La estocada y el bajonazo

La suerte de matar, cenit del enfrentamiento del torero con la bestia, se juzga m¨¢s por la situaci¨®n de la espada que por su ejecuci¨®n, donde reside la belleza y el m¨¦rito. Cierto que la colocaci¨®n del acero casi siempre se empareja con la pureza y rectitud de la acci¨®n, pero justo es matizar...Por l¨®gica, cada vez que se ejecuta el volapi¨¦ con la integridad que la ciencia torera [basada en el razonamiento f¨ªsico] recomienda, la situaci¨®n del acero, sin mediar accidente, debe quedar correctamente. El 90% de las veces que no es as¨ª es a causa de un extra?o del toro, un traspi¨¦, etc¨¦tera.

Ante la dificultad que exist¨ªa a finales del siglo XVIII de matar recibiendo a los toros, mansos o agotados, Costillares decidi¨® ir hacia el animal en lugar de esperarlo. Naci¨® el volapi¨¦.

Esta suerte requiere que el toro tenga las patas delanteras lo m¨¢s juntas posible con el fin de que las esc¨¢pulas (om¨®platos) abran y descubran al m¨¢ximo el hoyo de las agujas. T¨¦cnica inservible si el torero, como es habitual, se perfila desde muy largo y al alcanzar la punta de la espada el morrillo ya se han desplazado las agujas y disminuido el hueco: pinchazo al canto.

Por el contrario, si el cite es en corto y la acci¨®n presta, cuando el animal mueva una de sus extremidades delanteras la punta del acero ya est¨¢ clavada en el lugar id¨®neo. Los grandes matadores que en el toreo han sido se perfilaron as¨ª, "en corto y por derecho", como reza la frase can¨®nica torera.

?Para qu¨¦ igualar si, a causa de la excesiva distancia en que se sit¨²an muchos matadores actuales, pierden un tiempo y dejan cerrar la obertura donde debe instalarse el estoque? Adem¨¢s, en lugar de los ortodoxos tres tiempos: perfilar, arrancar con la pierna izquierda, cruzar la derecha y girar la cintura para enfrentarse con los pitones, dan varios pasos de banderilla, algunos cuartean, y se salen de la suerte.

La foto de la estocada ideal es aqu¨¦lla en que se ve la mano del matador llegar al morrillo del toro, a la vez que mantiene la muleta ante su humillado hocico, mientras las patas delanteras del animal permanecen juntas a¨²n. La presteza de la acci¨®n no permiti¨® que se "descuadraran". Existen im¨¢genes de diestros en esta actitud: Rafael Ortega, Jaime Ostos, Paco Camino..., dignas de saborear como ejemplos de ejecuci¨®n de la suerte suprema.

La perfecta ejecuci¨®n de la estocada transmite al espectador la sensaci¨®n de estar ante un grupo escult¨®rico que en segundos, y, sin embargo, lentos instantes, encajan toro y torero en un todo arm¨®nico, est¨¦tico y bello. No es de extra?ar la emoci¨®n y posterior explosi¨®n entusiasta que despierta.

El bajonazo, deplorable recurso, s¨®lo admitido ante un "barrab¨¢s" que "va a por los dineros de la temporada", de los que ahora salen muy pocos, es la degeneraci¨®n del volapi¨¦ desde el inicio hasta la consumaci¨®n Final. Premeditado y alevoso, busca las cercan¨ªas del gollete donde los vasos importantes est¨¢n m¨¢s a flor de piel. Env¨¦s de la estocada, la denigra.

Juan Posada es matador retirado y periodista.