El sue?o extremeno se rompe en Riazor
Los azulgrana plantan cara al Deportivo, pero no pueden evitar el descenso
El sue?o del Extremadura se rompi¨® al final, en una tarde de l¨¢grimas y taquicardia junto a una playa del Atl¨¢ntico. La ilusi¨®n se quebr¨® en el minuto 64, justo cuando la tarde parec¨ªa pintar favorable para los azulgrana: vociferaban los transistores la victoria del Barcelona en Vallecas cuando la cabeza de Begiristain dio la puntilla al conjunto de Ortuondo. Tras marcar, Begiristain, elegante y respetuoso, se dio la vuelta, baj¨® la cabeza y dej¨® bien claro que no iba a celebrar la desgracia ajena. El gesto del jugador blanquiazul ilustr¨® la moraleja final que deja esta Liga a su equipo m¨¢s modesto: ha perdido la categor¨ªa pero retorna a Segunda con el orgullo de haber defendido heroicamente su suerte. As¨ª lo entendieron los miles de aficionados desplazados a La Coru?a, que hicieron regresar a los jugadores del vestuario, y algunos centenares de hinchas locales, que tambi¨¦n se quedaron en las gradas, para aclamar a unos futbolistas que se han ganado la admiraci¨®n de todo el pa¨ªs.Arropado por su hinchada, el Extremadura se alleg¨® a La Coru?a con ese equipaje de modestia, sensatez y laboriosidad que le ha permitido realizar una segunda vuelta casi heroica, por mucho que el desenlace fuese finalmente tan amargo. El Deportivo respondi¨® con el ejercicio de profesionalidad que reclamaba su t¨¦cnico, sin permitir ni una sombra de sospecha en su actitud. Puede alegarse que el Deportivo no jug¨® muy bien, que en algunos momentos dej¨® incluso que el Extremadura se le subiese a las barbas, pero todo eso le ha venido ocurriendo con reiteraci¨®n desde hace bastantes semanas. La primera parte fue una repetici¨®n exasperante de esa misma imagen desmayada que ha ofrecido el conjunto de Silva en el tramo final de la Liga. Como siempre, control¨® el juego y ofreci¨® algunos detalles art¨ªsticos con la firma de Rivaldo, y tambi¨¦n como siempre, se movi¨® al pesado trote del elefante, sin ser capaz de traducir su autoridad en peligro para la porter¨ªa contraria.
El Extremadura no se sali¨® del gui¨®n y le fue bastante bien de ese modo: orden, presi¨®n, el buen criterio de Basualdo para distribuir el juego y la explosividad de Silvani y Dur¨¦ en el ataque. Si bien Montoya salv¨® con una sensacional estirada un atronador zapatazo de Rivaldo, la mejor ocasi¨®n de la primera parte correspondi¨® al Extremadura: la madera escupi¨® un remate de Silvani con Kouba ya rendido.
Cambi¨® el rostro del Extremadura tras el descanso. Se le vio mayor determinaci¨®n y esa pizca de ansiedad que le faltaba para irse definitivamente en busca del partido. Pero por esas paradojas del f¨²tbol, la ambici¨®n acab¨® jugando en su contra. El Deportivo se sinti¨® m¨¢s c¨®modo en este nuevo escenario y cont¨® a su favor con un hecho aparentemente trivial, que tuvo sin embargo una trascendencia inesperada: la megafon¨ªa empez¨® a anunciar los goles del filial deportivista en C¨®rdoba, donde se jugaba el ascenso a Segunda, y el p¨²blico local, hasta ese momento acallado por el incansable griter¨ªo de la parroquia azulgrana, se enardeci¨® de repente. En ese clima de euforia, lleg¨® el gol de Begiristain y el Extremadura ya fue s¨®lo un tumulto de nervios, cansancio y confusi¨®n. Juanito, se puso de delantero centro, el mono Montoya de l¨ªbero y Ortuondo escarb¨® en todos los rincones para buscar gente con gol. Pero el destino ya hab¨ªa emitido su veredicto.
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