Chepe Gonz¨¢lez da al Kelme su segundo triunfo
?lvaro Pino ha llegado en un par de a?os a un grado de especializaci¨®n tan alto que dentro de poco alcanzar¨¢ el t¨ªtulo de maestro. Consiste su especialidad en colocar a sus peones en la mejor disposici¨®n para ganar etapas en las grandes vueltas. Y luego, en ganarlas. Lo hizo el jueves con el joven asturiano Rubiera en la gran etapa dolom¨ªtica. Lo repiti¨® ayer con su hombre ideal para este tipo de proyectos, el veterano colombiano Jos¨¦ Jaime Chepe Gonz¨¢lez. El Kelme, as¨ª, sale triunfador de un Giro en el que las cosas no le salieron muy bien en las primeras etapas, con el fracaso y posterior abandono de Juan Carlos Dom¨ªnguez. Adem¨¢s, Chepe Gonz¨¢lez asegur¨® el reinado de la monta?a y el conjunto alicantino afianz¨® su liderato en la clasificaci¨®n por equipos. Parecen argumentos irrebatibles para que el Tour no les niegue una invitaci¨®n para la pr¨®xima edici¨®n.De todos sus corredores -los j¨®venes que en su tercer a?o de profesionalismo empiezan a ganar carreras y los veteranos acostumbrados al estilo Pino- Gonz¨¢lez es el que mejor interpreta el lema piniano "en todas las escapadas debe haber un kelme, por lo menos". La de ayer -un grupo de seis, con Berzin y, sorprendentemente Missaglia, un hombre de Tonkov, entre ellos, formado ya en el kil¨®metro 5 d¨¦ los 176 de la etapa- fue la cuarta en la que se -met¨ªa el colombiano este Giro. Los seis alcanzaron pronto una gran ventaja y afrontaron el Tonale -puerto en que terminaba la etapa- con m¨¢s de 10 minutos. Hasta entonces, Gonz¨¢lez apenas hab¨ªa entrado en los relevos. All¨ª, en los 10 kil¨®metros del Tonale -6,12% de media- un ataque de Podenzana rompi¨® el grupo. Pero Gonz¨¢lez contraatac¨® y le super¨® con facilidad (I m 43s en la meta). No necesit¨® esta vez, como cuando su victoria de etapa en el Tour pasado, recurrir a su c¨¦lebre artima?a de confesarse agotado para enga?ar a sus compa?eros de escapada.
Entre los primeros de la general hubo una peque?a guerra ficticia. El segundo, Tonkov -con un vendaje en su brazo derecho, recuerdo de su ca¨ªda de la v¨ªspera- cont¨® con la ayuda del mercatone Roberto Conti para endurecer los primeros kil¨®metros de subida. Despu¨¦s, en rampas no muy duras, hizo como que atacaba al l¨ªder, Ivan Gotti, que respondi¨® sin dificultad. No se sabe si el ruso quer¨ªa demostrarle que est¨¢ fuerte y avisarle de que tuviera cuidado hoy en el Mortirolo, o todo lo contrario: sinti¨¦ndose d¨¦bil, atac¨® para evitar ser atacado.
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