Los jemeres rojos anuncian la rendici¨®n de Pol Pot
"Una nueva era ha comenzado". Con estas palabras, la nueva direcci¨®n de los jemeres rojos anunci¨® ayer la rendici¨®n de su l¨ªder hist¨®rico, Pol Pot. No hubo m¨¢s detalles. Un "comunicado especial" emitido por la radio controlada por Khieu Samphan, el autoproclamado nuevo l¨ªder de los jemeres rojos, resumi¨®: "Pol Pot se ha rendido el 18 de junio. La oscura nube del r¨¦gimen dictatorial que se cern¨ªa sobre la historia de Camboya desde 1975 ha sido totalmente eliminada y destruida por el pueblo camboyano". La supuesta ca¨ªda de Pol Pot ha tenido consecuencias inmediatas en la capital, Phnom Penh, donde partidarios de los dos l¨ªderes que gobiernan en fr¨¢gil coalici¨®n se enfrentaron el mi¨¦rcoles por la noche con las armas.
Los jemeres rojos de Khieu Samphan anunciaron tambi¨¦n que esta facci¨®n se suma a la vida pac¨ªfica y que respeta las leyes internacionales. "Nuestra pol¨ªtica internacional es de adhesi¨®n a los principios de coexistencia pac¨ªfica, la legalidad internacional, la Carta de las Naciones Unidas y el establecimiento de contactos con todas las naciones amigasaseguran.
La supuesta rendici¨®n de Pol Pot, de 69 a?os, tiene lugar despu¨¦s de que el antiguo dictador de Camboya, cuyo r¨¦gimen dej¨® un reguero de entre uno y dos millones de cad¨¢veres en menos de cuatro a?os, huyera de su campamento en Anlong Veng, al norte de Camboya, con un pu?ado de seguidores. Despu¨¦s de purgar sus filas, con el asesinato de su jefe militar y de otros seguidores, Pol Pot puso rumbo hacia la frontera tailandesa, adonde no logr¨® llegar. Sus propios hombres se volvieron en su contra y se han convertido en sus captores. No es casual que el nuevo l¨ªder jemer rojo, Khieu Samphan, se reuniera el pasado 1 de junio con uno de los primeros ministros que gobiernan Camboya. Y ¨¦sta es la conexi¨®n entre la ca¨ªda de Pol Pot y lo sucedido en Phnom Penh.
La historia es la siguiente: la capital de Camboya se ha convertido en un aut¨¦ntico arsenal, con la multiplicaci¨®n de agentes de seguridad cada vez m¨¢s nerviosos. En la noche del mi¨¦rcoles, en pleno. centro de Phnom Penh, las guardias de los dos partidos en el poder se enfrentaron con las armas: el Funcinpec, presidido por el pr¨ªncipe Norodom Ranariddh, primer primer ministro, y el Partido del Pueblo Camboyano (PPC) de Hun Sen, segundo primer ministro. Ambos forman parte del Gobierno de uni¨®n nacional camboyano.
Los enfrentamientos duraron una hora y provocaron dos muertos y un herido grave en las filas del Funcinpec, seg¨²n algunas informaciones. Un ob¨²s de mortero explot¨® en el jard¨ªn de la residencia del embajador de EE UU. Horas despu¨¦s, ambos bandos lograron devolver la calma a la ciudad despu¨¦s de poner en marcha un mecanismo de conciliaci¨®n. Patrullas policiales controlaban ayer la circulaci¨®n y la atm¨®sfera continuaba tensa.
Continuos ataques verbales
La crisis ha estallado as¨ª en un Gobierno de uni¨®n nacional inaugurado tras las elecciones de 1993, que no ha llegado a funcionar en la realidad. Los ataques verbales entre los que fueron enemigos de guerra en los a?os ochenta se han sucedido de tal forma que han provocado la par¨¢lisis de las instituciones en Camboya.En este contexto, el affaire Pol Pot no ha hecho m¨¢s que emponzo?ar las cosas. Hun Sen, el segundo primer ministro, ha acusado a Ranariddh, primer primer ministro, de reunirse con el l¨ªder Khieu Samphan el pasado 1 de junio y de negociar, por tanto, con los jemeres rojos, declarados "fuera de la ley" por el Parlamento en 1994. Hun Sen desconf¨ªa de lo que considera una maniobra del primer primer ministro para reforzarse, al atraer a su causa a los ¨²ltimos jemeres rojos.
Ranariddh por su parte, tambi¨¦n acusa a Hun Sen de haber negociado con otro l¨ªder jemer rojo. Como no existe ninguna informaci¨®n independiente de lo que ocurre en la regi¨®n de Anlong Veng, el envite del fin de Pol Pot no puede descifrarse mas que a trav¨¦s de sus repercusiones en Phnom Penh.
Sobre lo que le vaya a ocurrir ahora a Pol Pot se ha abierto ya la hora de la especulaci¨®n. Pese a los deseos de la ONU y de muchos camboyanos de verle sentado ante un tribunal internacional por sus cr¨ªmenes de genocidio, esa opci¨®n es poco probable. En Phnom Penh nadie se hace ilusiones de recuperarle vivo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.