El Valladolid consolida su opci¨®n europea ante el Deportivo
Al comenzar el campeonato parec¨ªa carne de descenso y todav¨ªa hoy muchos aficionados no sabr¨ªan decir de memoria los nombres de m¨¢s de dos o tres de sus futbolistas. Desde el anonimato, el Valladolid ha trazado en esta Liga una trayectoria impecable para satisfacci¨®n de los que a¨²n piensan que los equipos peque?os y los jugadores baratos pueden lograr victorias sin ofender el buen gusto futbol¨ªstico. El Valladolid sali¨® de Riazor catapultado hacia su Maastricht particular, una clasificaci¨®n europea que puede llegar muy pronto y se merece tanto como el que m¨¢s.Arrastr¨® del Deportivo la losa de una defensa descoyuntada, en la que ayer aparecieron Paco, con su habitual cat¨¢logo de errores, y Djukic, descentrado psicol¨®gicamente por su foll¨®n con Lendoiro y su inminente marcha al Valencia. El l¨ªbero serbio quien, a despecho de lo que difunden algunos cafres, dejar¨¢ un recuerdo imborrable en Riazor- vivi¨® una tarde extra?a y cometi¨® errores infrecuentes en un futbolista de su intuici¨®n, tacto y elegancia. Parte del p¨²blico respondi¨® con silbidos a cada intervenci¨®n suya. Inmediatamente la mayor¨ªa acallaba los reproches con aplausos, en una nueva demostraci¨®n de que, a pesar de todo, el p¨²blico de Riazor sabe ser generoso y agradecido con sus h¨¦roes ca¨ªdos.
El Deportivo no tard¨® nada en delatar su fragilidad defensiva. Corr¨ªa el minuto tres y en la primera aproximaci¨®n del Valladolid Peternac apareci¨® incomprensiblemente solo en el punto de penalti. Songo'o logr¨® desbaratar su primer disparo, pero ya no se bast¨® para impedir el remate siguiente de Benjam¨ªn. Herido por el gol, el Deportivo ofreci¨® a continuaci¨®n sus mejores minutos. Pareci¨® que podr¨ªa remontar el vuelo. Pronto se pudo ver, sin embargo, que los presagios eran pura filfa.
El Valladolid no perdi¨® los nervios ni el orden ni el buen sentido del juego, ni tampoco sucumbi¨® a la tentaci¨®n de amurallarse. M¨¢s bien al contrario: tras la tibia reacci¨®n local, los visitantes se agigantaron hasta adue?arse del partido en la segunda parte, dar una ins¨®lita impresi¨®n de suficiencia sobre su adversario y demostrar que entre su an¨®nimo pelot¨®n se esconden futbolistas estupendos.
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