Estados Unidos sobre Europa
Ya lleva tiempo percibi¨¦ndose ecos y opiniones de un fen¨®meno hist¨®rico actual que puede llegar pronto a condicionar la pol¨ªtica mundial y por tanto la estrategia internacional de ese orden. Tal fen¨®meno no es otro que la incipiente divergencia pol¨ªtica y estrat¨¦gica entre Europa y Estados Unidos; mejor y m¨¢s exacto, entre Estados Unidos y Europa. Tal divergencia, que transpira algo de hostilidad, no es francamente ostensible a¨²n, pero ya es factible sentir su palpitar para aquellos observadores del presente hist¨®rico que hayan llegado a :saber un poco de lo que la pol¨ªtica y la estrategia son en su papel de "haceres de ingenio". El origen de lo fenomenal sugerido est¨¢ en la decisi¨®n rusa de un ya algo alejado ayer -sovi¨¦tica, mejor- de bajar la guardia estrat¨¦gica para permitirse a s¨ª misma, a la Rusia cl¨¢sica, real y eterna en t¨¦rminos de historia, la evoluci¨®n pol¨ªtica que la lleve desde el totalitarismo comunista hacia la democracia, aparente al menos, y la libertad de mercados.La decisi¨®n sovi¨¦tica dej¨® sin adversario b¨¦lico a una sola gran potencia mundial que, l¨®gicamente, es la que intenta mandar desde entonces en el mundo: Estados Unidos. ?ste ha interpretado la cesi¨®n de Rusia como victoria suya, y esa convicci¨®n de victoria en la guerra fr¨ªa ha hecho a la naci¨®n norteamericana crecerse en su imperialismo y en la forma pr¨¢ctica de aplicarlo. Tal imperialismo no es territorial ahora -lejos quedan California y M¨¦xico, Cuba, Puerto Rico y Filipinas-; no. El imperialismo de ahora es de otro orden. Aparte del econ¨®mico est¨¢ el del mando pol¨ªtico mediante la coacci¨®n de la fuerza estrat¨¦gica y t¨¢ctica. Lo ha estado ejerciendo Estados Unidos con la vieja f¨®rmula de la intervenci¨®n, enmascarada bajo las caretas precisas del Derecho Internacional y las decisiones m¨¢s o menos multitudinarias de los organismos internacionales de pol¨ªtica, concretamente la ONU. En lo estrat¨¦gico, francamente confundido con lo pol¨ªtico en esas alturas, utiliza Estados Unidos su consabida y marcada ascendencia en la OTAN para seguir siendo imperialistas disfrazados. La Alianza Atl¨¢ntica, Europa claramente y sin duda, "obedece" siempre a los americanos, pero se est¨¢ entrando ahora en un "momento estrat¨¦gico", dentro del momento hist¨®rico que empez¨® en el 85-86 con Gorbachov, en el que tal vez sea mejor decir todav¨ªa que "siempre" para encajar circunstancialmente en el tiempo esa obediencia estrat¨¦gica de Europa respecto de Washington. Gorbachov fue el primero en hablar de un "nuevo orden internacional" en Naciones Unidas el 7 de diciembre del 88; luego dijo algo parecido Bush en Aspen, en el 90. El nuevo orden mundial elev¨® a Estados Unidos y redujo a Europa. Esa Europa era a la saz¨®n Alemania sobre todo y Francia un tanto, pero era tambi¨¦n toda la Europa que se mov¨ªa con decidida ilusi¨®n hacia su unidad pr¨¢ctica y completa, econ¨®mica y pol¨ªtica.
En esa maniobra europea, en la unidad real de Europa, ve Estados Unidos un serio ¨ªnconveniente, en lo pol¨ªtico en especial, pero asimismo en lo estrat¨¦gico. En lo que a pol¨ªtica se refiere, la Europa unida har¨¢ disminuir la influencia de Washington sobre esa Europa precisamente, con lo que se vendr¨¢ a resentir su presencia econ¨®mica. En estrategia habr¨¢ de acontecer algo semejante, porque en puridad carecer¨¢ de sentido ya del todo el marco de la Alianza Atl¨¢ntica, que lo ha perdido pr¨¢cticamente desde la implantaci¨®n de aquel orden mundial. Por eso Estados Unidos pretende hacer de la OTAN una ficci¨®n, convertirla en algo as¨ª como una fuerza de polic¨ªa mundial -aunque de nombre sea tan s¨®lo- bajo el control de ellos mismos. Algo de eso se ha hecho ya, aunque s¨®lo en parte sea: Irak ayer; los Balcanes en algo; Somalia ayer tambi¨¦n; Bosnia no hace mucho que se convirti¨® en el punto de aplicaci¨®n del liderazgo militar del propio Estados Unidos.
Lo que es cierto es la falta en el juego ese de una pol¨ªtica europea. Europa lleva a?os desconcertada; son claras las razones para ello si se buscan no s¨®lo en lo suyo, sino en lo externo tambi¨¦n. Mirando a lo suyo se ve debilidad en Europa. La crisis de hoy, de la que tanto se habla, puede no ser m¨¢s que una exteriorizaci¨®n de la decadencia de Europa dentro de la decadencia de Occidente, y si se apura mucho la cuesti¨®n, dentro de la decadencia del mundo entero... Adem¨¢s, mal puede haber pol¨ªtica europea en este momento de su maniobra pol¨ªtica en que est¨¢ queriendo tocar con la mano ya su primer objetivo, su unidad real, desembaraz¨¢ndose de los obst¨¢culos y dificultades que siempre surgen en el instante de acordar con generalidad y de decidir en com¨²n.
Pero en lo externo tambi¨¦n se act¨²a para hacer casi imposible una pol¨ªtica europea. A Estados Unidos no le interesa una Europa realmente unida en lo pol¨ªtico y menos en lo estrat¨¦gico. Ya les perturba en mucho una Europa unida en lo econ¨®mico y se defienden de ello con su fuerza. Las dificultades de Europa son naturalmente grandes para alcanzar pronto su objetivo pol¨ªtico: la unidad real. Pero despu¨¦s de los inconvenientes de hace unos a?os est¨¢n saliendo a superficie las cl¨¢sicas preguntas: ?quiere Europa verdaderamente su unidad? Porque ?qu¨¦ es aqu¨ª Europa, o qui¨¦n es Europa? ?Qu¨¦ significa aqu¨ª ese querer ... ? Bien: pese al Maastricht de ayer, revisado el mes pasado, y a lo que en estos d¨ªas est¨¢ pasando, lo que se entiende en general por Europa "quiere" decidida y conscientemente su real y eficaz unidad. Y lo quiere por sentir que esa "unidad" es efecto hist¨®rico de una tendencia del pasado hecho ya conveniencia y casi necesidad pr¨¢ctica por las exigencias del presente y por las posibilidades del futuro inmediato que la historia en curso ha puesto de relieve con claridad adecuada.
La unidad real de Europa, con la incorporaci¨®n oficial a ella de otras naciones evidentemente europeas, es tendencia imparable pese a las trabas que puedan poner las propias reservas europeas y la actitud enmascarada de Estados Unidos. Y Europa sigue andando pese a ello. Y todo ello evolucionar¨¢ por los caminos supertrillados que ha seguido siempre en la historia la pol¨ªtica imperialista de uno solo... Mas siempre que en la historia ha surgido un amo claro, acaba rebel¨¢ndose el esclavo. Tardar¨¢ m¨¢s o menos, pero alg¨²n d¨ªa levantar¨¢ la voz y, con los perfiles de esa figura tan hegeliana, la historia se repetir¨¢. De alguna forma se recurrir¨¢ a la fuerza. Esta fuerza, de alg¨²n modo tambi¨¦n, llegar¨¢ al esclavo, y la emplear¨¢, aunque sea en un futuro lejano que, para la historia, est¨¢ ya encima... ?La guerra? Eso es quim¨¦rico, se dir¨¢, porque ya no puede haber guerras a eso que se ha llamado "nivel mundial"... El irenista de ese corte se va a poner de moda, si es que no se ha puesto ya. La guerra, dicen, ha pasado a la historia como la esclavitud lo hizo hace tiempo. S¨ª; pero ?hay tantas cosas en el mundo que, habiendo pasado a la historia en ese sentido, han vuelto de ella al presente ... !
Ya est¨¢ la cumbre de la OTAN en Madrid. La Alianza -Estados Unidos- ha cantado "victoria" sobre Rusia una vez m¨¢s. Se incorporar¨¢n pronto a aqu¨¦lla, seg¨²n parece, naciones europeas que antes del cambio sovi¨¦tico eran oficialmente enemigas. ?Otro renversement des alliances? ?Otra manifestaci¨®n de imperialismo? Tal vez se repita la historia en lo radical.
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