El ¨²nico monstruo

?De todos esos monstruos que el ciclismo ha engendrado, cu¨¢l es el que prefieres y por qu¨¦?, me pregunta siempre el catec¨²meno habitual. Yo respondo que monstruo s¨®lo ha existido uno: Eddy Merckx. Tras ¨¦l, cinco supercampeones, y en el pelot¨®n, inolvidables corredores, alguno de ellos con m¨¢s entusiasmo personal hacia sus triunfos por parte m¨ªa que los grandes que antes enumer¨¦.?Por qu¨¦ la corona para El Can¨ªbal? Su mismo apodo lo confirma; con el pistoletazo de salida se lanzaba a la extinci¨®n de esa especie llamada contrincante. No distingu¨ªa un Tour de un crit¨¦rium en las fiestas de un pueblo donde acced¨ªan los ciclistas al final de temporada a fotografiarse con las misses locales y enriquecer sus bolsillos tras los esfuerzos anteriores.

En ambas circunstancias El Can¨ªbal no permit¨ªa que ganase ni siquiera el corredor local. No ten¨ªa gentileza al menos en el aspecto profesional. Siempre ten¨ªa que ser el que levanta los brazos en la llegada. Esa es la imagen de ¨¦l que m¨¢s recuerdo, la uve de sus brazos, la uve de la victoria.

Los dem¨¢s, Coppi, Bobet, Anquetil, Hinault, Indur¨¢in, etc¨¦tera, se convertir¨¢n tambi¨¦n en leyenda. Pero Merckx es la edici¨®n de lujo.