La verdad de las cifras

La Rep¨²blica tiene sus ritos: en cada cambio de Gobierno, los reci¨¦n llegados tienen la costumbre de encargar una auditor¨ªa de las cuentas p¨²blicas. ( ... )Parece, pues, que Lionel Jospin se plantea recurrir a una vieja pr¨¢ctica -incluso estar¨ªamos tentados de decir que a una vieja triqui?uela- cuando anuncia que tambi¨¦n ¨¦l encargar¨ªa una investigaci¨®n. ( ... ) Esta clase de operaci¨®n verdad no ha estado nunca desprovista de segundas intenciones. Cuando un candidato en campa?a anuncia una auditor¨ªa de este tipo, lo hace para introducir la duda, para apoyar la idea de que las cuentas oficiales est¨¢n retocadas; es decir, falseadas. De esta forma puede advertir de antemano a su electorado que si no pudieran cumplirse todas las promesas electorales ser¨ªa porque la situaci¨®n es peor de lo que se pensaba. Es el golpe de la herencia recibida.

Y, sin embargo, esta vez, el debate tiene otro cariz. Seg¨²n algunas previsiones confidenciales de la Direcci¨®n del Presupuesto ( ... ), las cuentas p¨²blicas, y especialmente las cuentas sociales, estar¨ªan en una situaci¨®n mucho m¨¢s degradada de lo que se pensaba. ( ... ) El Ministerio de Hacienda ha contestado siempre negativamente a nuestra solicitud de hacer p¨²blico su informe de perspectiva. Es verdad que se trata de un documento que ha de interpretarse con precauci¨®n. ( ... ) Con todo, aunque el ciudadano no disponga de cifras exactas, es la tendencia de ellas lo que cuenta. Y ¨¦sta es conocida.

19 de mayo