Recuerdo de Halffter y triunfo de Frederica von Stade
Granada, sus barrios y lugares hist¨®ricos, sus plazas, palacios y corrales, sus modernos centros y sus entornos alhambristas, se llena de. festival y, con ¨¦l, de vida. Hubo d¨ªa en el que se celebraron 14 manifestaciones pues se supone y demuestra el n¨²mero y la plural¨ªdad de los p¨²blicos. La idea central de este a?o, el, festival como una serie de "puntos de encuentro", funciona en todos los aspectos: programas, autores, int¨¦rpretes, ¨¦pocas y estilos. Quiz¨¢ ignore el director Alfredo Aracil que cuando naci¨® el festival en 1952 por el "encuentro" de una, serie de impulsos el que fue su gran -motor decisivo desde la direcci¨®n general de Bellas Artes, Antonio Gallego y Burin, me dijo en una entrevista radiof¨®nica algo as¨ª: "Quisiera que el festival fuera, como la misma Granada, un gran punto de encuentros, un cruce de culturas".En la jornada del mi¨¦rcoles, Ernesto Halffter tuvo atenci¨®n, como en d¨ªas anteriores, en el teatrillo entra?able e hist¨®rico del Alhambra Palace, en donde la joven soprano Marta de Castro (Vigo, 1975) y el profesor Rogelio Rodr¨ªguez Gavilanes, de la Escuela Superior de Canto de Madrid, desgranaron algunos de los verdaderos "tiempos" del compositor: el Madrid de la generaci¨®n del 27 y la Residencia, el Par¨ªs de Ravel, los versos de Apollinaire y Cools, el Portugal popular y cultivado, la evocaci¨®n cubana, el homenaje a los amigos y maestro -Turina, Vi?es-, el mito cervantino de Dulcinea visto por el lusitano Carlos Selvagem. Hasta alguna parcela cinematogr¨¢fica, como el chotis sobre texto de Torcuato Luca de Tena, complet¨® la visi¨®n global y la exposici¨®n del preciosismo detallado y la felicidad cruzada de melancol¨ªa del inolvidable Ernesto Halffter. Cada tarde se llena el saloncillo de la Alhambra para aplaudir la l¨ªrica del disc¨ªpulo de Falla en la voz fresca y bella de Marta de Castro y el pianismo riguroso de Gavilanes.
Una gran cantante
Por la noche, en el patio de Carlos V, hubo fiesta grande con el arte m¨¢gico, la expresividad afectiva, la inteligencia, la po¨¦tica y la dramaturgia de Federica la Grande. Ya saben: se trata del noble se?or¨ªo l¨ªrico y personal de Frederica von Stade. Su programa, en colaboraci¨®n con la Sinf¨®nica de RTVE dirigida por Jos¨¦ Collado, encant¨® y entusiasm¨® a todos. El lenguaje de la. m¨²sica, su acentuaci¨®n, puntuaci¨®n y significado van siempre m¨¢s lejos de la labor de una diva; son realmente muy hondas lecciones de m¨²sica.Abord¨® la Stade un conjunto de arias escritas para personajes masculinos - encarnados por voces femeninas: H?ndel, Mozart, Thomas, Gounod y Rossini en sus figuras de Xerxes, Ariodante, Cherubino, Sesto (T¨ªtus), Frederique (Mignon), Stefano (Romeo y Julieta) y Tancredi.
Desde la voz transparente y emotiva, la entonaci¨®n perfecta y el bell¨ªsimo fraseo hasta el m¨¢s leve adem¨¢n, Frederica cre¨® y mantuvo con su gesto suave un clima de hechizo. Si alguno de los asistentes no era ya stadeadicto lo es desde hace unas horas. No puede cantarse mejor, ni cabe infundir en el canto el complejo y apasionante mundo de la ¨®pera como lo hace esta maravillosa int¨¦rprete capaz de convertir en natural el largo trabajo, refimado instinto y superior talento.
Por ella y por la idea que anim¨® la variada selecci¨®n, el programa de Stade cobr¨® un raro sentido de unidad que apoy¨®, en su ejemplar nota de programa, Jos¨¦ Luis Rubio. En las oberturas que suelen entreverarse con el canto en este g¨¦nero de actuaciones, Jos¨¦ Collado y la Sinf¨®nica de RTVE pusieron la mejor voluntad de colaboraci¨®n. En resumen, una noche para la gran antolog¨ªa del festival.
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