El ingreso en la UE y la OTAN, objetivo de Polonia,
El a?o 1997 es para Polonia un a?o de decisiones cruciales. Nos esperan las elecciones parlamentarias. Se acerca tambi¨¦n el. momento de soluciones que integrar¨¢n a Polonia con la comunidad occidental, pol¨ªtica, econ¨®mica y defensiva. Se abre una nueva p¨¢gina de la historia polaca, y yo estoy convencido de que ser¨¢ tambi¨¦n un nuevo cap¨ªtulo de la historia de Europa. Recientemente le¨ª en EL PA?S palabras' muy favorables para Polonia. Las encontr¨¦ en un art¨ªculo que constituye un an¨¢lisis perspicaz y acertado de las cuestiones, europeas. Me alegro de que, desde los extremos de Europa, veamos de forma similar los retos contempor¨¢neos. En este contexto es significativo para nosotros, los polacos, que las decisiones hist¨®ricas para nuestro pueblo vayan a ser tomadas precisamente en la capital de Espa?a.El periodista de este diario escribi¨®: "En la cumbre de julio en Madrid, la Alianza debe anunciar la apertura del proceso de integraci¨®n de Polonia, la Rep¨²blica Checa, Hungr¨ªa ( ... ) dando a conocer claramente que la ampliaci¨®n de la Alianza es ya. un hecho y que no constituye ning¨²n problema para la seguridad de Rusia, al contrario, lleva consigo beneficios significativos para. ese pa¨ªs". Y a?ade, refiri¨¦ndose a nuestro ¨¦xito com¨²n europeo: "La integraci¨®n con la OTAN y la UE como un objetivo ha disciplinado eficazmente las reformas democr¨¢ticas, como tambi¨¦n la vida pol¨ªtica y econ¨®mica de los pa¨ªses de Europa central y del Este. Este impulso sigue siendo indispensable".
S¨ª, efectivamente. La transformaci¨®n en nuestra parte de Europa significa, ante todo, una apertura al mundo. A?adamos, sin embargo, una reapertura. Polonia siempre fue part¨ªcipe de la comunidad de la civilizaci¨®n europea. Y tambi¨¦n un lugar de encuentros de culturas y gentes. El balance de nuestros contactos con los vecinos y con toda Europa, particularmente de los econ¨®micos y culturales, fue en gran medida positivo.
Despu¨¦s de la II Guerra Mundial nuestro pa¨ªs qued¨® separado del resto de Europa por el tel¨®n de acero, pero sus ciudadanos jam¨¢s lo aceptaron. En 1989 dimos testimonio de que quer¨ªamos participar en los procesos naturales de integraci¨®n de nuestro continente y de que eso constituye un elemento importante de nuestra percepci¨®n de la soberan¨ªa. El deseo com¨²n de los polacos es que nuestro pa¨ªs entre el nuevo milenio en las estructuras que nos garantizar¨¢n una seguridad duradera, la democracia y un sistema econ¨®mico eficaz. En esta cuesti¨®n no hay en Polonia divisiones pol¨ªticas. Seg¨²n las ¨²ltimas encuestas, el acceso a la OTAN y a la UE cuenta con el apoyo del 90% de los polacos.
Sin embargo, hay que se?alar que en Polonia hay pol¨ªticos que tratan do, demostrar que la realizaci¨®n de los objetivos fundamentales, la seguridad y el bienestar, no requiere la continuaci¨®n de las transformaciones y la integraci¨®n con la Comunidad Europea y euroatl¨¢ntica. La imposici¨®n de esos conceptos a la opini¨®n p¨²blica tendr¨ªa resultados singularmente negativos.
Los intentos de ganar capital pol¨ªtico con ayuda del eurbescepticismo es hoy una empresa sin esperanzas, pero a la pregunta sobre cu¨¢l es el argumento a favor de que Polonia se encuentre en la Uni¨®n y en la OTAN, algunos medios pol¨ªticos polacos responden: "Porque los polacos se lo merecen, por su historia de martirio y por sus m¨¦ritos".
Pienso oponerme a los intentos de imponer semejante pensamiento a la opini¨®n p¨²blica polaca. Para conseguir la seguridad y el bienestar es necesario continuar las reformas y dar muchos pasos pr¨¢cticos hacia la integraci¨®n. Necesitamos tambi¨¦n sentir que nuestros esfuerzos son apreciados y que somos un socio deseado en el proceso de integraci¨®n . El siglo XXI ser¨¢ un siglo de competencia. Europa tiene que enfrentarla y por eso deber¨¢ estar unida y aprovechar plena mente su potencial. Polonia es hoy un pa¨ªs de gente ¨¢vida de ¨¦xitos, de grandes aspiraciones creat¨ªvas, civilizadoras y de consumo.
Se habla frecuentemente de los costes de la integraci¨®n. Sin embargo, no se habla de los costes de la marginaci¨®n. ?Se sabe qu¨¦ dimensiones tendr¨ªan? Despu¨¦s de 1989, Occidente enfrent¨® la necesidad de escoger una estrategia: exportar al Este la estabilidad y la democracia o, no haciendo nada por sus vecinos del Este, importar la inestabilidad, intranquilidad o violencia. Este dilema, eso me parece, ya ha sido resuelto por los pa¨ªses democr¨¢ticos de Occidente.
Cuando subrayamos las aspiraciones polacas, no pensamos solamente en los beneficios que podremos conseguir. Ya hemos hecho un esfuerzo enorme. En 1991 firmamos el acuerdo de asociaci¨®n a la Uni¨®n Europea, desde el principio formamos parte de la Asociaci¨®n para la Paz. Paso a paso introdujimos en Polonia las normas del sistema legal y econ¨®mico, que pasaron el examen pr¨¢ctico en la Uni¨®n y la OTAN. Las reformas en Polonia han superado el punto cr¨ªtico. Estoy profundamente convencido de que ya son irreversibles. Durante los tres ¨²ltimos a?os se consolidaron en la econom¨ªa los procesos positivos, crece la producci¨®n y crecen las inversiones, incluidas las del capital extranjero. A finales de 1996 ascendieron a casi 14.000 millones de d¨®lares. Casi la mitad de esa cuota lleg¨® en el ¨²ltimo a?o. Se trata de una prueba fehaciente de la confianza que hay en Polonia. Tambi¨¦n se pronostica un futuro positivo.
Soy realista y s¨¦ que todav¨ªa tenemos mucho que hacer. Comprendo la necesidad de los procedimientos preparatorios para acceder a la OTAN y a la UE. Deber¨¢ servir a ese objetivo la Estrategia Nacional de Integraci¨®n aprobada recientemente por el Gobierno. Ya estamos bien preparados para iniciar a comienzos de 1998 las negociaciones sobre el acceso a la UE. Tambi¨¦n estamos dispuestos a asumir los compromisos que resulten de la decisi¨®n sobre la ampliaci¨®n de la OTAN. La admisi¨®n de nuevos miembros en la UE y la OTAN va acompa?ada de diferentes temores. No los menosprecio. Tampoco digo que desaparecer¨¢n a fuerza de repetir que nada hay que temer. Pero dando largas a un asunto jam¨¢s se eliminan los peligros. Hay que saber identificarlos. La ampliaci¨®n de la OTAN deber¨¢ ir acompa?ada de la creaci¨®n de las bases para unas relaciones de socios entre la Alianza y Rusia, y la Alianza y Ucrania. Deber¨¢n ser ampliadas las medidas de confianza mutua.
?Es posible la reaparici¨®n en Europa del clima de la guerra fr¨ªa? Mi convicci¨®n es que no. Pero, en el supuesto de que fuese posible, seguramente no tendr¨ªa como causa la ampliaci¨®n de la comunidad pol¨ªtico-defensiva euroatl¨¢ntica que agrupa a pa¨ªses democr¨¢ticos unidos por un sistema com¨²n de valores y la incorporaci¨®n a ella de Polonia, la Rep¨²blica Checa y Hungr¨ªa. Las estructuras euroatl¨¢nticas de seguridad no constituyen ning¨²n peligro para Rusia ni para otros vecinos nuestros en el Este.
La existencia de una OTAN ampliada, m¨¢s fuerte, ser¨¢ una garant¨ªa s¨®lida de las relaciones de socios en Europa. Eso nos acercar¨¢ a la formaci¨®n de un sistema integral de seguridad europea. Polonia est¨¢ a favor de ese desarrollo de los acontecimientos. Nadie est¨¢ m¨¢s interesado que nosotros, un pueblo que vive en el coraz¨®n, por la buena cooperaci¨®n entre el Este y el Oeste. Al mismo tiempo nos oponemos a que se hable de las cuestiones relacionadas con nuestra seguridad sin nuestra participaci¨®n.
El bagaje de las expresiones hist¨®ricas no deber¨ªa dificultarnos hoy la comprensi¨®n de la realidad contempor¨¢nea. Si queremos que el siglo que se acerca sea mejor que el que termina, deber¨ªamos pensar en el futuro.
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