?Hay epidemia?
Los toros se siguen cayendo y uno se pregunta si hay epidemia. Lo pregunta de veras: que si hay epidemia, oiga. Se lo pregunta, en primer lugar, al Consejo General de Colegios Veterinarios, que no dice nada; s¨®lo chit¨®n. Se lo pregunta, en segundo lugar, al Ministro de Sanidad, que tampoco ha dicho al respecto esta boca es m¨ªa ni ese decreto contin¨²a en vigor.Los toros de Jos¨¦ Ortega se ca¨ªan, y nadie se explica por qu¨¦. Los taurinos est¨¢n en que los toros actuales pesan demasiado. Pero los de Jos¨¦ Ortega pesaban una media de 542 kilos y esa no es romana excesiva. Antiguos reglamentos fijaban en 570 kilos el peso m¨ªnimo de los toros y no se ca¨ªan. Luego...
Cuando los toros pesaban un m¨ªnimo de 570 kilos -y no se ca¨ªan- los toreros toreaban. No pod¨ªa entenderse de distinta manera. El toreo se invent¨® para dominar a los toros ¨ªntegros ejecutando suertes bellas, y si los toreros no lo hac¨ªan as¨ª fracasaban estrepitosamente o sufr¨ªan una cornada en la ingle.
Ortega / Cepeda, Bote, S¨¢nchez
Toros de Jos¨¦ Ortega, en general bien presentados, flojos, variosinv¨¢lidos, aborregados. Fernando Cepeda: pinchazo y media perpendicular (silencio); estocada corta ca¨ªda (silencio). Jos¨¦ Luis Bote: estocada ca¨ªda (aplausos y saludos); pinchazo -aviso-, pinchazo, otro hondo perdiendo la muleta y descabello (silencio). Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez: dos pinchazos, media atravesada y descabello (algunas palmas); estocada corta atravesada, rueda de peones y tres descabellos (silencio). El comisario Pedro Rojo Marchamalo debut¨® como presidente. Plaza de Las Ventas, 22 de junio. M¨¢s de media entrada.
Quedan a¨²n toreros que quieren reverdecer aquellas suertes y no les salen, pues con el toro aborregado e inv¨¢lido que echan es imposible. Fernando Cepeda, Jos¨¦ Luis Bote y Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez, que compon¨ªan la terna, pertenecen a ese reducto de toreros formados en la escuela del bien torear, e intentaron ejecutar las suertes bellas, naturalmente sin conseguirlo.
Al toro aborregado e inv¨¢lido el toreo puro no le cuadra. Al toro aborregado e inv¨¢lido les cuadran esos medios derechazos fuera cacho especialidad de las figuras, que dan uno y aprietan a correr; los pases de pecho empalmados, los circulares y las gurripinas, el salto de la rana y el pase de la tortilla.
Tomar al toro de delante, tra¨¦rselo toreado, embarcarlo acompasando el viaje al giro de la cintura seg¨²n pretend¨ªa Fernando Cepeda, constitu¨ªa vano intento, pues al siguiente muletazo ya estaba renuente el toro, si no se postraba antes de hinojos.
Someterlo al natural cargando la suerte y llevando muy baja la mano de mandar para que humillara, al estilo de Jos¨¦ Luis Bote, supon¨ªa una fantas¨ªa oriental y, concluido el magn¨ªfico muletazo -expresi¨®n cabal de la tauromaquia cl¨¢sica-, el toro ya sew pon¨ªa a topar, o a olisquear el arenal o a morder el polvo.
Ce?ir el redondo, la mano altita al efecto de que no se derrumbara el funo, marc¨¢ndole el recorrido en suave semic¨ªrculo, o tra¨¦rselo en la suerte contraria y vaciarlo por trincherillas", como ensayaba Jos¨¦ Ignacio S¨¢nchez, equival¨ªa a pegarse coscorrones contra el muro de la raz¨®n, porque la raz¨®n desaconseja dar a las cabras tullidas tratamiento de toros ¨ªntegros.
Cierto que si Cepeda, Bote y S¨¢nchez llegan a dedicar sus esfuerzos a enjaretar los medios derechazos corriendo por todo el redondel, luego los circulares, las gurripinas, la rana y la tortilla, habr¨ªan obtenido ping¨¹es rendimientos. Pero para semejante resultado no hac¨ªa falta contratar a ninguno de los tres formando un cartel de arte: con dos histri¨®nicos pegapases y un burdo payaso bastaban.
No todo se perdi¨®, sin embargo. Para muestra un bot¨®n. Y aparte alguno de los excelentes muletazos que se han rese?ado, los tres diestros dejaron la impronta de su calidad en el toreo de capa, con especial gusto y aroma Fernando Cepeda cuando recibi¨® por ver¨®nicas al borrego que hizo cuarto.
Protest¨® la afici¨®n, muy ruidosamente la que se agrupa en el tendido 7. Los llaman reventadores, y no se sabe qui¨¦n revienta m¨¢s la fiesta: si ellos protestando o los taurinos montando esos bochornosos espect¨¢culos. Seguramente los segundos. Parece l¨®gico: si los toros salieran ¨ªntegros no habr¨ªa protestas sino pl¨¢cemes.
Lo cierto es que nadie pone coto a esta situaci¨®n ni da explicaciones. Por ejemplo, la organizaci¨®n colegial veterinaria, a la que se pregunta: ?Por qu¨¦ se caen los toros, se?ores? ?Hay epidemia? Y al ministro de Sanidad: ?Es un virus, es una enfermedad cong¨¦nita, los animalitos est¨¢n podridos, quiz¨¢ es que se han vuelto lilas de repente, consumen acaso sustancias modificadoras de su comportamiento? A ver si responden -y pronto- pues con tanto inv¨¢lido, la fiesta se muere. Y porque con las cosas de comer no se juega.
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