"Mi tarea es recuperar la confianza de la mayor¨ªa"
Joaqu¨ªn Almunia, que a sus 49 a?os suma dos experiencias de ministro a su ya larga trayectoria de dirigente socialista, se muestra firme y seguro en su nuevo cargo de secretario general del PSOE. "Todav¨ªa no he perdido el sue?o", afirma. Con su nombramiento, opina, "el partido est¨¢ curado de hiperliderazgo".Pregunta. ?C¨®mo se ve a s¨ª mismo, como un secretario general de transici¨®n o como un un nuevo l¨ªder del partido?
R. Me veo como el secretario general del PSOE que va a asegurar la transici¨®n entre la oposici¨®n y el Gobierno. Mi tarea es ser el l¨ªder de un partido que, en el tiempo que media de aqu¨ª a las pr¨®ximas elecciones, tiene que recuperar la confianza de la mayor¨ªa.
P. ?Y ese a?o que ha pedido para afianzar su liderazgo se lo va a dar el PP?
R. No he pedido un a?o de confianza ni un periodo de gracia. He dicho: si quieren saber si soy un l¨ªder o un albacea, como alguien ha apuntado, esperen un a?o y podr¨¢n juzgar.
P. ?Qu¨¦ pasos tiene que dar para lograr ese afianzamiento?
R. Hay que poner al partido mirando al futuro. Hay que renovar las ideas y las propuestas, dise?ar un nuevo proyecto pol¨ªtico y llegar hasta el ¨²ltimo ciudadano espa?nol para que comprenda qu¨¦ es lo que queremos. Y a la vez el partido debe dar un paso adelante, cambiar sus modos de funcionamiento. Tenemos que borrar las inercias que nos ha dejado el ejercicio del poder institucional durante tantos a?os y cambiar muchas caras. Vamos a intercalar cuadros experimentados, que los tenemos y muchos, con gente joven que aportar¨¢ otras experiencias y nuevas formas de hacer pol¨ªtica.
P. De repente, de tener un solo candidato el PSOE ha pasado a disponer de cuatro: Gonz¨¢lez, Solana, Borrell y usted.
R. ?S¨®lo cuatro? Muchos m¨¢s. Nuestra libertad de elegir a este respecto es muy amplia.
P. ?Y esa abundancia no puede provocar dispersi¨®n en el partido y confusi¨®n entre los votantes?
R. Antes de las elecciones, cuando consideremos llegado el momento, vamos a elegir un candidato. Y entre los muchos que ahora aparecen como posibles vamos a elegir el mejor.
P. ?Y cual ser¨ªa ahora el mejor?
R. No es el momento de decirlo. Tenemos tiempo.
P. ?Cu¨¢l es el papel de Gonz¨¢lez?
R. Felipe se ha apartado de la responsabilidad m¨¢xima del partido. Ahora es un militante de base, pero no ha dejado la pol¨ªtica ni el trabajo por las ideas del socialismo democr¨¢tico. Tiene tareas muy importantes encomendadas por la Internacional Socialista, muy ¨²tiles tambi¨¦n para nuestro trabajo aqu¨ª. Felipe sigue siendo, c¨®mo no, una referencia central para todo socialista espa?ol.
P. ?Va a estar en la reserva, por si hiciera falta su concurso?
R. No, no. Va a jugar el papel que le corresponde una vez que ha dejado la responsabilidad de ser secretario general, pero no interpreten que ha pedido una excedencia temporal.
P. ?Definitiva, entonces?
R. No se ha ido temporalmente para ver si vuelve. Se ha apartado y ha dado paso a una nueva etapa y a un nuevo equipo de gente.
P. ?Pero no es un movimiento t¨¢ctico?
R. Es una decisi¨®n pol¨ªtica con may¨²sculas. Lo ha explicado ¨¦l mismo con nitidez. Llevaba tiempo reflexionando en vez alta acerca de la necesidad de la renovaci¨®n en todos los planos, tambi¨¦n en el de las personas, y ha sido plenamente coherente.
P. El peso de la figura de Gonz¨¢lez, el l¨ªder de los ¨²ltimos 24 a?os del PSOE, le va a condicionar. ?Podr¨¢ soportar las comparaciones?
R. No hace falta dedicar demasiado tiempo para saber que soy distinto a Felipe. El es andaluz y yo soy vasco. ?l tiene sus caracter¨ªsticas y yo, las m¨ªas. Tengo muchas coincidencias con sus ideas. Ha sido y es mi principal referente personal en pol¨ªtica. En la inmensa mayor¨ªa de las ocasiones he apoyado lo que Felipe hac¨ªa o pensaba, pero cualquiera que nos conoce sabe que somos radicalmente distintos en muchas cosas.
P. O sea, que est¨¢ dispuesto a aportar otro estilo y nuevas pol¨ªticas.
R. La novedad no hay que entenderla como discrepancia respecto del pasado, sino como resistencia a convertir un partido como el PSOE en un partido conservador. Si la realidad cambia, si el mundo cambia, si las personas cambian, si la sociedad cambia, si los instrumentos para conseguir los objetivos de la izquierda son diferentes ?c¨®mo se puede ser de izquierdas defendiendo siempre lo mismo, actuando de la misma manera, mirando siempre al pasado y temiendo afrontar el futuro? Yo no entiendo as¨ª la izquierda.
P. ?Piensa hacer oposici¨®n de otra manera, sin tantas ataduras con el pasado, acaso m¨¢s frontal?
R. Defiendo un estilo de oposici¨®n tenaz, riguroso, responsable, que no reh¨²ye el compromiso en aquellas ¨¢reas en que el consenso es necesario o deseable, que trata siempre de aportar alternativas, que no se conforma s¨®lo con decir no. Intentar¨¦ llegar m¨¢s a la inteligencia o al coraz¨®n de la gente que la primera p¨¢gina de un peri¨®dico con un titular o una frase bella. Creo que ¨¦ste es el tipo de pol¨ªtica que m¨¢s demanda y mejor conecta con la sociedad espa?ola.
P. ?C¨®mo van a romper ese c¨ªrculo perverso en el que el PP, ante cualquier ataque, responde siempre con un contraataque al pasado del PSOE?
R. Los que no pueden salir de ese c¨ªrculo son ellos. Nosotros no estamos dispuestos a seguir ese juego. Llevamos m¨¢s de un a?o fuera del Gobierno y no hemos hecho oposici¨®n vindicativa, no hemos introducido el rencor ni la calumnia en nuestro discurso, no hemos judicializado la vida pol¨ªtica, no acudimos a personamos en los sumarios. Tratamos de hablar de educaci¨®n, de sanidad, de empleo, de medio ambiente, de los problemas territoriales, de mejorar el funcionamiento de la justicia, de c¨®mo alentar la participaci¨®n de los j¨®venes en la vida p¨²blica, de potenciar nuestra pol¨ªtica exterior y defender mejor nuestros intereses a la vez que contribuimos a la construcci¨®n europea. Esas son nuestras preocupaciones y de eso hemos debatido en el Congreso.
P. ?C¨®mo piensa que van a ser las relaciones con el Gobierno?
R. Depende del clima pol¨ªtico que se quiera imponer desde La Moncloa. Hay mucho antifelipista que est¨¢ desorientado. Y hab¨ªa mucho antifelipista agazapado, esperando nuestro 34? Congreso para seguir con su trabajo de perseguir, denigrar, atacar, calumniar a Felipe Gonz¨¢lez.
P. Pero en pocos meses se pueden volver antialmunistas.
R. Es posible, pero la obsesi¨®n neur¨®tica con la que algunos han afrontado el debate pol¨ªtico ya no tiene sentido.
P. ?Esa persecuci¨®n tiene que ver con la trama que el propio Gonz¨¢lez ha denunciado?
R. Hay sectores pol¨ªticos, medi¨¢ticos, judiciales y, en alg¨²n caso, econ¨®micos, que llevan a?os trabajando denodadamente por obtener influencia y poder a trav¨¦s de procedimientos torticeros. Ese modo de actuar, de mantenerse, lleva a envilecer la vida pol¨ªtica.
P. ?Cree que uno de sus objetivos es deslegitimar el sistema de partidos?
R. Lo que pretenden es que los intereses de unos pocos, a veces inconfesables, prevalezcan sobre la capacidad legislativa del Parlamento, sobre el poder de decisi¨®n aut¨®noma del Gobierno o la imparcialidad de los tribunales.
P. ?Alg¨²n miembro del actual Gobierno participa directa o indirectamente en esa trama?
R. Esa pregunta no tiene respuesta... de momento.
P. El juicio de Filesa, el lunes; el caso GAL, siempre presente. ?Le condiciona esa losa?
R. Lo ¨²nico que hay que pedir es que la justicia trabaje con rigor e independencia y, en la medida de lo posible, sin excesivas dilaciones. Cuando los tribunales dicten sentencia, respetaremos y acataremos las sentencias. Y punto.
P. ?Si el PP convocara elecciones a corto plazo, el PSOE est¨¢ preparado para darle respuesta?
R. Incluso si las convoca ya, no nos van a pillar desprevenidos. No tenemos miedo a los resultados si las elecciones se celebran este oto?o, en la primavera de 1998 o cuando sea. Pero la reflexi¨®n, ahora ya no en t¨¦rminos de partido, es que no es bueno que vivamos siempre en clima de campa?a electoral. Los cuatro a?os de legislatura deben cumplirse si se dispone de apoyos parlamentarios.
P. Da la impresi¨®n que la renuncia de Gonz¨¢lez no le pill¨® de sorpresa. ?Lo sab¨ªa?
R. No lo sab¨ªa. Me enter¨¦ de su decisi¨®n cuando lo dijo ante el Congreso, pero intu¨ªa que algo de eso pod¨ªa suceder.
P. ?Pero s¨ª era consciente de que con su renuncia usted contaba con grandes posibilidades de ser el sucesor?
R. En absoluto. De hecho, la tarde del viernes no s¨®lo o¨ª que se manejaban otros nombres, sino que yo mismo propuse otro candidato, pero al final...
P. ?A qui¨¦n?
R. Mi candidato era Ram¨®n J¨¢uregui.
P. La nueva ejecutiva se aleja de su modelo en un 50%. ?No se va a sentir vigilado por los generales con tropa del PSOE?
R. No tengo esa sensaci¨®n. Al contrario, me siento muy bien
arropado. Yo me pronunci¨¦ antes del 34? Congreso por una ejecutiva m¨¢s reducida y cohesionada. Y le puedo asegurar que, en la primera reuni¨®n, el pasado lunes, las voces que all¨ª se escucharon eran todas ellas voces de dirigentes nacionales del partido.P. Parece que hay un problema de disparidad regional y que el PSOE necesita una direcci¨®n m¨¢s un¨ªvoca.
R. En Espa?a se ha producido, y nosotros mismos lo hemos protagonizado, un proceso de descentralizaci¨®n del poder muy intenso, mayor al de cualquier otro pa¨ªs europeo en este breve periodo de tiempo. Encontrar factores de cohesi¨®n y de integraci¨®n com¨²n a partir de una realidad plural es ahora m¨¢s complejo que antes. El PSOE durante a?os ha podido desentenderse algo de este problema, porque desde el Gobierno de la naci¨®n se produc¨ªa esa s¨ªntesis, pero ahora necesita asegurar ese proyecto com¨²n.
P. ?Aceptar una ejecutiva m¨¢s amplia y menos renovada de lo que le hubiera gustado fue su tributo al consenso?
R. En democracia hay que defender las propias ideas y ser capaz de asumir las de los dem¨¢s. Dise?¨¦ una estructura de la ejecutiva, negoci¨¦ con los que representaban a los delegados y vi con satisfacci¨®n que lo esencial de mis ideas qued¨® reflejado en esa candidatura, que el 73% la vot¨® a favor.
P. ?Y echa de menos a alguien?
R. No es un secreto que a m¨ª me hubiese gustado que Felipe Gonz¨¢lez siguiera en la ejecutiva.
P. ?Se le ha ofrecido para ayudarle?
R. Gonz¨¢lez est¨¢ a la plena disposici¨®n de la direcci¨®n del partido y, en particular, del secretario general. Su actitud es mod¨¦lica.
P. ?Su mensaje de integraci¨®n es un gesto o una promesa? Por ejemplo, ?qu¨¦ tarea va a encargar a Alfonso Guerra?
R. En mi intervenci¨®n en el Congreso afirm¨¦ que no siempre en el juego de mayor¨ªas y minor¨ªas debe surgir una integraci¨®n de todos. La prueba de que no todos se integraron es ese 27% de abstenciones que tuvo la candidatura que yo encabezaba. Pero tambi¨¦n dije: hemos obtenido el 73% de apoyo, pero somos la direcci¨®n de todo el partido socialista. Y yo conf¨ªo que eso se est¨¦ notando y se vaya a notar mucho m¨¢s en los pr¨®ximos meses. Con Guerra, he hablado. Alfonso est¨¢ en la mejor disposici¨®n.
P. Usted se ha significado por una cierta combatividad contra el modelo de gesti¨®n del partido que encarnaban los guerristas; ?le preocupa tener un foco enquistado de oposici¨®n en las bases?
R. Creo que se puede dirigir el partido sin exigir unanimidad. En el 99% de los casos es un s¨ªntoma de que algo falla en el debate democr¨¢tico. Los congresos regionales van a demostrar que las viejas clasificaciones ya no responden a nada. Ya no va a contar qui¨¦n es amigo de qui¨¦n, sino la capacidad para trabajar juntos.
R. ?Har¨¢ muchos cambios en el modelo de organizaci¨®n?
R. Tenemos que seguir adaptando el partido a una sociedad muy distinta, en la que predominan las clases medias. Tenemos que hacer llegar nuestras propuestas a una mayor¨ªa de gente que no canaliza sus aspiraciones a trav¨¦s de los partidos, sino de los movimientos ciudadanos o de las organizaciones no gubernamentales.
P. Pero el del Congreso se ha cerrado con bastantes heridas.
R. No. Se pronosticaba un parte de bajas much¨ªsimo m¨¢s elevado y con heridas m¨¢s graves.
"Cuando recuperemos el poder cambiaremos el modelo de financiaci¨®n auton¨®mica
Pregunta. El Congreso del PSOE le ha dado el mandato de negociar la financiaci¨®n auton¨®mica. ?Qu¨¦ posibilidades ve de llegar a un acuerdo con el Gobierno?Respuesta. La necesidad de llevar a cabo esa negociaci¨®n es obvia. No es pol¨ªticamente viable asentar definitivamente un modelo de financiaci¨®n del Estado de las autonom¨ªas habiendo roto el consenso constitucional y habiendo puesto enfrente de lo pactado por el PP con los nacionalistas pr¨¢cticamente a la mitad del Parlamento y, en particular, al principal partido de la oposici¨®n. De seguir as¨ª las cosas, de no abrirse la negociaci¨®n, de no recomponerse el consenso, cuando recuperemos el poder cambiaremos el actual modelo. Y todo el mundo sabe que no es bueno que un Estado modifique aspectos tan esenciales de su estructuraci¨®n en funci¨®n de, las mayor¨ªas que se puedan producir en una elecci¨®n o en otra.
P. ?Le preocupa m¨¢s el 30% o la cesi¨®n de soberan¨ªa normativa?
R. El 30% no, me preocupa nada. Lo hemos dicho por activa y por pasiva. Lo que me parece un error de consecuencias incalculables, y desde luego no calculadas por el actual Gobierno, es haber abierto la capacidad normativa en un impuesto tan importante para asegurar la cohesi¨®n y la igualdad de los ciudadanos ante la carga fiscal como es el IRPF.
P. ?Est¨¢ en peligro la cohesi¨®n nacional?
R. Desde luego. La capacidad normativa de los principales tributos en manos de todas las comunidades aut¨®nomas es un germen de desigualdad, porque un espa?ol que gane diez millones de pesetas podr¨¢ pagar distinto impuesto sobre la renta en Barcelona, en Sevilla, en Murcia o en La Coru?a.
P. ?La cesi¨®n es s¨®lo fruto de la presi¨®n nacionalista?
R. Seg¨²n cuentan, el PP hizo una oferta que los nacionalistas no pod¨ªan creer que fuese cierta y que no les qued¨® m¨¢s remedio que aceptar. CiU no iba a decir que no a un regalo de ese tipo.
P. Pero cuando el PSOE recupere el poder va a ser muy dif¨ªcil arrebatar esas competencias a los nacionalistas.
R. No veo por qu¨¦. Una ley cambia otra ley. Y adem¨¢s, a fecha de hoy a¨²n nadie ha hecho uso de las posibilidades que da la ley de cesi¨®n del IRPF en cuanto a capacidad normativa. Se ha roto un aspecto esencial del modelo de financiaci¨®n, se ha quebrado el consenso constitucional de forma absolutamente gratuita, irreflexiva e irresponsable.
P. ?El PP est¨¢ en condiciones de dar marcha atr¨¢s?
R. Me gustar¨ªa pensar que s¨ª, pero la verdad es que les miro, les analizo y no les veo condiciones ni para eso ni para casi nada.
P. ?Por las hipotecas asumidas en su pacto de legislatura?
R. Son muy d¨¦biles negociando frente a los nacionalistas. Y su debilidad no deriva del n¨²mero de esca?os -tienen s¨®lo tres menos que nosotros en la anterior legislatura- sino de la ausencia de un modelo de referencia para saber cu¨¢les son las consecuencias de sus concesiones. Si se tratase de una materia menor no ser¨ªa tan grave, pero es que estamos hablando de la estructura del Estado.
P. Y esa especie de subasta para conseguir m¨¢s impuestos...
R. Nos preocupa mucho. El martes se ha debatido el nuevo Cupo vasco y la revisi¨®n del Concierto Econ¨®mico, y no estamos de acuerdo con esa reforma. Pero es que Navarra ya quiere conseguir lo logrado por los vascos. Y la Generalitat de Catalunya ya ha preparado su tabla de reivindicaciones para conseguir lo mismo. Y si Catalu?a lo consigue, nadie puede ser tan ingenuo para creer que ah¨ª se va a quedar la cosa. Detr¨¢s vendr¨¢n Valencia, Andaluc¨ªa, Madrid...
P. Esta posici¨®n de firmeza les condena casi a conseguir la mayor¨ªa absoluta, porque ser¨¢ dif¨ªcil que puedan volver a gobernar con apoyo nacionalista.
R. Cuando gobernamos desde 1982 a 1993 con mayor¨ªa absoluta se levantaron muchas voces en contra. Desde el 93 al 96 recurrimos a CiU y en ocasiones al PNV. Entonces el PP se rasgaba las vestiduras al acusar al PSOE de vender a precio de saldo las esencias de la patria. En poco m¨¢s de un a?o, las cesiones del PP a los nacionalistas han sido mucho mayores que las del PSOE en 13 a?os. No s¨®lo lo digo yo, lo proclaman Pujol y Arzalluz. ?Cu¨¢l es nuestro objetivo? Ganar las pr¨®ximas elecciones en unas condiciones que nos permitan gobernar con coherencia y autonom¨ªa, algo muy distinto a lo que hace el PP.
"La causa com¨²n es mucho m¨¢s que la suma del PSOE e IU"
Pregunta. Para recuperar el poder, usted ha lanzado una propuesta que suena a rupturista en la cultura del PSOE: la causa com¨²n de la izquierda. ?C¨®mo piensa articular ese acuerdo?Respuesta. Si se prestase atenci¨®n a lo que ha ocurrido en el ¨²ltimo a?o, no deber¨ªa sorprender esta propuesta. Despu¨¦s de la derrota electoral, Felipe Gonz¨¢lez se entrevist¨® con Julio Anguita y de ah¨ª surgi¨® un proceso de di¨¢logo entre dirigentes del PSOE y de IU durante todo el oto?o pasado y la conclusi¨®n fue que ten¨ªamos muchas coincidencias y algunas divergencias, importantes pero no insuperables. Desgraciadamente, la direcci¨®n de IU, yo creo que personalmente Julio Anguita, dio orden de parar aquel proceso a final de 1996. En estos meses la izquierda no ha avanzado, sino m¨¢s bien el PP ha utilizado a una parte de la izquierda frente a otra. Por lo tanto, creo que este es el momento indicado no para dar un giro a nuestra pol¨ªtica, sino para reanudar lo iniciado en com¨²n. Pero el PSOE ha hecho un llamamiento no s¨®lo a IU, sino a otras fuerzas sociales y c¨ªvicas, a las centrales sindicales, a muchas organizaciones no gubernamentales, al mundo de la cultura. Es un llamamiento al movimiento ciudadano, a las asociaciones de padres que ven con preocupaci¨®n el deterioro de la ense?anza. Es un llamamiento a todas las personas que se sienten progresistas. La causa com¨²n es mucho m¨¢s que la suma del PSOE e IU.
P. Pero a algunos puede sonarle a alianza t¨¢ctica.
R. Lo que se trata es de construir un proyecto com¨²n. Eso exige recuperar una forma de hacer pol¨ªtica desde abajo, con la gente, no s¨®lo desde las c¨²pulas.
P. Dadas las diferencias -uni¨®n monetaria, reforma laboral y otras- que les separan de IU, ?sobre qu¨¦ bases se puede construir la causa com¨²n?
R. La derecha gobierna porque la izquierda pol¨ªtica est¨¢ dividida. Ellos tienen m¨¢s esca?os a pesar de que nosotros tenemos m¨¢s votos. En esa reflexi¨®n queremos ver a Izquierda Unida y a esa reflexi¨®n convocamos a Julio Anguita. Porque no es indiferente que la derecha gobierne. El discurso de que el PSOE y el PP eran sin¨®nimos se ha revelado falso. La pol¨ªtica educativa de la se?ora ministra Aguirre es un atentado contra una educaci¨®n igual para todos; la pol¨ªtica sanitaria deja ver negros nubarrones sobre el futuro del sistema nacional de salud que hemos construido; la irresponsabilidad con la que desde el Gobierno se gestiona la Seguridad Social hace temer que los buenos prop¨®sitos del Pacto de Toledo se queden en letra muerta; las medidas Fiscales que ha adoptado este Gobierno son tan regresivas que dan un giro de 180 grados respecto a la pol¨ªtica seguida desde la primera reforma fiscal aprobada por la UCD en 1978. Y as¨ª pod¨ªamos seguir.
P. ?Con Anguita es posible llegar a este acuerdo?
R. Queremos un acuerdo que sume fuerzas, pero asentado sobre bases realistas. No es posible dise?ar una estrategia fuera de lo que significa el proyecto de uni¨®n europea, ni me parece viable creer que el proyecto com¨²n ignore c¨®mo funciona la econom¨ªa de mercado.
P. Se olvida de que uno de los talones de Aquiles del PSOE fue el choque con los sindicatos.
R. La oposici¨®n sindical provoc¨® una deslegitimaci¨®n de determinadas pol¨ªticas y minusvalor¨® algunos resultados de nuestra gesti¨®n. Pero las relaciones entre el PSOE y los sindicatos se han normalizado y buscar ahora elementos relevantes de discrepancia entre sus estrategias y nuestras propias propuestas es bastante dif¨ªcil.
P. ?Y no teme dejar el centro libre para el PP como ha vaticinado ya el Gobierno?
R. Algunos portavoces del PP se han apresurado a hacer esas reflexiones. Se equivocan de plano. La sociedad espa?ola apuesta mayoritariamente por los valores de progreso. Existe un amplio espacio pol¨ªtico entre el centro y la izquierda que es capaz de ponerse de acuerdo en un proyecto pol¨ªtico. Ese es nuestro objetivo y a la vez esa es la enorme limitaci¨®n que tiene la derecha en Espa?a. El PP se ha autodenominado de centro y han bastado unos pocos meses de gobierno para dejar esa imagen hecha a?icos. Ser de centro significa renunciar al revanchismo, a la intolerancia y al abuso de poder para perseguir al discrepante. El PP, en cambio, en todas sus pol¨ªticas, actitudes, talantes y valores sigue siendo la derecha.
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