De la falda del volc¨¢n al mit¨ªn del PRI
En la tarde del mi¨¦rcoles, una intensa lluvia de cenizas ca¨ªa sobre los poblados esparcidos en las faldas del Popocat¨¦petl, a 60 kil¨®metros de la capital mexicana. Desde hace tres d¨ªas, el volc¨¢n registra la actividad m¨¢s intensa en los ¨²ltimos 70 a?os. De pronto, varias camionetas llegaron hasta Ecatzingo, Tlalamac, Ozumba y Tepecoculco. Los vecinos, alarmados, pensaron en que hab¨ªa llegado la hora de evacuar sus hogares. Subieron a los veh¨ªculos. El destino final no fue un albergue de acogida, sino el cierre de campa?a de los candidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la localidad de Chalco. Al t¨¦rmino del mitin, los devolvieron a sus poblados con una escoba y un cubo de regalo. Para barrer las cenizas, posiblemente.La an¨¦cdota, recogida por un peri¨®dico mexicano, es un reflejo de las viejas pr¨¢cticas empleadas por el partido gubernamental para llenar sus actos pol¨ªticos. Hay algo que los mecanismos antifraude desplegados por el Instituto Federal Electoral (IFE) no pueden combatir: la compra del voto, o las coacciones. Esta es la principal preocupaci¨®n de la oposici¨®n: el PRI mantiene un inmenso voto cautivo en las ¨¢reas rurales.
Un d¨ªa, las instituciones p¨²blicas reparten despensas (aceite, ma¨ªz, frijol, az¨²car y arroz) entre los indios amuzgos en Xochist1ahuaca (Guerrero), previa presentaci¨®n del carn¨¦ de elector.
Otro d¨ªa es en Tabasco. A veces es comida. Otras veces, el voto se compra con asfalto o agua, como sucede en el Estado de Puebla. S¨®lo el tiempo y una nueva cultura pol¨ªtica, dicen los expertos, ir¨¢n disipando estos h¨¢bitos.
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