La noche de Ra¨²l
Lo dijo Ra¨²l en plena fiebre del s¨¢bado, alumbrado por las ¨²ltimas luces del vestuario, mientras bajaba de su propia nube de champ¨¢n. Comenz¨® a devolver los saludos, se sacudi¨® el sudor y la taquicardia, se limpi¨® las manchas de verde, termin¨® de digerir la mala leche de aquella reyerta gaucha con el Cholo Simeone, record¨® las cuatro esquinas de la habitaci¨®n de su primera casita familiar, invoc¨® a los ausentes, conect¨® el buz¨®n de voz del tel¨¦fono m¨®vil para escapar de incondicionales y periodistas, se envolvi¨® en el t¨ªtulo de Liga, y murmur¨®, con una inconfundible suficiencia de graduado, "esta noche es m¨ªa".En ese momento, s¨®lo entonces, se abandon¨® a una tentaci¨®n muy meditada: a sabiendas de que hab¨ªa renunciado a la aventura de ser un muchacho como cualquier otro, decidi¨® hacer un viaje de vuelta. Por unas horas abandonar¨ªa ese gesto suyo de pistolero cabreado, se quitar¨ªa el disfraz de futbolista veterano, y volver¨ªa a los doce a?os que nunca pudo cumplir. Dicho y hecho: se deshizo de la corbata oficial, colg¨® la chaqueta italiana, se despreocup¨® de la raya del pantal¨®n, cerr¨® la cremallera de la bolsa, y en un descuido se busc¨® una bufanda sint¨¦tica; una de esas prendas estampadas que se fabrican para una sola noche. Poco despu¨¦s, se ce?¨ªa la frente con ella, como aquel ni?o de Steven Spielberg en la pel¨ªcula El imperio del sol, y as¨ª, vestido de kamikaze, se fue a arengar a la hinchada, a hostigar al enemigo, a cantar las m¨¢s duras canciones de guerra y, m¨¢s por un impulso de arrabal que por una exaltaci¨®n deportiva, a escalar la Cibeles.
Definitivamente este chico era un caso. Como al principio del campeonato, al final de la noche segu¨ªamos investigando los secretos que han hecho posible la transformaci¨®n de un ni?o esmirriado en uno de los m¨¢s valiosos jugadores del mundo. ?D¨®nde lleva escondida la musculatura? ?No qued¨¢bamos en que el futbolista del siglo XXI deber¨ªa atenerse al modelo Ronaldo, o sea, a un muestrario de b¨ªceps, gemelos, abductores y dem¨¢s ferreter¨ªa muscular? Algunos dicen, no sin raz¨®n, que su perfil est¨¢ muy alejado de la est¨¦tica del crack, que tiene media zancada y que respira por una larga nariz de afilador.
Todav¨ªa recordamos lo que dijo de s¨ª mismo el fabuloso baloncestista Larry Bird: "S¨®lo soy un blanco, bajito y lento, que salta poco". Ya sabemos que a este Ra¨²l Gonz¨¢lez, Blanco por parte de madre, lo han armado en la misma factor¨ªa. El aspecto final importa poco como aquel deportista inexplicable sostiene todas las piezas de un campe¨®n.
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