Las cosas en su sitio
El 3 de marzo de 1996, el PSOE perdi¨® las elecciones generales, pero obtuvo un resultado m¨¢s que aceptable. A tenor de lo que indican todos los sondeos conocidos desde entonces, el apoyo electoral del a?o pasado sigue pr¨¢cticamente intacto.No s¨¦ por qu¨¦ este dato no est¨¢ siendo tornado en consideraci¨®n en ninguno de los an¨¢lisis que he le¨ªdo acerca del 34? Congreso Federal. Me parece que es el primero que habr¨ªa que tener presente. Pues la pol¨ªtica en democracia es, sobre todo, interpretaci¨®n de la voluntad del cuerpo electoral. Esto es lo que confiere racionalidad al proceso pol¨ªtico. Dejarlo de lado significa perder el norte y empezar a dar palos de ciego.
Es verdad que el apoyo que se obtiene en unas elecciones no puede ser tomado como un dato inmutable. Al contrario. Los votos son recursos que se ponen a disposici¨®n de un partido para que haga pol¨ªtica. Si hace un uso acertado de los mismos, los recursos aumentar¨¢n. Si no, al rev¨¦s. El resultado de unas elecciones no es, en consecuencia, nada m¨¢s (y nada menos) que el punto de partida indispensable para la acci¨®n pol¨ªtica. Tambi¨¦n es verdad que, a medida que pasa el tiempo y se aleja la fecha de las pasadas elecciones, la acci¨®n pol¨ªtica va cobrando m¨¢s importancia y el resultado electoral menos.
El 34? Congreso tiene que situarse en esta perspectiva. Se trata del primer congreso despu¨¦s de haber perdido unas elecciones tras casi 14 a?os en el poder. Pero de haberlas perdido con casi el mismo n¨²mero de votos que el partido ganador. La posici¨®n del PSOE no es, en consecuencia, ni la del laborismo ingl¨¦s a finales de los setenta ni la de la socialdemocracia alemana a principios de los ochenta. Los altibajos electorales tan pronunciados del socialismo franc¨¦s durante toda la V Rep¨²blica tampoco le convierten en un buen punto de referencia. No creo que por la v¨ªa de la importaci¨®n sea posible encontrar alguna soluci¨®n.Quiere decirse que no hay ning¨²n motivo objetivo que lleve a pensar que el socialismo espa?ol se encuentra abocado a una larga traves¨ªa del desierto. El 34? Congreso tiene que ocuparse del futuro, pero sin perder de vista las pr¨®ximas elecciones generales, que las puede ganar perfectamente. El futuro es tambi¨¦n esta legislatura.
Por eso no creo que el 34? Congreso deba hacer suya la tesis del relevo generacional, avanzada desde tantos sitios y recordada el pasado mi¨¦rcoles por Santos Juli¨¢ en el acto de presentaci¨®n de su ¨²ltimo libro: Los socialistas en la pol¨ªtica espa?ola (1879-1982).
No s¨¦ si Santos Juli¨¢ dispone de una evidencia emp¨ªrica consistente que avale su tesis de que "es dif¨ªcil el retorno al poder por los partidos socialdem¨®cratas si en su interior no hay un claro acceso de generaciones distintas a la de aquellos que han gobernado, sobre todo si ha sido durante mucho tiempo". Pero, en todo caso, no coincido con su aplicabilidad a la situaci¨®n en que se encuentra el. PSOE.
Que tiene que haber una s¨ªntesis generacional distinta a la que se ha producido en el inmediato pasado es algo de lo que no tengo duda. Tampoco la tengo de que hay que empezarla a hacer ya. Pero me parecer¨ªa un disparate que se planteara en t¨¦rminos de relevo generacional. Supondr¨ªa renunciar a competir para ganar en las pr¨®ximas elecciones y transmitir una imagen de impotencia a la sociedad espa?ola, que no se corresponde con la posici¨®n en que los ciudadanos, con sus votos, han puesto al PSOE. Y con aquella en que lo siguen poniendo, a la luz de la evidencia emp¨ªrica de que disponemos.
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