Mutis
El mutis de Felipe Gonz¨¢lez, al salir del primer plano de la escena, ha sido impecable. Jaime Garc¨ªa A?overos calificaba su gesto en estas p¨¢ginas de jugada maestra: sobre todo por su estricta fidelidad al esp¨ªritu y la letra del reglamento. Y cabe estar de acuerdo con ¨¦l, pero prefiero la met¨¢fora teatral a la deportiva, pues si la catarsis lograda por su mutis resulta evidente, no sucede lo mismo con el ¨¦xito de su proeza, cuyo resultado para el tanteo final del partido que se juega parece m¨¢s que dudoso. Lo que s¨ª es indudable, y aqu¨ª estamos todos de acuerdo, es la singularidad de su haza?a; Gonz¨¢lez es el mejor pol¨ªtico de su generaci¨®n, pero m¨¢s por la elegancia de su estilo y su calurosa lealtad que por su destreza t¨¦cnica.Su mutis, adem¨¢s de proporcionarle una salida digna como inmejorable soluci¨®n personal, impone tambi¨¦n una ruptura de la continuidad, actuando como inexorable ca¨ªda del tel¨®n que cierra la escena previa y abre un inquietante entreacto. Ahora s¨ª que se ha pasado por fin la p¨¢gina del 3 de marzo del a?o pasado inici¨¢ndose la traves¨ªa del desierto que habr¨¢ de conducirnos hacia la incertidumbre del posf¨¦lipismo. Y a partir de aqu¨ª es donde comienzan a plantearse los m¨¢s desconocidos interrogantes.
?Cu¨¢l ser¨¢ el ticket electoral del PSOE en los pr¨®ximos comicios? ?Se lograr¨¢ superar la divisi¨®n hist¨®rica entre socialistas y comunistas? ?Qu¨¦ estrategia adoptar¨¢ a partir de ahora la izquierda posf¨¦lipista en el debate entre Mercado y Estado? ?Qu¨¦ objetivos pol¨ªticos perseguir¨¢ en el futuro la derecha espa?ola, privada de su coartada antifelipista? ?C¨®mo se resolver¨¢ la judicializaci¨®n de la pol¨ªtica, una vez desaparecido del foro su principal protagonista? ?C¨®mo evolucionar¨¢ el evidente divorio entre la clase pol¨ªtica y la sociedad civil, una vez retirado el ¨²nico pol¨ªtico dotado de carisma popular? En fin, ?c¨®mo ser¨¢ el pr¨®ximo sistema pol¨ªtico que nos aguarda, hu¨¦rfano de su actual centralidad f¨¦lipista? Dejo para m¨¢s adelante la conveniencia (te reflexionar sobre las perspectivas que se abren para la socialdemocracia espa?ola, dada su crucial bifurcaci¨®n entre la Escila neoliberal y el Caribdis estatalista. Y es que hoy s¨®lo toca el an¨¢lisis de las m¨¢s inmediatas consecuencias pol¨ªticas. ?Qu¨¦ va a pasar a continuaci¨®n?
Como el antif¨¦lipismo sigue siendo un negocio rentable, est¨¢ cundiendo la especie de que Gonz¨¢lez no se ha retirado de verdad: s¨®lo lo fingir¨ªa de cara a la galer¨ªa para poder escurrir el bulto hurtando su responsabilidad. Pero en la sombra seguir¨¢ mandando tras las bambalinas, y en cuanto pueda intentar¨¢ un triunfal regreso al estilo De Gaulle, una vez resuelto su calendario judicial. Bien, pues se equivocan. Dado el tipo de mutis que ha protagonizado Gonz¨¢lez, s¨®lo podr¨ªa volver si antes resolviera con ¨¦xito la trama de la conspiraci¨®n antif¨¦lipista. Pero parece evidente que no podr¨¢ lograrlo nunca. As¨ª que deberemos acostumbrarnos a su nuevo papel pol¨ªtico extramuros del sistema, actuando no de Deng Xiaoping sino de Margaret Thatcher a la espa?ola, como conciencia cr¨ªtica que ante nadie rinde cuentas.
La derecha tiene perspectivas inciertas. A corto plazo el papel de Aznar subir¨¢ moderadamente, al romperse su empate con un Gonz¨¢lez en retirada. Pero como es un pol¨ªtico sin estilo ni trazas, que s¨®lo sabe jugar a la contra segando los tobillos del adversario, m¨¢s pronto o m¨¢s tarde terminar¨¢ por descender hasta el nivel de su verdadera talla. Lo. que no se sabe es el plazo que le quedar¨¢ tras el ingreso en la moneda ¨²nica. Si disuelve inmediatamente despu¨¦s, podr¨ªa sucederle como a Chirac. As¨ª que aguantar¨¢ hasta el final de la legislatura. Y para entonces el t¨¢ndem Almunia Solana puede barrer, privado Anguita de su coartada antisocialista.
En cuanto al clima medi¨¢tico, debiera estabilizarse al perder la prensa ultra su objeto de deseo homicida. Pero hay que descartarlo, pues su empecinamiento antifelipista no desmayar¨¢ nunca: al fin y al cabo, es la cartera lo que se juega.
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