Garrotazos
Entre 1821 y 1823, Goya pint¨® una serie de frescos en la llamada Quinta del Sordo (hoy en el Prado) que constituyen el nuevo testamento evang¨¦lico de su pintura negra. Y entre esas composiciones destaca una que se conoce bajo distintos t¨ªtulos: Dos forasteros (Brugada), Los gallegos (Yriarte) o Ri?a a garrotazos (Cat¨¢logo del Prado). En ella figuran "dos mocetones que, enterrados hasta las rodillas en arena o en lodo, luchan con feroz encono sin poder esquivar los golpes. En el paisaje dram¨¢tico que sirve de fondo no se advierte m¨¢s vida que la de alguna hierba rala y,, a la derecha, el paso de unos toros negros. [Esta pintura] se ha. dado como expresiva de la pasi¨®n pol¨ªtica, del odio fratricida" (F. S¨¢nchez Cant¨®n).Dentro de un par de d¨ªas tienen que reunirse los se?ores Aznar y Gonz¨¢lez para celebrar una de sus' raras reuniones en la cumbre. Y es tan tenebroso el clima pol¨ªtico que rodea su encuentro que la imagen que sin duda mejor le cuadra es la pintura de Goya citada m¨¢s arriba, s¨ªmbolo tradicional del enfrentamiento entre las dos Espa?as que atraviesa toda nuestra historia contempor¨¢nea. Pues efectivamente, ambos contendientes actuales tienen sus piernas trabadas por asuntos inconfesables: Aznar por sus opacos v¨ªnculos clientelares con Anson, Ram¨ªrez, Campmany, Cacho, Lia?o y Conde; Gonz¨¢lez por su inexplicada responsabilidad sobre Filesa y los GAL. Y ambos se est¨¢n propinando garrotazos contundentes: Aznar esgrime la amnist¨ªa fiscal, la nacionalizaci¨®n del f¨²tbol y la expropiaci¨®n de Sogecable, mientras Gonz¨¢lez contraataca con la p¨²blica denuncia del aparente gangsterismo de que hacen gala los poderes que hoy controlan Moncloa.
Mientras tanto, la ciudadan¨ªa asiste con estupor al deterioro de la cosa p¨²blica sin poder evitar que los agentes pol¨ªticos se autodestruyan con esterilidad suicida. El Partido Popular acaba de celebrar su primer aniversario en el Gobierno sin poder explotar sus aciertos econ¨®micos, a pesar de que les haya sonado la flauta por casualidad. Y es que en su programa electoral promet¨ªan regeneraci¨®n pol¨ªtica cuando lo ¨²nico que est¨¢n cosechando, como consecuencia de su irresponsable siembra, es mayor degeneraci¨®n pol¨ªtica. Tanto es as¨ª que nos acercamos al Centenario del 98 con la reedici¨®n de un clima pol¨ªtico m¨¢s derrotista que aquel macilento del siglo pasado, pues si entonces la causa fue la p¨¦rdida de una guerra colonial, hoy la raz¨®n es la imposibilidad de ganar una no declarada guerra civil incruenta.As¨ª que a estos hijos de los vencedores de la Guerra Civil, que tan resentidos parecen de que la Historia haya condenado moralmente a sus padres (pues esta mala conciencia heredada es lo ¨²nico que parece poder explicar su obsesiva sed de venganza y su revanchista toma de represalias), m¨¢s que el ep¨ªteto de regeneradores les cuadra el de degeneracionistas. Y lo m¨¢s grave es que lo van a conseguir ya que, en efecto, la escena pol¨ªtica espa?ola est¨¢ degenerando a marchas forzadas, moviendo a sus actores a emprender caminos sin retorno que s¨®lo conducen a la adopci¨®n de t¨¢cticas suicidas.
Pues esta compulsi¨®n autodestructiva est¨¢ contagiando a todos por igual. Al se?or Aznar, que se las da de padrino mafioso para tapar su vergonzante inseguridad. Al se?or Gonz¨¢lez, que se defiende de sus acusadores como gato panza arriba, uniendo su suerte a la de su partido, con lo que le impide superar su hist¨®rica responsabilidad. Al se?or Anguita, marido celoso que prefiere matar a la que considera su leg¨ªtima propiedad, la izquierda espa?ola, antes que verla en manos de otro. Al se?or Arzalluz, que ante su impotencia para desautorizar a los nazis prefiere instrumentarlos a riesgo de destruir Euskadi... Y as¨ª todos, en una carrera suicida por ver qui¨¦n es m¨¢s irresponsable que los dem¨¢s, pues s¨®lo los catalanes (Pujol, Maragall, Rib¨®) parecen conservar el sentido com¨²n y la responsabilidad institucional. Tanto es as¨ª que su sensatez les hace parecer forasteros en un pa¨ªs donde sus naturales s¨®lo a garrotazos intentan medrar.
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