Escolta, Espanya
El autor aboga por avanzar en la construcci¨®n de un espacio verazmente plurinacional que permita la articulaci¨®n de Catalu?a en el Estado desde el respeto y el reconocimiento de su hecho diferencial
Hasta hace pocas fechas diferentes medios de comunicaci¨®n se han venido haciendo eco de la intervenci¨®n que realiz¨® el presidente de la Generalitat ante el Senado el pasado 11 de marzo. Algunas reacciones y r¨¦plicas tanto del ¨¢mbito period¨ªstico como sobre todo del pol¨ªtico dieron a entender que las pretensiones del presidente no encajaban en el marco constitucional vigente y, a¨²n m¨¢s, no pod¨ªan ser tomadas en consideraci¨®n atendiendo a la simple raz¨®n de que la soberan¨ªa no es compartible. A mi entender, deber¨ªa bastar por s¨ª sola la lectura de la intervenci¨®n ante el Senado en el debate sobre el Estado de las Autonom¨ªas para ver con claridad que estas cr¨ªticas no est¨¢n fundamentadas o, en todo caso, que son claramente superables desde un inequ¨ªvoco compromiso con la gobernabilidad del Estado.El mensaje del presidente no fue otro que hacer evidente la necesidad de un trato igualitario para los distintos pueblos que componen el Estado espa?ol desde la constataci¨®n de que se trata de un Estado plurinacional y, por lo tanto, con hechos diferenciales que requieren de reconocimientos singulares. Sin embargo, parece ser que desde determinados sectores no se est¨¢ en disposici¨®n de atender la profunda significaci¨®n de dicho mensaje y se prefiere silenciar o matizar su contenido.
Sin duda, Espa?a sigue siendo la misma, pero, a pesar de ello, los tiempos son distintos y sus gentes tambi¨¦n. Es por ello que no puede tener -ni debe tener- ning¨²n sentido seguir tratando a Catalu?a como se hac¨ªa en ¨¦pocas pasadas.
Es evidente que las palabras de Jord¨ª Pujol tuvieron peso y categor¨ªa de hombre de Estado. En este sentido, si en algo han coincidido pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n de distinto signo ha sido en valorar su intervenci¨®n. como la de m¨¢s contenido y profundidad pol¨ªtica de las que tuvieron lugar en aquel foro parla mentarlo. Sin embargo, nada dijo sustancialmente distinto de lo enunciado en anteriores ocasiones. Y es que, en referencia al objetivo de una Catalu?a en plenitud de su autogobierno, Jordi Pujol expone ahora, en esencia, lo que expon¨ªa hace 20 a?os porque sigue teniendo vigencia. Entonces, pues, ?qu¨¦ resortes se han movido para que provocaran tanta expectaci¨®n? Es evidente que los cambios se han producido en el marco estructural. En este sentido, no hubo otro c¨¢ntico a la esperanza, y a las posibilidades de la Espa?a actual como el que enton¨® el propio presidente, ni tampoco se dio una parecida expresi¨®n de fe en el futuro:
"Veo Espa?a como un pa¨ªs de buen nivel europeo, con un considerable potencial de crecimiento, competitivo a escala internacional, con los mismos problemas, pero tambi¨¦n las mismas posibilidades que los pa¨ªses europeos avanzados en el mantenimiento de un buen Estado del bienestar. Le veo como el pa¨ªs que ha hecho un esfuerzo -el m¨¢s importante de Europa de redistribuci¨®n territorial de la renta".
Estas palabras no son, sin lugar a dudas, elogios gratuitos ni aduladores, sino que son una invitaci¨®n y una clara llamada a la responsabilidad. Un pa¨ªs que ha llevado a cabo tales avances debe hallarse ya en condiciones de sentar de forma definitiva las bases para que las diferentes partes que lo componen puedan sentirse integradas y, al mismo tiempo, fieles a su identidad. En cambio, si Espa?a continuara siendo un pa¨ªs alejado de Europa y contrario por sistema a toda forma de di¨¢logo, la intervenci¨®n de Jordi Pujol habr¨ªa tenido otro matiz, Veinte a?os de democracia han cambiado mucho las cosas y entre ellas la capacidad de tener en cuenta a quienes hablan desde coordenadas distintas.
Ah¨ª est¨¢, pues, la gran aportaci¨®n del presidente en su discurso del d¨ªa 11 de marzo: puesto que entre todos hemos hecho que Espa?a haya evolucionado para bien, es de una gran responsabilidad y de una gran justicia hist¨®rica hacer todo lo posible para que Catalu?a pueda encontrar su propio espacio. En cambio, ser¨ªa trivializar la aportaci¨®n de Jordi Pujol si se fijara la controversia sobre si lo novedoso estriba en la menci¨®n de la soberan¨ªa compartida y limitada pero real de que gozaba durante los Austrias o la alusi¨®n "al Rey de las Espa?as".
Lo novedoso -insisto- hay que buscarlo en la menci¨®n de la Oda a Espanya de Joan Maragall, a trav¨¦s del "Escolta, Espanya" ("Escucha, Espa?a"), donde invita a Espa?a a abrazar un futuro de progreso y modernizaci¨®n; o en la menci¨®n del "Escolta, Sepharad" de Espriu, cuando se?alaba que los pueblos no pueden ser si no son libres, y, evidentemente, en el "Escolta, Espanya" del mismo presidente, con la pretensi¨®n de' buscar una articulaci¨®n satisfactoria de Catalu?a en el seno de Espa?a, una transformaci¨®n pendiente de primer¨ªsima magnitud, para la obtenci¨®n de la cual deber¨ªamos encaminarnos hacia una resoluci¨®n satisfactoria de la estructura estatal en relaci¨®n a las aspiraciones de las autonom¨ªas "hist¨®ricas" y del lugar que en su seno se reserva para Catalu?a.
Y el corolario final pone de manifiesto, una vez m¨¢s, el sentido ¨²ltimo de dicha aportaci¨®n, dejando entrever que Espa?a no puede dejar escapar una ocasi¨®n de oro para solucionar lo que en otros tiempos se convino en llamar "el problema catal¨¢n". Este problema todav¨ªa sigue en pie, haciendo buenas las palabras de Francesc Camb¨® ante Alfonso XIII, en Barcelona, cuando le expuso que pasar¨ªan los hombres, los partidos y los reg¨ªmenes pol¨ªticos, pero que Catalu?a persistir¨ªa.
Ya que se desperdici¨® la ocasi¨®n de la Rep¨²blica de 1931, tampoco la transici¨®n de 1977 supo encauzarlo con suficiente acierto. Ahora tenemos ante nosotros la tercera oportunidad en lo que va de, siglo y la historia nunca ofrece tantas oportunidades. Seamos responsables, pues, y aprovechemos para avanzar en la construcci¨®n de un espacio verazmente plurinacional que permita la articulaci¨®n de Catalu?a en el Estado desde el respeto y el reconocimiento de su hecho diferencial y de la voluntad de los catalanes de disponer de mayores niveles de soberan¨ªa pol¨ªtica.
Xavier Trias es consejero de la Presidencia de la Generalitat de Catalu?a.
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