Todo por la Alianza Atl¨¢ntica
Si hay algo m¨¢s importante para los polacos que el dinero es su sentido de la seguridad. Muchos han vivido lo suficiente como para recordar a los ej¨¦rcitos extranjeros marchando sobre sus llanuras al norte de Europa. Entre 1772 y 1918 no tuvieron Estado, despedazado entre los imperios ruso, prusiano y el de los Habsburgo. Sus fronteras han cambiado dram¨¢ticamente durante el siglo XX, convertidos en tres pa¨ªses despu¨¦s de Yalta los seis con los que Polonia lindaba antes de la segunda gran guerra, tras perder casi la mitad de su territorio a manos rusas y ser compensada con tierras ale manas por el oeste. Dominados eternamente por los rusos o con miedo a los alemanes, los polacos ven en la OTAN la mejor apuesta para conjurar su problema de identidad.La pertenencia a la Alianza Atl¨¢ntica es de las pocas cosas que suscitan la coincidencia de ciudadanos y partidos: garantiza una total reconciliaci¨®n con Berl¨ªn y asegura que no habr¨¢ nada que temer de Mosc¨². La independencia de los Estados b¨¢lticos y de Ucrania alivia a los estrategas de Varsovia, que ven confinada a Bielorrusia y Kaliningrado una amenaza rusa.
En su carrera para integrarse en la Alianza en alg¨²n momento de 1999, los polacos no ahorran gestos. En marzo, el Gobierno destituy¨® al jefe del Estado Mayor, general Tadeusz Wilecki, renuente a dejarse controlar por el ministro de Defensa y a aceptar recortes de tropas y cierres. de guarniciones. Uno de los prerrequisitos para formar parte de la OTAN es la subordinaci¨®n castrense al poder civil. El programa polaco para los pr¨®ximos a?os prev¨¦ una disminuci¨®n de fuerzas desde los actuales 230.000 hombres a 180.000. Polonia centra ahora sus esfuerzos en hacer a sus tropas compatibles con las de la OTAN y en introducir m¨¦todos modernos de control y comunicaciones.
Para desmayo moment¨¢neo de los vendedores occidentales, Polonia asegura haber puesto en la nevera por cinco a?os sus planes para sustituir con nuevos cazabombarderos los Mig 21 y 29 sovi¨¦ticos. Pese a ello, tres de los grandes fabricantes de aviones de combate -los estadounidenses MacDonnell Douglas y Lockheed Martin, constructores, respectivamente del F- 18 y el F- 16, y el consorcio europeo British Aerospace-Scania- preparan el terreno en Varsovia. Como los h¨²ngaros o los checos, con quienes esperan sumarse a la primera ampliaci¨®n de la Alianza y mantienen consultas militares regulares, los polacos pretenden compensaciones de los gigantes aeron¨¢uticos.
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