Fil¨®logos en agon¨ªa
En un Madrid no lejano reinar¨¢n el derecho y el periodismo, las estrellas ser¨¢n los fisioterapeutas, y los malditos, al borde de la mendicidad, la delincuencia y el destierro, los fil¨®logos. O lo que es lo mismo -pues fil¨®logo suena herm¨¦tico y hasta cabal¨ªstico-, la gente de letras. En contra de lo que se ve¨ªa venir en las novelas de ciencia-ficci¨®n y en las p¨¢ginas de anuncios de los a?os ochenta, los ingenieros de telecomunicaci¨®n no ser¨¢n los se?oritos que estacionan Porsches en las terrazas de la Castellana: de momento ya se han quedado en Golf, y qui¨¦n sabe, a juzgar por las tendencias, si no terminar¨¢n aparcando la 20? generaci¨®n de Seat Ibiza. Algo parecido les pasa a los ingenieros inform¨¢ticos y, qu¨¦ maravilla, a los arquitectos: ah¨ª es donde se confirma que los huecos que le hemos ganado al cintur¨®n oficial en los ¨²ltimos a?os s¨ª han servido para eliminar de la carrera a aquellos que s¨®lo quer¨ªan relumbr¨®n. Muchos.
Estas profec¨ªas, no se crea, son cient¨ªficas. Se desprenden del cuadro de las 50 carreras m¨¢s solicitadas por los nuevos universitarios en las cinco universidades p¨²blicas madrile?as (v¨¦ase EL PA?S del domingo), y a mi modo de ver es m¨¢s revelador sobre lo que somos y lo que deseamos ser que los telefilmes surrealistas de la hora de la, siesta, y que son los que un 91% de la poblaci¨®n utiliza para comprobar si su percepci¨®n de la realidad es la correcta.
Mucha gente -y ¨¦sta es tambi¨¦n una sorpresa- sigue deseando ser psic¨®logo (no se especifica si psicoanalista o conductista, y ¨¦se ser¨ªa el ¨²nico parte fiable sobre la guerra civil que ambos bandos sostienen desde hace d¨¦cadas), y nada m¨¢s nacer, los estudiantes de ciencias ambientales (?ambient¨®logos?, ?ambientados?, ?verdes?, ?paisag¨®logos?, ?ambientorros?, ?guapos?) se han plantado en el n¨²mero 15 de las carreras m¨¢s solicitadas de la tabla, Un lugar nada despreciable si se observa que va antes que el cl¨¢sico arquitecto (18), el entra?able maestro (21) -pese a la serie de televisi¨®n- o que el preferido de las madres: el ingeniero de Caminos (?32!). Habr¨ªa que nombrarle patrimonio nacional o algo as¨ª para sostenerle el prestigio. Pi¨¦nsese que su gran rival en el hit-parade patrio de las ¨²ltimas generaciones, el notario, se mantiene, junto con el abogado del Estado, en la carrera m¨¢s solicitada, que es Derecho.
No insistamos demasiado en los ¨²ltimos lugares de la lista -bibliotecario, polit¨®logo, maestro de educaci¨®n especial, logopeda, pedagogo y educador social (quiz¨¢ les fuera mejor si se supiera qu¨¦ es lo que hacen)-, para fijarnos en el ¨²ltimo, el 50?: el fil¨®logo. Dicho as¨ª, fil¨®logo, suena casi tan mal como sus inmediatos competidores, pero pi¨¦nsese que ¨¦sa es nada menos que la cantera de los profesores de literatura y de no pocos escritores y poetas (adem¨¢s de abundantes pelmazos, cantama?anas, delirantes, agazapados y borrachos, pero de eso no tiene la exclusiva). Que alguien venga y explique por qu¨¦ cuesta entenderlo: este pa¨ªs es el cuarto productor de t¨ªtulos del mundo y el ¨²nico desde Byron en que un libro de poemas triunfa entre las masas de una Feria del Libro, y resulta que los estudios universitarios menos solicitados son aquellos que se dedican espec¨ªficamente a las Letras.
Y llega el momento de la demagogia: filolog¨ªa inglesa se encuentra 16 puntos m¨¢s arriba en las preferencias de los estudiantes, y periodismo -que yo personalmente considero un pariente no remoto de la filolog¨ªa, y conmigo un gran n¨²mero de sus estudiantes, me consta- se encuentra 47 puntos m¨¢s arriba. Y sigo con la demagogia: tambi¨¦n estar¨ªa dispuesto a apostar a que ma?ana seguir¨¢ habiendo en este pa¨ªs m¨¢s puestos de trabajo de profesor que de periodista. Este es, pues, el misterio del d¨ªa: qu¨¦ es lo que ha ocurrido, c¨®mo, por qu¨¦ y, sobre todo, por qui¨¦nes y con qu¨¦ peregrinos o polvorientos criterios para que el atractivo de la que durante siglos fue en muchos sitios la mejor carrera -ah¨ª es nada, la poes¨ªa, el idioma- haya ca¨ªdo tan bajo. Yo, desde luego, tengo mis ideas.
Ya s¨¦ que la estad¨ªstica, como dec¨ªa Borges, es el arte de conseguir que Juan y Manuel tengan medio pollo cuando en realidad uno de ellos tiene uno y el otro ninguno, pero es sobre estad¨ªsticas, y no sobre libros de caballer¨ªa, como conformamos hoy nuestra imagen del mundo.
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