Rosario
Hace unos d¨ªas Rosario dio un concierto en Madrid para mostrar en vivo y en directo los temas de su ¨²ltimo disco. A los Flores se les sigue de cerca, de siempre. La canalla amarilla esp¨ªa hasta su basura, buscado el ¨²ltimo l¨ªo de faldas, los pa?ales de los churumbeles que nacieron y de los que vendr¨¢n. Vivimos en un pa¨ªs de mastuerzos, que devora el papel cuch¨¦ como si fuera una droga dura, un chute al coraz¨®n que codicia los focos, los jurdos, las peripecias de nuestros famosos. Hay un tipo de periodismo que en vez de desnudar la verdad la malea, tergiversa sus acciones y sirve en bandejas de esti¨¦rcol la cabeza de las v¨ªctimas. Los medios tienen el poder de ensalzar o arruinar vidas, y no est¨¢ mal, alguien debe vigilar la realidad. Esos medios revelaron c¨®mo Conde el ladr¨®n, De la Rosa el convicto, Rold¨¢n el corrupto y otros; iluminados vest¨ªan t¨²nicas de samaritano mientras arrojaban la primera piedra. Realizan el trabajo los peri¨®dicos de tirada diaria, los semanarios, ciertos reportajes de ciertas televisiones. Cientos de periodistas honestos velan por la verdad. Ganando cantidades irrisorias en la mayor¨ªa de los casos. Luego est¨¢n los profesionales del amarillismo, que se nutren los bolsillos con la ruina ajena.El espect¨¢culo que algunos gacetilleros de la nada montaron en tomo a la desaparici¨®n de Lola y Antonio Flores fue deleznable. Pervirtieron la primera raz¨®n del periodismo: ser objetivo, escribir los hechos tal y como sucedieron. Hay familias que tienden a estar en el v¨®rtice del hurac¨¢n; los Flores son una de ellas. Pero los problemas afectivos, los pesares, los quebrantos con que la muerte sorprende a los mortales, pertenecen a la intimidad, se sea rey o plebeyo, jud¨ªo o gentil, payo o gitano. Un pu?ado de plum¨ªferos incapaces de urdir una oraci¨®n con sentido, antes, durante e incluso despu¨¦s de los entierros de los Flores, intentaron colar micr¨®fonos en sus casas, comprar a sus amigos, enturbiar su memoria con el af¨¢n, y esto es lo lamentable, de obtener un dinero f¨¢cil. A esos tipos de dientes romos y embustes esquivos les falta humanidad y les sobra avaricia. Tiene su gracia, atacaban a Lolita porque daba exclusivas. La canallesca deb¨ªa explicar que una exclusiva es un contrato a priori entre el famoso y el entrevistador. Los dos ganan. Claro que el famoso pierde si el entrevistador decide atacarle al d¨ªa siguiente; el famoso es la cara p¨²blica, no hay defensa posible. Lolita dijo en una televisi¨®n que ya no iba a vender exclusivas, o que a lo mejor volv¨ªa a venderlas si le urg¨ªa para comer. El castellano define eso como coraje, el valor moral de reconocer la falta, y aceptar p¨²blicamente, a tenor (te las circunstancias, ser capaz de volver a reincidir en ella. Lolita es una mujer que lleva a?os aguantando el tir¨®n, y que tiene la mirada de cerca bastante dura y agresiva, suficiente atractivo, meandros art¨ªsticos, aflicciones y experiencia para hacer lo que quiera, cuando quiera y como quiera.Era de noche en Madrid, el aire corr¨ªa fr¨ªo y la plaza de Las Ventas casi hab¨ªa agotado el papel. Rosario sali¨® a escena envuelta por unos m¨²sicos que: conoc¨ªan su oficio. Rosario es una cantante de piel felina, que desgran¨® viejos y nuevos temas, con la complicidad del respetable, que jaleaba la m¨²sica y repet¨ªa las letras. La cantante atesora raza, duende gitano, algo que le viene de madre. Rosario es un animal esc¨¦nico. De Rosario Flores se podr¨ªa decir que es una vocalista de enorme talento y garras afiladas, que es una actriz a¨²n por pulir descubierta por el irreverente y magistral Eloy de la Iglesia. Que si no fuera mujer seria m¨²sica en movimiento, y que m¨¢s que mujer se est¨¢ convirtiendo en un canon de la belleza espa?ola. Y es cierto que lo nuestro son, aparte de otras cosas, la tortilla de patata, el jam¨®n, la paella, los toros y el flamenco. Por fortuna. De Rosario se podr¨ªa sospechar que acaso ha cometido alg¨²n desliz con el papel cuch¨¦. Y qu¨¦. Dos cantantes de estilos diferentes c¨®mo Miguel Bos¨¦ y Joan Manuel Serrat la avalaron en el concierto. Ser¨ªa imposible negar que la trayectoria de Serrat y Bos¨¦ son de las m¨¢s honestas, a la contra de sistemas que les criticaron por defender ideas tan viejas como necesarias. A Rosario se la conoce por su m¨²sica y por las compa?¨ªas que la arropan.
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