Feminismo cient¨ªfico
Un trabajo demuestra que las mujeres logran menos becas de investigaci¨®n por razones ajenas a la cualificaci¨®n
Dos investigadoras de Suecia han afianzado una convicci¨®n que las mujeres han mantenido durante mucho tiempo: que ser un hombre y tener los contactos adecuados sigue siendo una v¨ªa m¨¢s eficaz para conseguir un trabajo, aunque la competencia femenina est¨¦ m¨¢s cualificada. Las doctoras Christine Wenneras y Agnes Wold han descubierto que el Consejo de Investigaciones M¨¦dicas de Suecia tiende a conceder m¨¢s becas de investigaci¨®n a hombres que a mujeres. Las posibilidades de los candidatos tambi¨¦n se ven incrementadas si tienen relaci¨®n personal con alg¨²n miembro del tribunal de selecci¨®n.A ra¨ªz de una investigaci¨®n exhaustiva de los m¨¦todos de selecci¨®n del Consejo para la concesi¨®n de becas posdoctorales llevada a cabo en 1995, las investigadoras tambi¨¦n descubrieron que los hombres que triunfaban estaban considerablemente menos cualificados que las mujeres elegidas para los puestos. Wenneras y Wold, dos investigadoras de la Universidad Goeteborg de Suecia, publicaron recientemente su trabajo en el semanario cient¨ªfico Nature.
Seg¨²n ellas, la idea de la investigaci¨®n surgi¨® ante el hecho de que "el porcentaje de ¨¦xito de las aspirantes de sexo femenino que solicitaban becas posdoctorales en el Consejo en los a?os noventa ha sido inferior a la mitad del de los aspirantes de sexo masculino". A pesar de que obtienen poco menos de la mitad de los t¨ªtulos de doctorado en ciencias biom¨¦dicas, las mujeres de Suecia ocupan s¨®lo un 25% de los puestos posdoctorales y s¨®lo un 7% de los puestos docentes. Entre las razones citadas a menudo para explicar este desequilibrio se encuentran: que las mujeres est¨¢n menos interesadas en una carrera que los hombres, que su trabajo es inferior al de los hombres o simplemente que tienden a sufrir una mayor discriminaci¨®n debido a su sexo.
Investigar si el Consejo sueco trataba a ambos sexos por igual era una forma de abordar la cuesti¨®n de si la discriminaci¨®n sexual existe. Las investigadoras decidieron analizar los criterios seg¨²n los cuales los tribunales de selecci¨®n del Consejo adjudicaron becas posdoctorales en 1995, cuando se concedieron 20 becas entre un total de 114 solicitantes, 62 de ellos hombres y 52 mujeres. Se concedieron 16 becas a hombres, mientras que las mujeres recibieron cuatro. La cualificaci¨®n de un candidato para un puesto se eval¨²a utilizando un sistema ampliamente aceptado en todo el mundo conocido como examen por los colegas (peer review en ingl¨¦s). En la versi¨®n sueca de este examen, un candidato presenta a un tribunal de evaluaci¨®n de cinco miembros una copia de su historial profesional, una lista de trabajos de investigaci¨®n por escrito y un proyecto de la investigaci¨®n que ¨¦l o ella pretenden realizar. Bas¨¢ndose en este material, cada miembro del tribunal eval¨²a al aspirante seg¨²n una escala del 0 al 4 en las categor¨ªas de competencia, calidad del estudio propuesto y su relevancia. Las tres notas que pone cada examinador se multiplican entre s¨ª para dar como resultado una nota que puede ir de 0 a 64. La puntuaci¨®n final es la media de las notas de todos los miembros. Por lo general, esta informaci¨®n detallada no se da a conocer a la opini¨®n p¨²blica. Pero sirvi¨¦ndose de una ley de "libertad de informaci¨®n" ¨²nica en Suecia, que permite a la opini¨®n p¨²blica tener acceso a documentos oficiales, Wenneras y Wold lograron obtener la puntuaci¨®n que el Consejo otorg¨® para las 20 becas concedidas.
Descubrieron que los examinadores del Consejo sueco pusieron a las aspirantes de sexo femenino unas notas medias m¨¢s bajas que a los aspirantes de sexo masculino en las tres categor¨ªas. La puntuaci¨®n final de las aspirantes era de 13,8 frente a los 17 puntos de los hombres.
Preocupadas por la deducci¨®n de que el trabajo cient¨ªfico de las mujeres no estuviese a la altura del de los hombres, las investigadoras se propusieron averiguar c¨®mo hab¨ªan puntuado los examinadores a los candidatos tanto de sexo masculino como de sexo femenino que hab¨ªan mostrado una productividad cient¨ªfica similar.
As¨ª descubrieron que el tribunal de evaluaci¨®n consideraba que los aspirantes de sexo masculino eran m¨¢s competentes que los de sexo femenino, aunque las mujeres tuviesen una mejor formaci¨®n cient¨ªfica. "Una aspirante ten¨ªa que ser 2,5 veces m¨¢s eficaz que un aspirante medio para obtener la misma puntuaci¨®n por su competencia". Del mismo modo, un an¨¢lisis adicional revel¨® que los candidatos relacionados con alg¨²n miembro del tribunal obten¨ªan mejores notas.
Las investigadoras afirman que no consiguieron determinar si la pr¨¢ctica ausencia de miembros de sexo femenino en los tribunales de evaluaci¨®n -5 de 55- tiene algo que ver con las notas bajas de las mujeres. Pero est¨¢n convencidas de que su estudio proporciona pruebas directas de que el sistema de examen por parte de colegas es objeto de nepotismo. Seg¨²n ellas el sistema se inclina a favor de una ¨¦lite de investigadores j¨®venes de sexo masculino relacionados con profesores influyentes.
Las investigadoras creen que su estudio no es un ejemplo aislado de las irregularidades existentes en este tipo de ex¨¢menes. "Es esencial que se realicen m¨¢s estudios como el nuestro en diferentes pa¨ªses y en diferentes campos de investigaci¨®n cient¨ªfica". Pero se?alan que esto s¨®lo servir¨¢ de algo si los otros pa¨ªses siguen el ejemplo de Suecia y levantan el velo de misterio que rodea la revelaci¨®n de informaci¨®n sobre cuestiones como las notas de los ex¨¢menes por compa?eros. Hace a?os uno de los miembros del mismo tribunal fue acusado de concederse una beca a s¨ª mismo. Seg¨²n la normativa del Consejo sueco, los miembros del tribunal deben abandonar la sala cuando se va a evaluar su proyecto o el de alguien a quien conocen. Pero, como las doctoras Wold y Wenneras deducen, esto no ha impedido que los tribunales de evaluaci¨®n favorezcan a aquellos candidatos que tienen los contactos adecuados.
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