'Poltergeist' en el centro de Madrid
Una sobrecarga el¨¦ctrica quema ordenadores y electrodom¨¦sticos en unas 500 viviendas

El sonido del televisor despert¨® a las 7.30 de ayer a ?ngel Ruiz, vecino de la madrile?a calle de Montesa. "?Anda, nos hemos dejado la tele encendida toda la noche!", se dijo, mientras se levantaba a apagar el aparato. Tras desconectarlo, se volvi¨® al dormitorio. Momentos despu¨¦s, su televisor reventaba, la radio ard¨ªa y las bombillas de su casa saltaban en a?icos. Ruiz ya no volvi¨® a acostarse. Se qued¨® pensando en mitad de un sal¨®n lleno de humo qu¨¦ demonios hab¨ªa pasado. Algo parecido pens¨® V¨ªctor, un joven de un piso adyacente, que miraba incr¨¦dulo c¨®mo su ordenador se encend¨ªa solo y, en vez de programas inform¨¢ticos, lanzaba fogonazos y chispazos.Angel, V¨ªctor y otras 500 personas m¨¢s, seg¨²n la compa?¨ªa el¨¦ctrica Uni¨®n Fenosa, sufrieron ayer alguno de estos efectos poltergeist en el centro de Madrid. Sin embargo, la causa, lejos de estar relacionada con los esp¨ªritus, era puramente terrenal: una sobretensi¨®n en la red el¨¦ctrica. Se pas¨® de los tradicionales 220 voltios a 380 o 400, seg¨²n explicaron los t¨¦cnicos.
Seg¨²n Uni¨®n Fenosa, la aver¨ªa se produjo al cambiar un viejo transformador. "Como era muy antiguo", afirm¨® ayer un responsable de la hidroel¨¦ctrica, "decidimos cambiarlo por uno m¨¢s moderno. Todo iba bien hasta que empezaron a bajar vecinos a la calle preguntando qu¨¦ hab¨ªa ocurrido. En los 35 a?os que llevo en la empresa, nunca hab¨ªa visto nada parecido".Quienes tampoco hab¨ªan visto nada semejante eran los responsables del hotel Don Ram¨®n de la Cruz. Un edificio de 102 habitaciones que, en torno a las 11.30, se qued¨® sin ordenador, centralita, secadora y hal¨®genos. "Las bombillas llevaban toda la ma?ana encendi¨¦ndose y apag¨¢ndose. No le dimos demasiada importancia al principio", relat¨® ayer una empleada. "Hasta que de repente la centralita empez¨® a echar chispas, el ordenador se convirti¨® en una masa de humo y de los hal¨®genos sal¨ªan llamaradas", record¨®.
Momentos despu¨¦s, los clientes del hotel empezaron a llamar a la recepci¨®n porque en las habitaciones no funcionaba nada. "La gente se marchaba y no pod¨ªamos ni hacerles una factura ni darles un caf¨¦. De la m¨¢quina de las tarjetas de cr¨¦dito no hac¨ªan m¨¢s que salir chispas, la centralita estaba carbonizada y la cafetera no funcionaba. ?Un desastre!".Jordi Gotzens, de unos 30 a?os, estaba desolado. Este especialista en log¨ªstica se lamentaba "de haber perdido el trabajo de a?os'.'. "El ordenador, la impresora, los archivos inform¨¢ticos, el televisor, el v¨ªdeo... Todo se ha quemado. No s¨¦ si podr¨¦ recuperar los archivos que llevo a?os elaborando. ?Y ahora qui¨¦n va a pagar todo esto?", preguntaba a los operarios de Uni¨®n Fenosa.El responsable del equipo t¨¦cnico que se desplaz¨® al lugar respond¨ªa con calma cuando el fluido el¨¦ctrico ya estaba restablecido, en torno a la una de la tarde: "Vayan ma?ana [por hoy] a las oficinas de la compa?¨ªa a presentar la reclamaci¨®n y se les atender¨¢. No hay ning¨²n problema. No se preocupen".
Mientras tanto, Jos¨¦ Luis L¨®pez Tob¨ªo, propietario del bar restaurante Flipper, llevaba toda la ma?ana pensando c¨®mo dar de comer a los 20 comensales que hab¨ªan reservado su local para una comuni¨®n. "La m¨¢quina del fr¨ªo se ha estropeado y el microondas est¨¢ achicharrado. No me atrevo ni a poner en marcha la cafetera, no vaya a ser que tambi¨¦n se estropee".
Los vecinos m¨¢s exaltados se dirigieron entonces a una comisar¨ªa cercana a poner las correspondientes denuncias. Sin embargo, la polic¨ªa no las acept¨® "por no ser un asunto penal". "Si Uni¨®n Fenosa no atiende sus reclamaciones, entonces s¨ª pueden denunciarlos ante nosotros. Mientras tanto, es un tema meramente administrativo", explic¨® minuciosamente un agente de la comisar¨ªa de Buenavista.
Los afectados volvieron entonces a sus casas o a los corrillos que se iban formando por el barrio. "No s¨¦ por, qu¨¦ me da que volveremos pronto a la comisar¨ªa. Espero equivocarme", dijo uno. Otro se acordaba de aquellos vecinos que se hab¨ªan marchado de fin de semana: "?Vaya sorpresa que se van a llevar cuando abran la puerta!".
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