Los b¨¢lticos quieren ser Europa
Letonia y sus vecinos huyen de la esfera rusa y preparan su entrada en la OTAN
Ya no hay g¨¦lidas miradas sovi¨¦ticas en la frontera b¨¢ltica. Hoy, los soldados reciben a los viajeros en perfecto ingl¨¦s brit¨¢nico, aprenden doctrina occidental en cuarteles norteamericanos y han dado largas zancadas para alejarse de Mosc¨². Los b¨¢lticos se preparan a toda m¨¢quina, lo quiera o no Bruselas, para ingresar en la Uni¨®n Europea y en la OTAN. ?sas son las prioridades del Gobierno let¨®n, y a ellas se somete todo lo dem¨¢s, incluidas, por ejemplo, las miserables pensiones.Un batall¨®n b¨¢ltico preparado para misiones de mantenimiento de paz, una escuadrilla a¨¦rea y una escuadra naval son las ofrendas que, con una fe y entrega casi religiosa, presentan Letonia, Estonia y Lituania para llamar a la puerta de Occidente. Con ello, con sus peque?os ej¨¦rcitos regulares y con una cotiza" da posici¨®n estrat¨¦gica por ser puerta de tr¨¢nsito hacia Rusia a trav¨¦s del mar B¨¢ltico, lanzan su mejor oferta: ampliar la zona de seguridad bajo control de la OTAN.
Tarea dif¨ªcil. Rusia se opone frontal y amenazadoramente a que la Alianza Atl¨¢ntica se extienda hasta sus fronteras. Por ello, la ampliaci¨®n en esta primera fase hacia la Rep¨²blica Checa, Hungr¨ªa, Polonia e incluso Eslovenia y Rumania puede ser aceptada. Lo que no parece Mosc¨² dispuesto a aceptar jam¨¢s es que pa¨ªses fronterizos, especialmente los que formaban parte de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, est¨¦n alg¨²n d¨ªa en la organizaci¨®n atl¨¢ntica.
"Ya estamos preparados para entrar en la Uni¨®n Europea. Ya cumplimos los criterios de convergencia de Maastricht", asegura el ministro de Asuntos Exteriores let¨®n, Valdis Birkavs. ?l, al igual que una docena de t¨¦cnicos y dirigentes del Gobierno liberal de este pa¨ªs b¨¢ltico consultados por este peri¨®dico, repite machaconamente unas cifras que ya quisieran para s¨ª la mayor¨ªa de los pa¨ªses ex comunistas: en 1997 ya no habr¨¢ d¨¦ficit presupuestario; la inflaci¨®n se ha reducido a menos del 10%, despu¨¦s de cifras de hasta el 986% en 1992; el paro es del 7,2%, mucho menor que en unos cuantos pa¨ªses de la UE, y para el a?o pr¨®ximo "ya no habr¨¢ nada que privatizar".
?sa es la cara de su moneda. La cruz, la llevan los 630.000 pensionistas y una inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n, que ha pasado de la c¨®moda situaci¨®n econ¨®mica durante el comunismo a la pobreza, muchas veces dram¨¢tica, propia de un capitalismo salvaje en una sociedad invertebrada.
"S¨ª. Por desgracia, ahora no podemos pagar m¨¢s a los jubilados. Hemos sido devastados por el comunismo, y esto ha hecho m¨¢s da?o que una bomba nuclear. Por eso, los ancianos y los ni?os sufren las consecuencias", asegura sin pesta?ear el gobernador del Banco Central de Letonia, un joven flem¨¢tico y de aire suficiente en el despacho m¨¢s lujoso y vigilado de cuantos se ven en Riga. "El Estado debe solucionar esos problemas, pero, por desgracia, ahora est¨¢ limitado por el presupuesto. Seg¨²n ¨¦ste crezca ser¨¢ mejor para los ancianos y los ni?os".
Los ancianos, que pueblan con mirada desencajada los bellos parques de la capital letona, cobran 40 lats al mes (unas 10.000 pesetas), y s¨®lo la calefacci¨®n de sus pisos a¨²n estatales cuesta 20. Para ese 30% que no alcanza a pagar su piso en Riga, al vicealcalde no se le mueve una ceja al enunciar su respuesta: "Para ellos tenemos unas residencias sociales", asegura el mismo que identifica el tr¨¢fico como el primer problema de la capital.
"La gente est¨¢ luchando por la supervivencia. Ahora mismo estamos repitiendo el modelo latinoamericano, con una minor¨ªa adinerada y una mayor¨ªa de pobres", cuenta el polit¨®logo Atis Lejins. "El debate principal en la calle es luchar por la comida, por pagar el piso y, si sobra, por encontrar ropa barata. El gran desaf¨ªo que afrontamos es construir una clase media".
Peor a¨²n lo tienen los poetas, que pisan con l¨ªrica languidez el ruinoso edificio de la Uni¨®n de Escritores de Letonia, antes basti¨®n de los autores mimados por el comunismo. "Sucedi¨® lo m¨¢s sorprendente que pudo pasar: Letonia es un Estado independiente. Pero la euforia inicial se esfum¨® y aparecieron sentimientos de amargura y decepci¨®n. Ahora vemos que la libertad no es s¨®lo un regalo, sino una responsabilidad", confiesa el poeta Leons Briedos. Su colega Edvins Raups, vali¨¦ndose de la cita en la que Camus define al poeta como el ser al que los dem¨¢s pagan para que suspire, lo concreta mejor: "Hoy, ya nadie nos paga por suspirar".
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