Ya en 1982

EL DOCUMENTO del Gobierno Civil de Guip¨²zcoa fechado el 12 de enero de 1982 que hoy publica este peri¨®dico tiene un valor period¨ªstico excepcional. Confirma, en primer lugar, que los planteamientos de guerra sucia contra el terrorismo etarra vienen de lejos y que tales m¨¦todos inadmisibles de actuaci¨®n son anteriores a los que desgraciadamente se pusieron en pr¨¢ctica durante los a?os de gobierno socialista. El documento corrobora tambi¨¦n que el PNV colabor¨® en la definici¨®n de estrategias que en su formulaci¨®n te¨®rica no parecen nada alejadas de lo que luego vino a llamarse documento fundacional de los GAL. El informe adjudica al entonces consejero del Interior del Gobierno Vasco, Luis Mar¨ªa Retolaza, la sugerencia de que se lleve a cabo una "acci¨®n de destrucci¨®n o neutralizaci¨®n" de "los personajes claves y m¨¢s negativos" del entorno de ETA.Bien est¨¢ que a principios de 1982 el Gobierno vasco y el PNV se plantearan una colaboraci¨®n con el Ministerio del Interior, al que aportaron, como recoge el documento, informaciones muy concretas y recomendaciones en algunos casos sensatas, como la de que el di¨¢logo con ETA se llevara a cabo "con Txomin o alguno de su entorno".

El documento refleja un momento muy particular, muchas veces repetido a lo largo de los a?os y que se ha afrontado con pol¨ªticas contradictorias, desde el Gobierno y tambi¨¦n desde el PNV. Entonces y hoy el primer objetivo pol¨ªtico de todos los partidos democr¨¢ticos debe ser la erradicaci¨®n del terrorismo por todos los procedimientos legales disponibles, tratando de buscar siempre el apoyo de la sociedad vasca, que ha rechazado sistem¨¢ticamente la apelaci¨®n a la guerra sucia.

El Consejero del Interior del Gobierno vasco recomend¨® una acci¨®n contra ETA que suena a todas luces ilegal: la "destrucci¨®n" de los "personajes m¨¢s negativos". El documento no demuestra que se llevara a cabo, pero s¨ª que se consider¨®. Este tipo de planteamientos se dieron, desde instituciones del Estado, probablemente antes, entonces y despu¨¦s. La tentaci¨®n, con 40 v¨ªctimas mortales de ETA al a?o en aquella ¨¦poca, era muy fuerte. Pero entonces y siempre es imprescindible desterrar unos m¨¦todos que quebrantan de forma grav¨ªsima los fundamentos del Estado de derecho y acaban convierti¨¦ndose en una baza a favor de los terroristas.

Documentos de este tipo, algunos incluso m¨¢s comprometedores, pueden acabar saliendo. Unos provenientes de instancias democr¨¢ticas como era el Gobierno de UCD y el PNV; otros, de los sectores del Estado que se mantuvieron intactos tras el cambio de r¨¦gimen. No se trata, en 1997, de reabrir las zonas m¨¢s s¨®rdidas de una transici¨®n que garantiz¨® el arraigo del sistema democr¨¢tico. Pero los cr¨ªmenes cometidos no pueden quedar impunes y a ello deben aplicarse los jueces. En t¨¦rminos pol¨ªticos, ser¨ªa deseable que los partidos democr¨¢ticos recuperasen el esp¨ªritu de colaboraci¨®n institucional y ciudadana que refleja esa parte del documento que propone motivar a la poblaci¨®n en su rechazo al terrorismo. Y que abandonen para siempre cualquier propuesta que evoque la guerra sucia.