"D'Ors fue el primer fascista espa?ol", afirma el historiador Cacho Viu
Un libro analiza la juventud te¨®rica del intelectual catal¨¢n
"Eugenio D'Ors fue el primer fascista espa?ol". Esa es la conclusi¨®n a la qu¨¦ ha llegado el historiador Vicente Cacho Viu (Madrid, 1929) en su libro Revis¨ª¨®n de Eugenio D'Ors (Quaderns Crema y la Residencia de Estudiantes), que fue presentado ayer en Madrid. Aproximaci¨®n a la juventud te¨®rica del pol¨¦mico intelectual catal¨¢n -analiza el periodo 1902-1930-, el libro afirma que D'Ors (1881-1954) "se impregn¨® en Par¨ªs, entre 1906 y 1910, de la corriente autoritarista francesa que ser¨ªa la g¨¦nesis del nacionalsocialismo. Georges Sorel, en lo social-sindical, y su amigo Charles Maurras, en lo nacionalista, le influyeron mucho".
Catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad Complutense, especialista en el periodo de entresiglos, la tradici¨®n liberal espa?ola y los or¨ªgenes del nacionalismo catal¨¢n, Cacho Viu juzga a Eugenio D'Ors como uno de los escritores espa?oles de m¨¢s calidad y brillantez del siglo XX Por eso, dice, su libro trata de reparar un olvido b¨¢sicamente pol¨ªtico: "Desde su muerte, D'Ors ha permanecido en el purgatorio literario a causa de su doble y presunta condici¨®n de traidor: primero, al nacionalismo catal¨¢n, qu¨¦ no le perdon¨® que se fuera a Madrid y se pusiera a escribir en castellano; segundo, a la Espa?a liberal, que reprob¨® su temprana adhesi¨®n al r¨¦gimen de Franco". Pero el problema intelectual de D'Ors fue, sobre todo, de ¨ªndole pr¨¢ctica. En el ¨¢mbito catal¨¢n, "aspir¨® a convertirse en Goethe, en lo que signific¨® Goethe para la peque?a Rep¨²blica de Weimar. Nunca lo logr¨® porque sus ideas prefascistas estuvieron siempre muy lejos del liberalismo conservador de los nacionalistas catalanes. S¨®lo con Prat de la Riba, su maestro y protector, tuvo cierta influencia, menos de la que ¨¦l de c¨ªa y con la desgracia a?adida de que muri¨® muy pronto, como Joan Maragall, su otro valedor. Por lo dem¨¢s, Camb¨® lo odiaba intelectualmente, y Puig i Cadal fach se enfrent¨® con ¨¦l".
Siempre apretado de dinero, D'Ors lleg¨® a Madrid en 1920 a buscarse el sustento despu¨¦s de ser despedido de "sus dos peque?os cargos culturales en Catalu?a" y despojado de su colaboraci¨®n en La Veu, ¨®rgano de prensa del nacionalismo. Pero en el centro la cosa no le fue mejor: "Junto a Unamuno, fue el gran disidente de la ¨¦poca. Ut¨®pico, so?ador, fantasioso y autoritarista, nunca pudo hacerse valer ante el imperio libe ral de Ortega, que interven¨ªa con m¨¢s fuerza en pol¨ªtica y era mucho m¨¢s pragm¨¢tico: hab¨ªa creado un verdadero holding de comunicaci¨®n que inclu¨ªa El Sol, Espasa-Calpe, La Revista de Occidente... " .
D'Ors nunca pudo hacerse un hueco en ¨¦l "a pesar de que Ortega lo respetaba mucho lo trataba con prepotencia"-, y siendo un hombre "muy poco religioso y con un gran sentido del humor", qued¨® relegado "a la opci¨®n del Abc". Desde esas p¨¢ginas, D'Ors sigui¨® ejerciendo "su gran finura intelectual" a trav¨¦s del c¨¦lebre 'Glosario', minig¨¦nero ensay¨ªstico, que hab¨ªa inventado para La Veu y que tras la guerra y hasta su muerte continu¨® publicando en Arriba.Cacho dice de aquellas columnas que eran tan buenas, que daban ganas de aplaudir: "Es, sin duda, el mejor periodista espa?ol del siglo, un escritor extraordinario dotado de una prosa de gran musicalidad, iron¨ªa y gracia. Escrib¨ªa con la misma soltura en catal¨¢n, castellano y franc¨¦s, y tocaba todos los temas, desde la actualidad fr¨ªvola a los grandes principios culturales. Nadie ha combinado lo ef¨ªmero y la filosof¨ªa como ¨¦l".
El libro incluye adem¨¢s 109 cartas in¨¦ditas -a Ortega, Unamuno, Maragall, P¨¦rez de Ayala o su amante argentina, Adelia Acevedo... que hablan de un "bromista impenitente que nunca tuvo d¨®nde caerse muerto, aunque era un gran dandi y siempre anduvo necesitado de una mujer que lo cuidase".
El 'noucentisme'
Seg¨²n su bi¨®grafo, D'Ors -al que el Reina Sof¨ªa dedica una exposici¨®n que estar¨¢ abierta hasta el 30 de septiembre- fue capaz de combinar su prefascismo ut¨®pico con virtudes parad¨®jicas: la mayor, su especial sensibilidad para el arte, que demostr¨® al fundar el noucentisme, "que consideraba una aberraci¨®n a Gaud¨ª y Maragall", y al escribir la que se considera su obra m¨¢s perfecta: Tres horas en el Museo del Prado. Pero, 40 a?os despu¨¦s, el misterio contin¨²a. Tanto, que una vez publicado el libro, Cacho Viu, entre bromas y veras, duda mucho que su perfil orsiano sea real. "Es dif¨ªcil saberlo. Su vida privada fue muy opaca y sus escritos es mejor no tomarlos nunca literalmente en serio. Est¨¢ claro que fue un grand¨ªsimo estimulador intelectual, pero tambi¨¦n un gran falsificador: se fabric¨® un personaje. Y como ya avanz¨® Aranguren, aunque no remat¨® un sistema filos¨®fico, porque fue sobre todo un escritor, fue superior en estilo al propio OrtegaTal vez por eso, concluye el historiador, el retrato deber¨ªa completarlo "un especialista en literatura cubana, capaz de entender las polisemias, bromas y m¨²sicas de su portentosa escritura".
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