Festina y Telekom imponen su ley
Stephens consigue el triunfo de su vida- El equipo de Virenque logra su tercera victoria
Dec¨ªa d¨ªas atr¨¢s un viejo director desencantado que el trazado del Tour era anticiclismo puro. Le quedaban cuatro corredores, y no los m¨¢s fuertes. Ocho d¨ªas de llano, en los que los sprinters fuertes y sus equipos impusieron su ley. Luego, otros ocho d¨ªas con las etapas decisivas encadenadas: Pirineos, contrarreloj, Alpes y posAlpes. Los equipos fuertes, de nuevo, domin¨¢ndolo todo. Y cuando llegan las etapas de media monta?a, las t¨ªpicas para las escapadas grupales y el triunfo de los modestos, ?qu¨¦ ocurre? Los equipos m¨¢s d¨¦biles, los corredores menores, necesarios tambi¨¦n para la grandeza del ciclismo y del Tour, ya no est¨¢n. Y los que quedan, ni fuerzas tienen para mover la bicicleta. No se puede llegar con objetivos menores, aquel triunfo de etapa que salva el palmar¨¦s de una temporada para muchos. ?Que sigue ocurriendo? Los equipos fuertes, los Telekom y Festina, siguen monopolizando la carrera y los triunfos hasta en las llamadas tapas de transici¨®n. Puede que el a?o pr¨®ximo s¨®lo corran ellos.Despu¨¦s de ocho intentos, al noveno se hizo el corte bueno. Lo inici¨® el belga Farazijn, en la cota de Le Fuet, a 149 kil¨®metros para la llegada, y tras ¨¦l enlazaron 12: Ekimov, Julich, Roux, Podenzana, Totschnig, Camenzind, Pascual, Mengin, Utschakov, Garmendia, Dekker y Stephens. 13 corredores, 13 equipos.
Los escapados, sin lega?as en los ojos pese a las ¨®rdenes contradictorias llegadas desde los coches, lograron ponerse de acuerdo. Perfectos relevos en noria, casi siempre de los 13. Y lo necestiaban. Por detr¨¢s, el hambriento Gan no estaba dispuesto a dejar pasar una oportunidad para su Moncassin. Fue un duelo, a tres kil¨®metros de distancia, ganado por obstinaci¨®n y fuerza por los escapados, que debieron llegar a una media cercana a los 45 por hora para hacer desistir a los perseguidores.
?Qui¨¦n gan¨®? Evidentemente, uno de los equipos reincidentes. Stephens, al igual que Totschnig y Podenzana, estaba all¨ª para vigilar la clasificaci¨®n por equipos, una lucha a la que no renuncian Telekoin y Festina. Pero aunque pasara por all¨ª, el magn¨ªfico gregario de Virenque, era tambi¨¦n el m¨¢s fuerte. No pod¨ªa dejar de demostrarlo el australiano de 33 a?os asentado en Oiartzun y casado con una vasca, tantos a?os en la ONCE y fichado a golpe de talonario por el Festina. Un gran triunfo personal, celebrado con un gui?o a su mujer, el gesto de acunar a un beb¨¦: la Madeleine de Stephens tiene cuatro meses.
Los viejos conocedores del Tour dicen que toda ostentaci¨®n es vana y que la ley del m¨ªnimo esfuerzo es reina. Quien malgasta fuerzas buscando objetivos que deber¨ªan ser de otros puede perderlo todo y acabar enemistado con los dem¨¢s. Hoy llega el Bal¨®n de Alsacia, en una etapa antes mirada como innecesaria. Pero despu¨¦s de los ¨²ltimos acontecimientos, nadie duda que puede pasar cualquier cosa. Y quiz¨¢s Telekoni, y Festina echen de menos las fuerzas desperdiciadas. Y quiz¨¢s tengan que pedir que les echen una mano los equipos a los que han negado el pan y la sal hasta ahora. Pero esto es el ciclismo moderno: los m¨¢s fuertes ganan por aplastamiento.
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