Novilleros de hoy
Llegan a la Maestranza a la b¨²squeda de una oportunidad, pero cualquiera dir¨ªa que acuden a la fuerza. O tienen un concepto muy equivocado sobre lo que supone ser torero, o jugarse la vida no va con ellos, o sencillamente es que no sirven por mucho que se empe?en familiares y amigos.Con excepciones, los novilleros de hoy son j¨®venes aburridos, tristes, sin alma, con un concepto c¨®modo y soso del toreo, con una idea tan personal del riesgo que no apuestan un alamar.
Los novillos no eran buenos; es decir, no eran carretones de entrenamientos, bobos, nobles y artistas, que permiten el toreo moderno plagado de desplantes y posturas aflamencadas. Los de ayer eran dificultosos, mansos, deslucidos y con picante mala uva. Algunos embistieron, pero sin codicia ni entrega, y todos desarrollaron peligro.
Quinta / Zurano, Pe?a, Barroso
Novillos de La Quinta, descastados y deslucidos.Tom¨¢s Zurano: silencio en ambos. Alberto de la Pe?a: ovaci¨®n y silencio. Francisco Barroso: ovaci¨®n y oreja. Plaza de la Maestranza, 15 de junio. Menos de media entrada.
As¨ª las cosas casi sobreviene el desastre. Los novilleros no est¨¢n preparados para afrontar semejantes dificultades ni les acompa?a el ¨¢nimo para sacar partido de la adversidad. Todo, sin embargo, tiene su excepci¨®n.
Es verdad que el primer novillo de Tom¨¢s Zurano fue manso y lo busc¨® con sa?a; es verdad que el torero anda escaso de recursos y no sobrado de ¨¢nimo. Pero prob¨® la corta embestida con excesivas precauciones y no arriesg¨® lo suficiente. Dej¨® en entredicho su entrega para el triunfo. El cuarto iba y ven¨ªa, sin boyant¨ªa pero con recorrido, y apareci¨® un novillero derrotado, triste, son¨¢mbulo, que quiso y no pudo.
Alberto de la Pe?a tuvo m¨¢s suerte, pero el resultado de su actuaci¨®n no var¨ªa mucho de lo anterior. No encierra el duende de la tauromaquia, pero tampoco parece dispuesto a arrebatar de emoci¨®n con una entrega desconocida. Es torero de poca profundidad y gran conformismo.
Barroso fue la excepci¨®n. Es torero tosco, sin gran experiencia, pero valiente y con hambre de triunfo. Termin¨® con la taleguilla rota y el cuerpo dolorido por las volteretas, pero demostr¨® que quiere ser torero. Se coloca muy cerca de los pitones, los pases no salen limpios pero s¨ª emocionantes.
El ¨²ltimo novillo fue bronco y dif¨ªcil, y Barroso se jug¨® el tipo en una faena atolondrada, llena de sustos y de emotividad. Consigui¨® unos naturales aceptables y se gan¨® una merecida oreja que busc¨® sin desmayo. Afortunadamente, fue la excepci¨®n.
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