Todo el poder para Kabila
LAURENT KABILA es desde ayer el jefe del Estado de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo. Esto era previsible. Con un Ej¨¦rcito disciplinado y efectivo hab¨ªa logrado en pocos meses hacerse con el control total del antiguo Zaire sin apenas encontrar resistencia por parte del difunto r¨¦gimen de Mobutu Sese Seko. Kabila no ten¨ªa rival alguno que pudiera disputarle el cargo. Lo realmente preocupante es todo lo dem¨¢s. Aunque el nuevo presidente ha prometido convocar elecciones presidenciales y legislativas en abril de 1999, Kabila ha asumido por decreto todos los poderes en el pa¨ªs. Los poderes ejecutivo, legislativo y militar pasan directamente a su persona, seg¨²n se anunci¨® ayer, "hasta la adopci¨®n de una nueva Constituci¨®n".El presidente surafricano, Nelson Mandela, que ha criticado a Occidente por demonizar a Kabila, deber¨ªa entender que la comunidad internacional vea con creciente inquietud la muy manifiesta tendencia del nuevo jefe de Estado a alejarse de todos los procedimientos habituales para la apertura de un proceso democratizador. La marginaci¨®n total de la oposici¨®n civil de ?tienne Tshisekedi, la prohibici¨®n de manifestaciones y actividades pol¨ªticas, la contundencia con que el Ej¨¦rcito actu¨® el mi¨¦rcoles en Kinshasa contra las protestas hacia su pol¨ªtica, son s¨®lo algunas muestras de que el talante de Kabila no es precisamente integrador. De hecho, es ya el dictador de la llamada Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo. Y ya se est¨¢n difuminando las esperanzas de que, tras a?os de satrap¨ªa personal de Mobutu, aquel gran pa¨ªs africano emprendiera un camino nuevo hacia la democratizaci¨®n, el Gobierno civil y la transparencia. El nuevo jefe del Estado sabe que para gobernar el Congo y dirigir su desarrollo debe ser respetado en el exterior m¨¢s all¨¢ de la simpat¨ªa y confianza que hacia ¨¦l parece sentir Mandela. La comunidad internacional seguir¨¢ con atenci¨®n los siguientes pasos que d¨¦ Kabila. Habiendo asumido todos los poderes del Estado, ¨¦l ser¨¢ tambi¨¦n el ¨²nico responsable de los mismos.
Por ello, es imprescindible que la comunidad internacional, y especialmente Estados Unidos y Sur¨¢frica, presione para que el periodo de transici¨®n hacia las elecciones sea m¨¢s corto del propuesto por el nuevo dictador congole?o y puedan celebrarse mucho antes de la primavera de 1999. Por desgracia, la pol¨ªtica francesa hacia el Zaire de Mobutu ha sido tan desafortunada hasta el ¨²ltimo momento que ha anulado ya en la pr¨¢ctica toda influencia de Par¨ªs sobre el nuevo Congo. Adem¨¢s, en dicho periodo de transici¨®n hacia las elecciones debe garantizarse que todas las fuerzas pol¨ªticas del pa¨ªs tengan la posibilidad de realizar sus actividades y expresarse con libertad. Sin estas condiciones, la transici¨®n conducir¨¢ a unas elecciones fraudulentas y hacia una Asamblea constituyente no representativa. La Constituci¨®n que emane de tal Parlamento no tendr¨¢ m¨¢s valor democr¨¢tico que los decretos emitidos por Kabila por los que ha asumido todos los poderes del Estado.
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