Los 'barones' colocan a Almunia en a secretar¨ªa general tras garantizarse que entran en la ejecutiva
El guerrista Rodr¨ªguez Ibarra, irritado, denuncia el "absoluto descontento" con la negociaci¨®n
El poder de los barones se impuso en el 34? Congreso del PSOE, enzarzado ayer en la b¨²squeda de un nuevo secretario general y de una nueva ejecutiva despu¨¦s de que Felipe Gonz¨¢lez anunciara la v¨ªspera su retirada. Joaqu¨ªn Almunia, portavoz del grupo parlamentario, es el candidato que anoche lograban proponer los secretarios regionales a sus delegaciones, pero despu¨¦s de tormentosas reuniones. Parad¨®jicamente, Almunia exig¨ªa que en la nueva direcci¨®n no estuvieran los secretarios regionales. No se lo aceptaron. Narc¨ªs Serracondicion¨® el apoyo de Catalu?a a su presencia, y as¨ª fueron entrando tambi¨¦n Francisco V¨¢zquez, por Galicia, y los tres presidentes auton¨®micos: Manuel Chaves (Andaluc¨ªa), Jos¨¦ Bono (Castilla-La Mancha) y Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra (Extremadura). No fue un acuerdo por unanimidad. Ibarra, irritado y con cierto esc¨¢ndalo, rechaz¨® el m¨¦todo utilizado y amenaz¨® con excluirse si "alguien" no comparec¨ªa ante el pleno para explicar "lo que est¨¢ pasando". Con ¨¦l negaban su apoyo a Almunia los tambi¨¦n guerristas Luis Mart¨ªnez Noval y Jaime Blanco.
A primeras horas de la noche los secretarios regionales se esforzaban en convencer a sus respectivas delegaciones de que el actual portavoz parlamentario era el candidato id¨®neo. Conocedores todos ellos del ¨ªmpetu "¨¢crata" en que se hallaban inmersos los delegados, no se atrevieron a presentar en exclusiva el nombre de Almunia.Josep Borrell, Francisco V¨¢zquez, Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, Manuel Chaves y Jos¨¦ Bono iban incluidos en la oferta.
Los tres ¨²ltimos eran de relleno y ellos mismos comunicaban a quienes quer¨ªan escucharles que no estaban disponibles. Las propuestas de Borrell y V¨¢zquez se presentaron con la boca peque?a. Sus nombres eran una concesi¨®n a los delegados que se hab¨ªan mostrado partidarios de ambos, pero con la esperanza de que no hubiera un movimiento masivo a su favor.
Antes de que trascendieran estos nombres se hab¨ªan celebrado numerosas reuniones entre los secretarios generales, los cabeza de delegaci¨®n y el secretario de organizaci¨®n, Cipri¨¤ Ciscar. El forcejeo empez¨® temprano. Media ma?ana se consumi¨® en convencer a Almunia para que aceptara. Aunque una vez que el portavoz parlamentario verbaliz¨® su esquema de ejecutiva, volvieron los problemas.
Almunia puso sobre la mesa su programa m¨¢ximo, que no era otro diferente al que hab¨ªa pensado Felipe Gonz¨¢lez hace dos meses para s¨ª mismo. En la ejecutiva no deb¨ªa haber secretarios regionales ni presidentes auton¨®micos. Admit¨ªa al l¨ªder extreme?o, Rodr¨ªguez Ibarra, pero no por raz¨®n de su cargo org¨¢nico sino como representante de la "sensibilidad" guerrista. Las malas caras empezaron a aflorar.
Tanto Jos¨¦ Bono como Joan Lerma y Narc¨ªs Serra recordaron la esencia del PSOE, de la que no pod¨ªa desgajarse, dijeron, el componente territorial. Almunia no acept¨® ese criterio, aunque s¨ª que en la direcci¨®n pudieran estar los tres presidentes auton¨®micos, por su peso institucional.
Un escollo menos y empezaba a abrirse paso el ¨¦xito de los territorios. Asistentes a la reuni¨®n aseguran que la crisis seria la plante¨® Serra. En un receso, y con car¨¢cter urgente, se concentraba la delegaci¨®n catalana y acordaba rechazar a Almunia y proponer en bloque a Borrell. La cumbre de los barones se reanud¨® y en ella apareci¨® fugazmente Felipe Gonz¨¢lez. Distendido y con buen humor les habl¨® de lo que la sociedad espera de los socialistas y apel¨® a la responsabilidad de ' todos para que hoy pudiera clausurarse el congreso con la elecci¨®n de un secretario general apoyado por todos. Aseguran que la ¨²nica recomendaci¨®n que hizo fue la de que su sustituto fuera diputado. Cuando alguien empez¨® a hablar de nombres, se levant¨® y se fue a almorzar con su esposa, Carmen Romero.
Mientras esto ocurr¨ªa en la segunda planta del Palacio de Exposiciones y Congresos, en el amplio vest¨ªbulo de los corrillos de los delegados sal¨ªa fuego. La informaci¨®n sobre los candidatos les llegaba por espasmos y lo que escuchaban no les gustaba nada. A cada nombre que o¨ªan se preguntaban si ¨¦sa era la renovaci¨®n que hab¨ªa impulsado Gonz¨¢lez dando ejemplo con su renuncia. Hab¨ªa que parar el ambiente asambleario que se estaba fraguando y los intentos de algunos jefes provinciales que promov¨ªan elecciones primarias.
Ponerse por montera a los barones era una apuesta muy arriesgada, y as¨ª se lo hicieron ver a Almunia veteranos del partido. Le dibujaron un cuadro en el que sal¨ªa elegido con menos del 60% de los votos. "Qu¨¦ alegr¨ªa para el PP", dec¨ªa uno de estos delegados. "En a?o y medio Aznar convoca elecciones y nos coge sin candidato y con una ejecutiva en precario desautorizada todos los d¨ªas por los secretarios regionales".
Estas razones debieron de parecer a Almunia y a Ciscar de mucho peso, porque en la lista de la medianoche claro que ya figuraba Narc¨ªs Serra. As¨ª se desbloqueaba la negocaci¨®n y Borrell retiraba su candidatura. Por contra, el presidente extreme?o, el guerrista Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, no pod¨ªa ocultar su incomodidad. Excitado, pasadas las diez de la noche, exclamaba en el vest¨ªbulo del palacio: "Alguien tendr¨¢ que subirse ma?ana [hoy] a la tribuna y explicar c¨®mo se est¨¢ haciendo esta ejecutiva". Mientras hablaba de "juego sucio" y denunciaba que "un sanedr¨ªn est¨¢ tomando decisiones que no se corresponden con lo que los delegados desear¨ªan", decenas de delegados gritaban: "?Que voten las bases!, ?que voten las bases!".
Jaime Blanco, secretario general de, los socialistas c¨¢ntabros, y Luis Mart¨ªnez Noval, de los asturianos, se opon¨ªan igualmente a Almunia como sucesor de Gonz¨¢lez, al m¨¦todo de elaboraci¨®n de la ejecutiva y a algunos de sus integrantes. De nuevo funcionaba el bloque guerrista, aunque en esta ocasi¨®n sin Francisco V¨¢zquez (Galicia). Joaqu¨ªn Almunia se quedaba as¨ª sin el respaldo de tres delegaciones: Extremadura, Cantabria y Asturias.
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