Una de las exigencias del chantaje
El 25 de julio de 1995, dos abogados llegaron al edificio Semillas, en el palacio de La Moncloa. Eran Mariano G¨®mez de Lia?o y Jes¨²s Santaella. El director de gabinete de presidencia, Jos¨¦ Enrique Serrano, solo esperaba a Santaella, quien habla sido recibido por Felipe Gonz¨¢lez un mes antes, el 23 de junio. Pero aqu¨ª estaba G¨®mez de Lia?o, quien adem¨¢s de representar a Conde ten¨ªa sus intereses. Hablaron en t¨¦rminos civilizados sobre el material del Cesid robado por el coronel Perote y las exigencias del ex banquero para evitar su dimisi¨®n. Y en medio de las exigencias del chantaje -econ¨®micas y jur¨ªdicas, sustituci¨®n del juez Garc¨ªa-Castell¨®n por Miguel Moreiras, entre otras-, G¨®mez de Lia?o habl¨® de lo suyo: la Agencia Tributaria le hab¨ªa iniciado una inspecci¨®n fiscal. Vade retro: ?c¨®mo era posible si el abogado no estaba entre los querellados del caso Banesto. Pidi¨®, pues, que se paralizara la inspecci¨®n.
El informe fue solicitado por Garc¨ªa-Castell¨®n a primeros de 1995, tras declarar Conde que G¨®mez de Lia?o era su "administrador real". El 20 de marzo, la Agencia Tributaria lo aport¨® al juzgado.
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