La mayor¨ªa de los estudiantes que hacen pr¨¢cticas en empresas obtiene un empleo
Universitarios y directivos piden m¨¢s participaci¨®n de las PYME
Cerca de las tres cuartas partes de los estudiantes universitarios que han realizado pr¨¢cticas en empresas durante los dos ¨²ltimos a?os de carrera obtienen su primer empleo en la empresa que acogi¨® su estancia o en otra, a resultas de los contactos que establecieron con la primera. La mayor¨ªa recomendar¨ªa a sus compa?eros una experiencia similar. Por su parte, los empresarios reconocen que los trabajos de los j¨®venes en estos per¨ªodos de formaci¨®n son de utilidad para su empresa.Sobre, la base de estos datos, fruto de una encuesta recientemente publicada, y de las experiencias de los ¨²ltimos 15 a?os, m¨¢s de 150 universitarios, orientadores de empleo y responsables de recursos humanos en empresas multinacionales se reunieron en C¨®rdoba la semana pasada en el seminario sobre Las pr¨¢cticas en empresas, organizado por el Consejo de Universidades, la Universidad de C¨®rdoba, anfitriona en su 25? aniversario, y la Fundaci¨®n Universidad-Empresa de Madrid.
"Con la Ley de Reforma Universitaria de 1983 aparece por primera vez el empleo en el horizonte del sistema universitario", dijo Antonio S¨¢enz de Miera, director de la Fundaci¨®n Universidad- Empresa de Madrid. "La Universidad tiene que adaptar su oferta de titulados a las demandas del sistema industrial, pero la cuesti¨®n hoy no es tanto adaptarse a un empleo, sino crearlo", a?adi¨® Sa¨¦nz de Miera en la l¨ªnea de estimular la creatividad hacia f¨®rmulas de autoempleo. "De aqu¨ª a unos a?os", dijo Bienvenido Bonal, jefe de recursos humanos de Digital Espa?a, "habr¨¢ mucho trabajo, pero no empleo".
Demasiada teor¨ªa
De la encuesta, presentada por Javier Garc¨ªa Delgado, doctor en Pedagog¨ªa por la Universidad Complutense de Madrid y autor de una tesis doctoral sobre el tema, se desprende, adem¨¢s, que los estudiantes llegan desorientados a las pr¨¢cticas, que esta experiencia deber¨ªa ser obligatoria y no optativa como sucede habitualmente y que la orientaci¨®n de la ense?anza en la Universidad es excesivamente te¨®rica. Una amplia mayor¨ªa de los consultados -estudiantes, ex-alumnos, tutores y gestores de empresas y profesores universitarios- coincide en que la maduraci¨®n del joven aumenta con esta primera experiencia.Siete a?os de investigaci¨®n llevan a Javier Garc¨ªa Delgado a concluir que "el nivel medio de conocimiento te¨®rico que presentan ante un primer empleo los titulados es m¨¢s que suficiente,, pero este valor se ve relegado a un puesto secundario en las exigencias de las empresas, ya que ¨¦stas priman las cualidades personales del candidato: Capacidad de convivencia, flexibilidad, buen entendimiento con superiores y subordinados, creatividad y destreza en las decisiones".
Por su parte, la empresa reconoce que aunque en una primera fase del periodo de estancia el alumno puede aparecer como un estorbo, a medio plazo, y siempre que las pr¨¢cticas est¨¦n bien planteadas, se convierte en una ayuda circuntancial, aporta una renovaci¨®n de las ideas y sirve de puente entre el mundo acad¨¦mico y el empresarial. Al final, este m¨¦todo se convierte para la empresa en el mejor m¨¦todo de selecci¨®n. No falta la cr¨ªtica de algunos alumnos que se consideran utilizados para trabajos menores.
Como sucediera en jornadas sobre el tema celebradas en a?os anteriores, una pila de obst¨¢culos ensombrece esta l¨ªnea de funcionamiento. Unos, de car¨¢cter legal y pr¨¢ctico. Otros, vinculados al pesimismo que provocan la inercia de algunas universidades y las dudas y desconfianza de las empresas, sobre todo de las peque?as y medianas (PYMES), que son las m¨¢s numerosas en Espa?a y, parad¨®jicamente, en las que m¨¢s conf¨ªan los universitarios por su capacidad innovadora.
Legalmente, la normativa ampara m¨¢s las pr¨¢cticas de los estudiantes de los dos ¨²ltimos a?os de carrera, ya que un decreto de 1981 hace que los programas de inserci¨®n queden bien definidos al margen del ordenamiento laboral, lo que diluye el temor de las empresas a verse obligadas a una contrataci¨®n. Pero la legislaci¨®n no contempla el per¨ªodo entre la finalizaci¨®n de los estudios y el primer trabajo.
Para paliar temores, Gabriel G. Becedas, catedr¨¢tico de Derecho Laboral de la Aut¨®noma de Madrid, pide recurrir a la jurisprudencia: No existe riesgo siempre que los programas de colaboraci¨®n partan de la universidad, est¨¦n circunscritos a un plan acad¨¦mico, sea ella quien efect¨²e la convocatoria p¨²blica de las becas y la que entregue al alumno el dinero de las mismas. "Hay que pasar a la acci¨®n", aconseja Bienvenido Bonal. "Siempre hay v¨ªas para funcionar". Bonal recomend¨® a las universidades: "No vay¨¢is de pobres por la vida, ten¨¦is mucho que aportar a las empresas".
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