Pensiones: pintar como querer
El Congreso de los Diputados acaba de aprobar una Ley sobre Consolidaci¨®n y Racionalizaci¨®n de la Seguridad Social que ni consolida ni racionaliza ni asegura las pensiones. Esta reforma de las pensiones p¨²blicas evidencia algunos de los peores rasgos de la democracia. Cuando los l¨ªderes disimulan el, verdadero car¨¢cter de las medidas que acuerdan para no enfrentarse con una opini¨®n p¨²blica mal informada, el sistema democr¨¢tico empieza a deslizarse hacia la demagogia.El sistema de pensiones p¨²blicas de reparto prevalente en gran parte del mundo occidental es probable, incluso previsible que acabe quebrando. Las reformas que dicen consolidarlo no consisten sino en reducciones de los beneficios prometidos. Lo peor es que la dependencia de los pensionistas de la protecci¨®n del Estado reduce la propensi¨®n a ahorrar y socava las bases de la autonom¨ªa individual. Primeramente, veamos las mejoras que con tiene esta ley. Separa el modo de financiar las pensiones contributivas y las no contributivas. Es decir, que la Seguridad Social tendr¨¢ que pagar s¨®lo las pensiones de los cotizantes y quienes no hayan podido contribuir recibir¨¢n su ayuda m¨ªnima directamente del Presupuesto del Estado.
Otra mejora es la que tiende, nada m¨¢s tiende, a proporcionar la pensi¨®n y los a?os de cotizaci¨®n: hasta ahora, mientras hac¨ªan falta 35 a?os de cotizaci¨®n para obtener el 100% de la pensi¨®n, bastaba con s¨®lo 15. a?os para conseguir el 60%; en la nueva ley, con 15 a?os se obtiene el 50% de la pensi¨®n, lo que reduce el incentivo para estrategas del m¨ªnimo esfuerzo de cotizaci¨®n. Pero los defectos priman. Un sistema de reparto consiste en que las pensiones de cada a?o se pagan con los ingresos de la Seguridad Social de cada a?o, m¨¢s una subvenci¨®n p¨²blica si los ingresos no alcanzan. Es, pues, crucial la "tasa de dependencia" o proporci¨®n entre quienes cotizan y quienes en cada momento cobran la pensi¨®n. En per¨ªodos de expansi¨®n econ¨®mica aumenta el n¨²mero de los empleados respecto de los jubilados. Pero, seg¨²n Jos¨¦ A. Herce, de la Fundaci¨®n Fedea, las proyecciones demogr¨¢ficas de los estudios mas fiables, con todo lo que tienen de aproximadas, se?alan que la tasa de dependencia, de indicar un jubilado por cada cuatro trabajadores hoy, podr¨ªa pasar a un jubilado por cada tres en el 2025. Ello lleva a algunos especialistas a predecir que el d¨¦ficit de la Seguridad Social en ese momento podr¨ªa equivaler a un 4% del producto interior bruto (PIB). Recuerden que el Pacto de Estabilidad compromete a mantener todo el d¨¦ficit p¨²blico por debajo de una cifra equivalente al 3% del PIB. Ante tal amenaza, las democracias populistas optan por reducir las pensiones, mientras proclaman que las mantienen y las aseguran. As¨ª, seg¨²n la ley reci¨¦n aprobada, la pensi¨®n ya no se calcular¨¢ sobre la media de los ingresos obtenidos en los ¨²ltimos ocho a?os de vida laboral, que suelen ser los mejor pagados, sino en m¨¢s a?os hasta llegar a 15. As¨ª, el m¨¢ximo de cotizaci¨®n a. pagar por cada trabajador se ha elevado por t¨¦rmino medio (lo que llaman "destope de la cotizaci¨®n"), pero sin "destopar" la paga de jubilaci¨®n, para la que se ha fijado un m¨¢ximo. Incluso la promesa de revalorizar autom¨¢ticamente las pensiones seg¨²n el ¨ªndice de precios al consumo (IPC) previsto, que tan generosa parece, no es sino otra forma de contener las pensiones, que hasta ahora y por t¨¦rmino medio, ven¨ªan subiendo muy por encima del IPC.
Las pensiones contributivas deber¨ªan serlo de verdad, fluyendo del r¨¦dito de lo que la ley obligara a cada trabajador a acumular a lo largo de su vida. El ahorro de las familias crecer¨ªa por encima incluso del m¨ªnimo legal y multiplicar¨ªa el crecimiento econ¨®mico. La pensi¨®n pertenecer¨ªa personalmente a cada individuo, libre de topes Y topos.
El presupuesto del Estado s¨®lo deber¨ªa atender las pensiones no contributivas, en vez de estar en continua disposici¨®n de colmar recurrentes d¨¦ficits de la Seguridad Social. No hagan caso de quienes dicen que el sistema de capitalizaci¨®n no funcionar¨ªa en Espa?a. Los dem¨®cratas chilenos lo han mantenido pese a haber sido creado bajo Pinochet. Los dem¨®cratas espa?oles, tarde o temprano, se rendir¨¢n a la evidencia.
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