El verdadero toro de lidia
Lidiaron una aut¨¦ntica corrida de toros. ?se es el verdadero toro de lidia: el que los herederos de Hern¨¢ndez Pl¨¢ presentaron en el ruedo de Las Ventas.Un toro no necesariamente grande -los hubo incluso chicos- y no lo protest¨® nadie porque ten¨ªa trap¨ªo.
Los taurinos suelen reirse del concepto trap¨ªo y preguntan d¨®nde se explica, qui¨¦n lo define, si se puede saber. Pues ah¨ª ten¨ªan la respuesta: cualquiera de los toros de Hern¨¢ndez Pl¨¢.
El tercio de varas constituy¨® todo un espect¨¢culo. Y habr¨ªa alcanzado, adem¨¢s, la grandeza que lleva siempre impl¨ªcita la manifestaci¨®n de bravura, si los individuos del castore?o se hubiesen sentido toreros por una vez en su vida. Pero no se sent¨ªan toreros: carniceros y gracias.
Hern¨¢ndez / Jim¨¦nez, Encab¨®, Uceda
Toros de Gabriel Hern¨¢ndez Pl¨¢, con trap¨ªo, poder y casta, bravos en general.Pep¨ªn Jim¨¦nez: estocada ca¨ªda (ovaci¨®n y salida al tercio); estocada tendida delantera baja (algunos pitos). Luis Miguel Encabo: dos pinchazos, estocada ca¨ªda -aviso-, tres descabellos y dobla el toro (silencio); bajonazo (silencio). Uceda Leal: pinchazo y estocada (aplausos y saludos); pinchazo, estocada ca¨ªda, rueda de peones -aviso-, pinchazo hondo y descabello (silencio). El picador Antonio Mu?oz sufri¨® una cornada grave. Plaza de Las Ventas, 18 de mayo. l2? corrida de abono. Lleno.
Consecuentes con su vocaci¨®n, los individuos del castore?o les pegaban a los toros repugnantes varazos traseros, les tapaban la salida, les hac¨ªan la carioca. Toros con menos fortaleza habr¨ªan rendido all¨ª la vida; toros con menos casta habr¨ªan salido de all¨ª convertidos en marmolillos.
En plena carioca, el cuarto toro se recreci¨® metiendo los ri?ones y el empuj¨®n tir¨® al picador Antonio Mu?oz. Ca¨ªdo el hombre, se le arranc¨® el toro y le peg¨® una cornada en una pierna.
Incidentes diversos y momentos de peligro se produc¨ªan en los primeros tercios.. Uno, tambi¨¦n con ca¨ªda al descubierto, lo salv¨® Luis Miguel Encabo llev¨¢ndose al toro a punta de capote. Otro pudo costarle la vida al picador. Era en el sexto toro, que derrib¨® y, todos al quite, nadie consegu¨ªa encelar a la fiera y sacarla del barullo. El picador corri¨® hacia la barrera, mas justo all¨ª le dio alcance el toro y quiso Dios que marrara el derrote pues si llega a acertar le arranca la cabeza.
Desgarradas las carnes y sangrando hasta la pezu?a, los toros, lejos de aplomarse, se recrec¨ªan en banderillas; se arrancaban con una prontitud, una alegr¨ªa y una fijeza asombrosas.
Ven¨ªan a continuaci¨®n los turnos de muleta y ¨¦se era otro cantar. El toro de lidia verdadero s¨®lo admite el toreo verdadero y, si no, se convierte en un animal peligroso, que puede coger, y coge.
Luis Miguel Encabo vivi¨® esta cruel experiencia. Luis Miguel Encabo, que hab¨ªa banderilleado sin lucimiento, empez¨® su primera faena citando fuera cacho, adelante el pico, y el toro se lo quer¨ªa comer. Recurri¨® a meterse en el costillar y le sac¨® el toro peg¨¢ndole una voltereta. Desbordado en cada muletazo, pon¨ªa tierra por medio cuando un ga?af¨®n le raj¨® entera la taleguilla.
Al quinto toro le estuvo dando Encabo pases por toda la plaza, sin templar, reunir, ni ligar ninguno. Pundonor no le faltaba. Pero el problema no era de voluntad sino de t¨¦cnica torera.
Pep¨ªn Jim¨¦nez tore¨® con hondura y armon¨ªa al boyante primero. Sus redondos, trincherillas y pases de pecho los da uno que yo me s¨¦ y le erigen un monumento .El cuarto ,en cambio,le vino grande . la casta agresiva del cuarto era indomable ante los menguados recursos que aport¨® el torero.
El secreto para dominar a los toros de casta est¨¢ en consentir, templar y mandar y eso lo ejecut¨® a la perfecci¨®n Uceda Leal con el tercero, cuya lentitud y nobleza resultaban excesivas. Sac¨® redondos estupendos, buenos pases de pecho y quiz¨¢ le falt¨® aplicar un mayor repertorio de suertes que excitara el celo del animal. A la encastada nobleza del sexto no le aplic¨® Uceda Leal esta t¨¦cnica ni ninguna. El sexto, que por trap¨ªo, poder, casta y bravura era paradigma del verdadero toro de lidia, se fue sin torear.El toreo moderno no vale cuando sale el toro de lidia verdadero, el que ofrece espect¨¢culo, el que trae emoci¨®n, el que da m¨¦rito a los toreros. Y as¨ª fue la corrida de Hern¨¢ndez Pla; la m¨¢s interesante de la feria.
Babelia
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