Estabilidad y empleo
QUIZ? SEA el momento de transmitir a la sociedad espa?ola que la creaci¨®n de empleo debe ser, sin dudas, el nuevo objetivo prioritario. Porque el IPC de mayo ha vuelto a demostrar que la econom¨ªa espa?ola ha entrado en una v¨ªa de estabilidad de precios elogiable y probablemente sostenida. La tasa de inflaci¨®n est¨¢ ya en el 1,5%, un m¨ªnimo hist¨®rico, por supuesto. Pero tambi¨¦n mejoran otros indicadores hasta ahora muy tibios: el Gobierno anuncia tasas de crecimiento para el segundo trimestre superiores al 3%. Mientras, la OCDE riza el rizo de la paradoja y sit¨²a a Espa?a entre los pa¨ªses que cumplir¨¢n los requisitos de Maastricht -con Portugal- y excluye de los elegidos -?qui¨¦n lo iba a decir!- a Francia y Alemania. Nadie hubiera apostado por este orden de favoritos tan s¨®lo unos meses atr¨¢s.Las brillantes cifras espa?olas se atribuyen, seg¨²n la procedencia de algunos analistas, bien a una especie de milagro explicable en parte por la suerte, bien a un hipot¨¦tico y fantasmal cambio de rumbo en la pol¨ªtica econ¨®mica, supuestamente pilotado por el Gobierno de Aznar. No existen tales decisiones providenciales y ben¨¦ficas, aunque todo Gobierno tiende, por supuesto, a atribuirse r¨¢pidamente y de forma total los ¨¦xitos en cualquier parcela de gesti¨®n.
El espectacular descenso de la inflaci¨®n en Espa?a se explica por la rebaja persistente de precios en Europa, que ha reducido la inflaci¨®n importada en un periodo de alta exportaci¨®n e importaci¨®n; por la moderaci¨®n salarial sostenida durante varios a?os y por el efecto deflacionista de los tipos de inter¨¦s. Las empresas espa?olas est¨¢n obteniendo beneficios gracias a la disminuci¨®n de los costes financieros y, por lo tanto, no necesitan de momento transferir costes a precios.
Aunque se d¨¦ por hecho el cumplimiento de los objetivos de convergencia y se acepte una reactivaci¨®n de la econom¨ªa -que, en todo caso, todav¨ªa ha de confirmarse-, el Gobierno debe evitar cualquier tentaci¨®n de autocomplacencia. La estabilidad a secas est¨¢ bien como punto de partida, pero la tasa de paro en Espa?a (21,5% seg¨²n la EPA) es la m¨¢s elevada de Europa. Para concluir con ¨¦xito la evoluci¨®n de las cifras de convergencia nominal, las empresas espa?olas deber¨ªan traducir en inversi¨®n Y empleo el clima de estabilidad que se ha conseguido con el esfuerzo de todos los agentes econ¨®micos. Las previsiones de la OCDE calculan un descenso del paro en Europa del orden del 0,5% anual; este ritmo es insuficiente, para Europa y para Espa?a.
El paro no es la ¨²nica raz¨®n para templar la euforia. La econom¨ªa espa?ola ha experimentado un proceso acelerado de ca¨ªda de la inflaci¨®n al que los agentes econ¨®micos y sociales no se han adaptado plenamente. Esta inadaptaci¨®n es natural. La ca¨ªda en picado de los precios ha producido un desfase en todas las previsiones. El ejemplo cl¨¢sico es el de los salarios, muchos de los cuales se negociaron por dos a?os con subidas en tomo al 3%; los nuevos aumentos salariales deben aproximarse con la mayor rapidez posible a cifras cercanas a las tasas de inflaci¨®n ya conseguidas. De igual forma, las empresas y establecimientos comerciales deben acostumbrarse a no trasladar a precios costes superiores al IPC, por m¨¢s reducido que sea ¨¦ste.
En esta nueva cultura, el Gobierno debe entender su papel: aprobar las reformas estructurales necesarias para estimular la creaci¨®n de empleo y controlar el d¨¦ficit p¨²blico. Las liberalizaciones m¨ªnimas dictadas hasta ahora no han producido efectos apreciables, y la evoluci¨®n de los ingresos y gastos del Estado puede suponer un grave estrangulamiento para la inversi¨®n, como explic¨® el mi¨¦rcoles pasado en el Congreso el representante de CiU. Felicitarse por "cambios de rumbo econ¨®mico" puede ser admisible siempre y cuando los deberes aut¨¦nticos se cumplan rigurosamente.
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