Ratificada una pena de 23 a?os para una mujer cuyo padre muri¨® desatendido y devorado por perros
El Tribunal Supremo ha confirmado ¨ªntegramente la condena de 23 a?os de c¨¢rcel que impuso la Audiencia Provincial de Madrid por parricido a una mujer que dej¨® abandonado a su padre en una cama, enfermo y paral¨ªtico, sin prestarle unos m¨ªnimos auxilios, mientras parte del cuerpo era devorado por tres perros que hab¨ªa en la casa.La v¨ªctima, Juan A. D., de 61 a?os, muri¨® el 6 de septiembre de 1993, postrado en una cama de la vivienda que su hija, Mar¨ªa D. P., compart¨ªa en Alcobendas con Angel H., su compa?ero sentimental. Para ¨¦ste, el Supremo tambi¨¦n ha confirmado la condena de ocho a?os que le impuso la Audiencia por un delito de homicidio.
El alto tribunal asegura, en respuesta al recurso elevado por la hija condenada, que lo de menos es si la muerte de Juan A. D., ex funcionario del Canal de Isabel II, se debi¨® o no a las mordeduras de los perros (le comieron parte del cuello sin que ¨¦l, inm¨®vil, pudiese evitarlo). Y concreta que, tal como ya se?al¨® la Audiencia Provincial, la terrible muerte se debi¨® a una infecci¨®n generalizada derivada del "incumplimiento" por parte de la pareja "de los m¨¢s elementales deberes de cuidado y atenci¨®n" a una persona totalmente desvalida.Abandonado a su suerte
El Supremo declara probado que la pareja "abandon¨® a su suerte a la v¨ªctima, sin prestarle atenci¨®n alguna, como requer¨ªa su grave estado de salud (no se pod¨ªa mover de la cama y depend¨ªa de su hija para su aseo y alimentaci¨®n), y sin adoptar las medidas necesarias para evitar que los tres perros que hab¨ªa en la casa, uno de ellos, pastor alem¨¢n, mordieran al enfermo. Adem¨¢s de los canes, en el domicilio hab¨ªa una serpiente, dos gatos y dos tar¨¢ntulas, utilizados como animales dom¨¦sticos. Los perros y los gatos vagaban libremente por las habitaciones de la vivienda, incluida la del enfermo. Los animales, seg¨²n revel¨® la autopsia, se comieron parte del cuello, lo que afect¨® a zonas vitales: yugular, laringe, tr¨¢quea... Las fotograf¨ªas del cuerpo eran espeluznantes.
El tribunal le impuso 23 a?os de c¨¢rcel por entender que el padre sufri¨® un fuerte padecimiento f¨ªsico y ps¨ªquico, ¨¦ste ¨²ltimo derivado de la desolaci¨®n e impotencia que supon¨ªa verse inm¨®vil en una cama y sin recibir asistencia ni de su yerno ni de su hija. El tribunal entendi¨® que la hija no debi¨® sacar a su padre, para llevarle a su casa, de la residencia El Plant¨ªo, donde inicialmente ingres¨® tras sufrir la par¨¢lisis. Ella le dio de baja en la residencia aduciendo que su estancia all¨ª costaba al mes 180.000 pesetas, cantidad que no pod¨ªa pagar. Pero entonces ocult¨® que su progenitor dispon¨ªa en aquel momento de una pensi¨®n por invalidez de 232.000 pesetas. Al morir, su hija se benefici¨® de un fondo de pensiones de 11 millones de pesetas, propiedad del fallecido.
Aunque Juan muri¨® el 6 de septiembre, la pareja no descubri¨® el ¨®bito hasta la ma?ana del d¨ªa 8, dos d¨ªas despu¨¦s, a pesar de que todos viv¨ªan bajo el mismo techo. El cad¨¢ver presentaba un cuadro de desnutrici¨®n extrema, y portaba unos pa?ales de adulto llenos de heces y eczemas en la regi¨®n inguinal. La hija est¨¢ ahora en la c¨¢rcel.
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