®sfera desencantada, ¨¢vida y sobre todo, inhumana, en la que las tres bailarinas, tres mujeres solas, nos relatan en breves trazos la parte m¨¢s oscura de sus sentimientos. El trabajo de C¨®rdoba no es f¨¢cil de digerir. Poco a poco, ha conformado un estilo, una manera de hacer del escenario un cuadro amargo y lleno de valores sinceros.