La empresa red
El reciente acuerdo entre patronal y sindicatos es un paso importante en el camino que tienen que recorrer empresas y trabajadores para adaptarse, positivamente a las reglas del juego en la nueva econom¨ªa global. Por un lado, demuestra la capacidad aut¨®noma de los interlocutores sociales para tratar sus asuntos independientemente de la pol¨ªtica. Por otro lado, se introducen necesarias medidas de flexibilidad laboral al tiempo que se salvaguarda el principio de la estabilidad del trabajo y, por tanto, de la vida de los trabajadores. Sin embargo, este acuerdo es s¨®lo un primer paso y no aborda el problema m¨¢s importante que tienen enfrente empresas y trabajadores. A saber, su adaptaci¨®n a la nueva forma din¨¢mica de actividad econ¨®mica que se generaliza en todos los ¨¢mbitos de la econom¨ªa global: la empresa red.La empresa red no es una red de empresas, sino una forma de organizaci¨®n en red de las actividades de todo tipo de empresas. As¨ª, las grandes empresas, y en particular las multinacionales, han respondido al desaf¨ªo de la adaptaci¨®n a mercados y a tecnolog¨ªas en un ¨¢mbito global mediante su descentralizaci¨®n interna. No s¨®lo sus filiales en distintos pa¨ªses cuentan con gran autonom¨ªa, sino sus departamentos y divisiones, por tareas y l¨ªneas de producto, tienen iniciativa propia, llegando incluso a competir entre ellas. El caso m¨¢s t¨ªpico es IBM, que, enfrentada con una grave crisis hace 10 a?os, efectu¨® una radical reorganizaci¨®n que ha llevado a la existencia de numerosas mini-IBM, reactivando su capacidad de innovaci¨®n. Por su parte, las peque?as y medias empresas tienden cada vez m¨¢s a formar redes de colaboraci¨®n entre ellas, ganando en flexibilidad a las grandes, pero al mismo tiempo concentrando recursos en com¨²n. Los dos sistemas de redes conectan, es decir, redes de peque?as empresas trabajan para las grandes, pero cada vez m¨¢s no de forma exclusiva para una de ellas, por lo que las redes se cruzan.
El sistema se complica a¨²n m¨¢s mediante las alianzas estrat¨¦gicas entre grandes empresa. Dichas alianzas ponen en com¨²n recursos e ideas de varias empresas en una tarea determinada, para un producto, en un mercado y en un momento. Por ejemplo, cuando Toshiba, Siemens e IBM hicieron un esfuerzo conjunto para dise?ar el prototipo de un chip avanzado destinado al mercado europeo de telecomunicaciones. 0 cuando Telef¨®nica, Televisi¨®n Espa?ola y Televisa organizan una operaci¨®n para el control del mercado de la televisi¨®n digital en Espa?a. Pero los aliados de hoy son competidores de ma?ana. O incluso, en un mismo momento, en otros mercados o en otros productos, participan en distintas alianzas. Las mismas empresas practican a la vez la cooperaci¨®n y la competencia, en una geometr¨ªa variable de proyectos empresariales. En tomo a estos proyectos se organizan redes igualmente cambiantes de peque?as y medias empresas. De modo que, en ¨²ltimo t¨¦rmino, la unidad de actuaci¨®n econ¨®mica no es la empresa, sino el proyecto. En tomo a un proyecto dado se re¨²nen tecnolog¨ªa, capital y trabajo, y las ganancias se reparen entre los distintos participantes en el proyecto. Por tanto, la empresa -y sus accionistas- sigue siendo la unidad jur¨ªdica y financiera, pero ya no la unidad operativa en la producci¨®n y la gesti¨®n.
Esta nueva forma empresarial tiene important¨ªsimas consecuencias para la organizaci¨®n del trabajo y, por tanto, para los trabajadores. Al ser el proyecto la unidad, la contrata de trabajadores m¨¢s conveniente es por servicios, para una actividad dada y s¨®lo por el tiempo de esa actividad. Las empresas prefieren pagar m¨¢s por consultor¨ªas (a nivel alto) o por contratos por tarea o temporales (a nivel bajo) a cambio de no tener que asumir al trabbajador de forma estable, eliminando as¨ª las cargas sociales y adaptando su plantilla a las necesidades de cada momento. Aunque esta forma de organizaci¨®n productiva es en realidad muy antigua, casi de los primeros tiempos de la industrializaci¨®n, ha cobrado un nuevo sentido con las tecnolog¨ªas de informaci¨®n. Es efecto, las nuevas tecnolog¨ªas permiten un funcionamiento flexible en red, con fuerza de trabajo dispersa en distintas empresas y localidades, al tiempo que se coordinan las tareas mediante intercambios telecomunicados.
La nueva econom¨ªa global tiene una arquitectura de red en la que los ingenieros de Bombay (con salarios m¨¢s bajos) trabajan en l¨ªnea con los de Silicon Valley y los de M¨²nich en la creaci¨®n de un programa de software. Y en la que Benetton coordina desde Venecia las redes de producci¨®n de empresas de confecci¨®n proveedoras de Turqu¨ªa y el sur de Italia adaptando el producto a las peticiones de los 5.000 concesionarios independientes en todo el mundo que remiten constante informaci¨®n a los ordenadores de gesti¨®n sobre los colores y formas demandados en cada mercado. Informaci¨®n a la que Benetton responde cada tres meses. La empresa competidora Gap ha creado una red a¨²n m¨¢s din¨¢mica, que responde en menos de dos meses, y est¨¢ desplazando a Benetton entre los clientes m¨¢s j¨®venes. O tome por ejemplo el caso de Cisco, la empresa californiana de moda que, creada en 1984, ha alcanzado en 1997 un valor de capitalizaci¨®n de 50.000 millones de d¨®lares, superior al de General Motors. Cisco produce el 80% de los conmutadores electr¨®nicos para las rutas de Internet. Pero apenas produce nada materialmente. Tiene tecnolog¨ªa, que actualiza constantemente. Y colabora con distintas empresas en la producci¨®n de los chips, ordenadores y componentes necesarios para sus equipos. Y luego contrata a otras empresas para su ensamblaje y a otras para su distribuci¨®n y venta. Y otras para su gesti¨®n financiera. Y a otras para proporcionarle los ingenieros adecuados en el momento preciso. Incluso lo suyo espec¨ªfico, a saber, la tecnolog¨ªa, tambi¨¦n lo desarrolla, en parte, mediante consultor¨ªas de dise?adores especializados en cada tarea. Cisco es una empresa, pero sus trabajadores, con excepci¨®n de un n¨²cleo altamente cualificado, se distribuyen en red y cambian constantemente, puesto que son en realidad trabajadores de otras empresas o por cuenta propia.
La empresa que emplea a m¨¢s gente en Estados Unidos es Manpower (900.000 empleados), que es precisamente la empresa de servicios de trabajo temporal: la mayor¨ªa de esos 900.000 empleados son trabajadores de una red. ?Es precario este trabajo? Depende c¨®mo se mire. Lo es en el sentido gramatical del t¨¦rmino, a saber: puede empezar y acabar en cada momento. Pero no lo es, al menos no de entrada, en dos sentidos importantes. El nuevo tipo de trabajador aut¨®nomo (porque eso es, en ¨²ltimo t¨¦rmino) caracteriza muchas de las actividades de alto nivel mejor pagadas. Por ejemplo, los estudios que, con Martin Camoy, de la Universidad de Stanford, hemos realizado sobre el mercado de trabajo en la regi¨®n m¨¢s din¨¢mica y rica del mundo, Silicon Valley, muestran que al menos el 50% de los nuevos empleos creados en los ¨²ltimos 10 a?os (a?os de gran crecimiento del empleo) son de car¨¢cter temporal o de consultor¨ªa, pero el salarlo medio de estos empleos es el doble del salario medio norteamericano. Y tampoco la precariedad est¨¢ asociada al paro, sino m¨¢s bien al rev¨¦s. Como se sabe, Estados Unidos, en plena difusi¨®n de nuevas tecnolog¨ªas en f¨¢bricas y oficinas, acaba de registrar el nivel de paro m¨¢s bajo de los ¨²ltimos 24 a?os: 4,9%, demostrando de nuevo que el problema del paro europeo no es tecnol¨®gico, sino derivado de las pol¨ªticas macroecon¨®micas restrictivas y de la rigidez de las instituciones laborales.
As¨ª pues, en una econom¨ªa de demanda global, por tanto en cambio constante y de r¨¢pida transformaci¨®n tecnol¨®gica en procesos y productos, la empresa red es el instrumento necesario para asegurar la flexibilidad, que es la madre de la competitividad. Pero la empresa red tambi¨¦n tiene efectos nocivos. Dos, esencialmente. Para los trabajadores, individualiza su relaci¨®n con su empleador, haci¨¦ndolos mucho m¨¢s vulnerables. Y su capacidad de negociaci¨®n disminuye m¨¢s en los bajos niveles de cualificaci¨®n, por lo que se acent¨²a la desigualdad salarial y de condiciones de trabajo. Hoy por hoy, los sindicatos no funcionan en red, por lo que la generalizaci¨®n de esta forma productiva en ¨²ltimo t¨¦rmino acaba con los actuales sindicatos como forma de organizaci¨®n de los trabajadores, aunque no necesariamente con su papel pol¨ªtico. Y ello representar¨ªa una quiebra esencial de nuestro sistema de convivencia. Para las empresas, tambi¨¦n se plantea una contradicci¨®n fundamental entre la flexibilidad necesaria para la competitividad y la permanencia del trabajo c¨®mo elemento esencial de productividad. En efecto, s¨®lo el conocimiento acumulado del funcionamiento de la empresa por parte del trabajador y su implicaci¨®n en los resultados de la misma asegura una plena movilizaci¨®n de los recursos mentales del trabajador, tal y como ha demostrado Nonaka, el especialista de la gesti¨®n japonesa. Y en la econom¨ªa informacional, la calidad y motivaci¨®n del trabajador son fuente esencial de productividad. Pero en condiciones de precariedad, ?por qu¨¦ va el trabajador a preocuparse de lo que hace en una empresa que nunca es la suya? M¨¢s bien, al contrario, procede a acumular conocimiento en ¨¦l, no en la empresa, para aumentar su capacidad individual de negociaci¨®n.
Las dos contradicciones de la empresa red, a saber, entre dinamismo econ¨®mico y desprotecci¨®n social, y entre flexibilidad competitiva y estabilidad productiva, constituyen la trama del verdadero debate para empresas y trabajadores en la nueva econom¨ªa global. Un debate en el que tendr¨¢n que avanzar nuestros empresarios y sindicatos para encontrar soluciones antes de que se consume la integraci¨®n total de las econom¨ªas espa?ola y europea en el nuevo ¨¢mbito global. Porque la globalidad funciona mediante redes y las redes son, hoy por hoy, socialmente incontrolables.
Manuel Castells es autor de La sociedad red, de pr¨®xima publicaci¨®n por Alianza Editorial.
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