Renovar el CSIC
El Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), pasa por un momento de crisis, causado por una reciente: reforma jur¨ªdica de la Administraci¨®n del Estado. Los cient¨ªficos del CSIC parecen destinados a vivir peri¨®dicamente ¨¦pocas de ansiedad e incertidumbre. A principio de: los a?os ochenta se rumoreaba que el plan del nuevo Gobierno era desmantelar la instituci¨®n e integrar su investigaci¨®n en la de la universidad. Al final el Gobierno no s¨®lo, lo mantuvo intacto, sino que potenci¨® ¨¢reas como Ciencia de Materiales o Biotecnolog¨ªa.?stos y otros campos han florecido en nuestro pa¨ªs en. los ¨²ltimos 15 a?os y han alcanzado prestigio internacional. Estos logros han sido posibles gracias a los recursos, invertidos y a la val¨ªa y entusiasmo de nuestros investigadores, y a pesar de una estructura administrativa demasiado lenta para responder a los vertiginosos cambios de la ciencia moderna.
En los ¨²ltimos a?os se han o¨ªdo voces a escala mundial. cuestionando el valor econ¨®mico de la investigaci¨®n b¨¢sica. Son estas cr¨ªticas las que han abierto la posibilidad de! convertir el CSIC en una empresa p¨²blica, con una viabilidad econ¨®mica supeditada a la venta de productos y servicios, aun con posibles subvenciones estatales. Esta visi¨®n. del valor econ¨®mico de la ciencia, adem¨¢s de ser equivocada, s¨®lo servir¨¢ para aumentar la ansiedad de los cient¨ªficos, disminuir su productividad y reducir el valor del CSIC -espiral que puede llevar al desastre-. Por otro lado, ignorar esas cr¨ªticas o rebatirlas invocando el valor intr¨ªnseco de la ciencia es a la larga suicida. Reformar el CSIC es necesario, pero no meramente para conformarlo a la nueva estructura de la Administraci¨®n, sino para facilitar su misi¨®n de servir al bienestar de los espa?oles siendo motor del desarrollo cient¨ªfico y tecnol¨®gico del pa¨ªs.
Cualquier reforma seria del CSIC deber¨¢ tener en cuenta en primer lugar que la justificaci¨®n del gasto p¨²blico en. ciencia es en cierta medida cultural pero sobre todo econ¨®mica. Sin embargo, el valor de una organizaci¨®n de investigaci¨®n como el CSIC no est¨¢ en sus servicios o productos sino en el conocimiento que crea. Mantener, e incluso mejorar, la calidad de la investigaci¨®n b¨¢sica es vital.
En segundo lugar, un CSIC reformado deber¨¢ estimular y recompensar la innovaci¨®n, ese eslab¨®n que enlaza conocimiento con desarrollo, haciendo converger ciencia y, tecnolog¨ªa, y que es el gran ausente en la sociedad espa?ola. Como se?alaba recientemente el presidente de la Fundaci¨®n Cotec, Espa?a sufre "un grave d¨¦ficit de innovaci¨®n", que se traduce en una p¨¦rdida de competitividad.
Si el CSIC ha de ser el catalizador de la innovaci¨®n en nuestro pa¨ªs, deber¨¢ aumentar su conexi¨®n con otras instituciones con objetivos complementarios. Numerosos institutos del CSIC trabajan ya en colaboraci¨®n estrecha con la universidad, pero la relaci¨®n con otros centros estatales de investigaci¨®n es mucho menor y deber¨¢ ser potenciada. Es urgent¨ªsimo el acercamiento de los mundos de la investigaci¨®n y de la empresa, al que el CSIC podr¨ªa contribuir de, forma decisiva experimentando nuevas formas de trabajo com¨²n con beneficio mutuo, sin que el CSIC diluya su identidad ni la empresa haga caridad con la ciencia.
Qu¨¦ gran oportunidad para renovar el CSIC, no forz¨¢ndolo a una independencia econ¨®mica inviable sino contempl¨¢ndolo como inversi¨®n de la sociedad espa?ola a largo plazo, potenciando la investigaci¨®n b¨¢sica de primera fila y estimulando la innovaci¨®n. Tal reforma no producir¨ªa desasosiego entre los cient¨ªficos del CSIC sino ilusi¨®n, porque ?qu¨¦ mayor satisfacci¨®n para un investigador que saber que su trabajo es valioso para la sociedad?
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