Francia celebra hoy la segunda vuelta de las elecciones m¨¢s imprescindibles desde 1978
Philippe S¨¦guin, el nuevo mascar¨®n de proa de la Coalici¨®n Presidencial, pide una movilizaci¨®n de ¨²ltima hora del voto conservador para evitar que "Francia se despierte el lunes con una terrible resaca y cinco a?os de Gobierno socialista". Lionel Jospin, el l¨ªder del Partido Socialista (PS), llama a "confirmar y amplificar" la ventaja de la izquierda en la primera vuelta. Hoy es el d¨ªa decisivo y todo es posible. Casi 39 millones de electores est¨¢n llamados a las urnas para elegir una nueva Asamblea Nacional. Con los pron¨®sticos ligeramente favorables a los socialistas, la balanza est¨¢ en manos de los m¨¢s de siete millones de abstencionistas del domingo pasado. Para los socialistas, perder ser¨ªa una decepci¨®n. Para la derecha, un desastre.
Hay que remontarse a 1978 para encontrar unas elecciones legislativas francesas de resultado tan impredecible como el de hoy. La derecha parte con desventaja. Perdi¨® la primera vuelta el domingo pasado, ha cambiado de l¨ªder y, con las prisas, ha olvidado su programa. Adem¨¢s, en la Coalici¨®n Presidencial han a?orado las divisiones, algo que los electores suelen castigar. Pero tal vez la aparici¨®n de Philippe S¨¦guin, aunque tard¨ªa, sea capaz de despertar una nueva ilusi¨®n entre los votantes. Bastantes de las papeletas obtenidas por la izquierda hace una semana eran, en realidad, votos contra Alain Jupp¨¦. Una vez propinado el bofet¨®n a Jaeques Chirac, por incumplir sus promesas electorales, y ya abatido Jupp¨¦, el electorado franc¨¦s podr¨ªa con ceder a ¨²ltima hora una nueva oportunidad a la derecha.
"Nueva oportunidad"
Philippe S¨¦guin, un orador excepcional, ha dedicado los dos d¨ªas escasos de que ha dispuesto para ejercer el liderazgo a insistir en el mensaje de la "nueva oportunidad". Esta vez, promete S¨¦guin, Chirac cumplir¨¢ sus pro mesas de 1995: reducir la "fractura social" y combatir el desempleo por todos los medios. El nuevo campe¨®n de la derecha se ofrece como garant¨ªa de que "en adelante, el presidente no ser¨¢ mal aconsejado". Tambi¨¦n ha imprimido un giro sustancial a la pol¨ªtica, europea de la coalici¨®n. "Hay que incluir en el Tratado de Maastricht que el empleo es la prioridad entre las prioridades", afirma. De fracasar la soluci¨®n S¨¨guin y ser vencida, la Coalici¨®n Presidencial se adentrar¨¢ en terreno peligroso. "SI perdemos, la derecha se har¨¢ migas", pronostica Alain Lamassoure, ministro del Presupuesto y portavoz del Gobierno saliente.
El frente compuesto por los neogaullistas de la Uni¨®n por la Rep¨²blica (RPR) y los liberal-centristas de la Uni¨®n para la Democracia Francesa (UDF) no s¨®lo se arriesga a caer en la oposici¨®n, pese a disponer del 80% de los esca?os en la Asamblea reci¨¦n disuelta.
El riesgo m¨¢s grave es el de es tallar en pedazos. Dentro de la UDF, los centristas de Fran?ois Bayrou podr¨ªan sucumbir a la tentaci¨®n de constituirse en partido aut¨®nomo. El propio secretario general de la UDF, Claude Goasguen, admite la "posibilidad de una escisi¨®n".
El partido neogaullista es mucho m¨¢s homog¨¦neo y disciplinado y no parece correr peligro pero en caso, de derrota deber¨¢ someterse a un dif¨ªcil debate interno entre los partidarios de buscar futuros acuerdos electorales con el Frente Nacional (FN) y quienes, como el a¨²n presidente del partido, Alain Jupp¨¦, se niegan en redondo a pactar con la ultraderecha.
El hecho indudable es que el FN, convertido ya en tercer partido de Francia tras PS y RPR, erosiona de forma continuada al electorado de la derecha democr¨¢tica. La actual Coalici¨®n Presidencial, unida o por separado, tendr¨¢ que buscar f¨®rmulas para atajar esa fuga de votos.
Los socialistas, por su parte, afrontan la jornada con tranquilidad. Repiten que ya han ganado, y es cierto. De la nada, Lionel Jospin les ha devuelto a la condici¨®n de mayor partido de Francia. Algunos de sus dirigentes reconocen incluso, desde el anonimato, que preferir¨ªan perder por poco e instalarse c¨®modamente en el Parlamento como oposici¨®n fuerte, para dejar que la derecha siguiera asumiendo el coste de la dificil¨ªsima situaci¨®n del pa¨ªs.
Sin embargo, y a pesar de algunos roces de ¨²ltima hora con sus aliados comunistas, a los que no han satisfecho las palabras de Jospin sobre "la necesidad de aplicar gradualmente" las propuestas de la izquierda, los socialistas se saben favoritos y est¨¢n casi convencidos de la victoria. Perder, para ellos, ser¨ªa algo m¨¢s que una decepci¨®n: ser¨ªa una sorpresa.
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