Correctores y correctores

Todos sabemos que el problema no es aprobar la selectividad, sino obtener buenas calificaciones, incluidas las d¨¦cimas, para elegir una carrera determinada. De modo que si el fin m¨¢s importante de este examen es seleccionar a los alumnos y, en definitiva, abrirles o cerrarles las puertas de la Universidad, la correcci¨®n tendr¨ªa que ser un proceso riguros¨ªsimo, que persiguiese la justicia y estuviese libre de arbitrariedades, desde la elecci¨®n de los propios responsables (en Madrid son voluntarios) hasta la determinaci¨®n de unas pautas claras y generales para corregir.Por desgracia, no ocurre as¨ª. Al analizar los resultados de estos ex¨¢menes se deduce que hay correctores buenos y malos, generosos y cicateros, pues unos miden la madurez con criterio amplio y otros restan puntos a la rebusca del error como mezquinos celadores.

Es lamentable que, tras un curso entero de esfuerzo, unos programas exagerados, tres d¨ªas de ex¨¢menes en que se pregunta de todo con una caprichosa limitaci¨®n del papel a folio y medio, sea el azar el ¨²ltimo responsable en repartir laureles o calabazas. Como prueba, basta comparar las calificaciones de las distintas universidades, en las que: destaca una diferencia de 16 puntos entre la Complutense y la Polit¨¦cnica (en la primera ha aprobado el 84,4%, y en la segunda, el 68,1%). ?Ser¨¢ que a una le tocan alumnos m¨¢s "aplicados" que a otra, como dice su Peri¨®dico? ?O ser¨¢ que hay correctores y correctores?

De nuevo, los profesores que preparamos con tanto trabajo el curso de COU nos sentimos impotentes, dolidos y contrariados.- Catedr¨¢tica de Lengua y, Literatura del IES Miguel Servet.