Kipketer iguala el legendario r¨¦cord de Coe
Exhibici¨®n del atleta dan¨¦s en la carrera de 800 metros en Estocolmo
. En una distancia donde una cent¨¦sima apenas se toma en consideraci¨®n, fue precisamente una cent¨¦sima lo que separ¨® al dan¨¦s Wilson Kipketer del r¨¦cord del mundo de 800 metros, donde todav¨ªa reina el legendario Sebastian Coe, aunque de manera precaria. Kipketer igual¨® ayer en Estocolmo la vieja plusmarca mundial -1.43.73m- del atleta brit¨¢nico, un registro que se remonta al 10 de junio de 1981. Desde entonces, el r¨¦cord de Coe -el m¨¢s antiguo del r¨¢nking- ha resistido los ataques de c¨¦lebres mediofondistas, como el brasile?o Joaquim Cruz, los brit¨¢nicos Steve Cram y Peter Elliott o el keniano Sammy Koskei. Pero Wilson Kipketer viene imparable, seguro de que a la marca de Coe le quedan d¨ªas, semanas como mucho.Lo que hizo Kipketer en la reuni¨®n de Estocolmo fue memorable en todos los aspectos. En realidad, la carrera fue casi calcada a aquella de Coe en Florencia, donde el atleta ingl¨¦s fue lanzado por el keniano Billy Konchellah, que pas¨® por los 400 metros en 49,5 segundos. Kipketer utiliz¨® como lanzador a otro keniano, Bernard Kisilu, que complet¨® la primera vuelta en 49,22 segundos. Kipketer le sigui¨® a un metro. El paso era perfecto para el campe¨®n del mundo, un hombre que dispone de todos los recursos. Es capaz de ajustarse a una carrera t¨¢ctica, llevar el peso de la prueba, esperar a un ataque en los ¨²ltimos 200 metros o admitir la exigencia de un ritmo brutal. ?ste fue el caso.
El parcial efectuado en los 400 metros le obligaba a realizar la segunda vuelta en 52 segundos, un trabajo accesible cuando se disputa una carrera t¨¢ctica en la primera vuelta. Pero al ritmo impuesto por Kisilu, la velocidad final est¨¢ castigada por la fatiga o, lo que es lo mismo, la aparici¨®n del ¨¢cido l¨¢ctico, el veneno que invade el organismo de los atletas. En cualquier caso, si alguien dispone de los recursos para prolongar al m¨¢ximo su velocidad, ¨¦se es Kipketer.Aunque de nacionalidad danesa, Kipketer es la m¨¢xima representaci¨®n del talento de los mediofondistas y fondistas de Kenia, donde naci¨® hace 27 a?os. 0 eso se dice, porque hay diversas historias sobre su verdadera edad. Sobre lo que no hay duda es sobre su calidad. Como casi todos los atletas del valle del Rift, Kipketer es un atleta longil¨ªneo -179-, perfectamente proporcionado, de musculatura larga y pata fina, que dir¨ªa Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez. Tiene por lo tanto el talento natural de la decena de grandes mediofondistas que ha producido Kenia y el suplemento de una preparaci¨®n rigurosa, ajena a las pugnas tribales que tantas veces interrumpen la progresi¨®n de los j¨®venes africanos.
Kipketer se estableci¨® en Dinamarca en 1990, despu¨¦s de ser descubierto por Ovar Bjarn Kraft, un cazatalentos que le reclut¨® durante los campeonatos escolares de Kenia. En Copenhague, Kikpketer est¨¢ adiestrado por un entrenador polaco que ha pulido las inmensas condiciones del atleta que est¨¢ destinado a destrozar el r¨¦cord del mundo de 800.
En Estocolmo, siempre dio la impresi¨®n de guardarse algo de energ¨ªa. Mientras el resto de sus rivales, padec¨ªa un calvario que se advert¨ªa en el gesto crispad¨ªsimo, Kipketer mantuvo la l¨ªnea hasta el final. Su elegancia es portentosa. Nadie se desliza como ¨¦l, con ese paso liger¨ªsimo, con los apoyos apenas perceptibles, con una cadencia inalterable y con una amplitud de zancada que no se descompone por nada.Fue una lucha contra el tiempo, porque ninguno de sus adversarios pudo acercarse a la estela de Wilson Kipketer. Kisilu le llev¨® hasta los 600 metros, aunque pareci¨® que precisamente entre los 400 y los 600 metros se desvaneci¨® levemente el ritmo. Pero la curva y la recta final ofrecieron un ejercicio magistral de Kipketer, que mantuvo su zanzada suave, el cuerpo erguido y una resistencia casi antinatural a los efectos de la fatiga. El ¨²ltimo cien fue espectacular porque se adivinaba la probabilidad del r¨¦cord. Pero cuando cruz¨® la raya, el cron¨®metro se?al¨® 1.43.74m, una cent¨¦sima m¨¢s que la marca de Coe. En el rostro de Kipketer se apreci¨® la decepci¨®n, apenas rebajada cuando se anunci¨® el tiempo oficial: 1.43.73 minutos. Hab¨ªa igualado una de las marcas m¨¢s c¨¦lebres en la historia del atletismo, pero Kipketer sabe que el pr¨®ximo r¨¦cord estar¨¢ un segundo por debajo del registro de Coe. Pronto lo veremos.
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