Kafka vive
Kafka vive. No puedo sentirlo de, otra manera. (La obra de Kafka El proceso, por ejemplo, nos divierte al leerla, pero les aseguro que no es lo mismo cuando nos toca vivirla). Supongo que usted, ustedes, lo sentir¨ªan de la misma forma si les hubiese pasado algo as¨ª. Imag¨ªnense que se enteran de una manifestaci¨®n por el peri¨®dico. Que consideran justo el motivo de la misma (pedir que los insumisos no vayan a la c¨¢rcel, pongamos por ejemplo) y que, a pesar del intenso fr¨ªo de la distancia, acuden y participan en ella. Al fin y al cabo, hay un derecho constitucional, que todos cre¨ªamos conquistado para siempre, que les ampara. Consideran adem¨¢s que opinar y participar por la mejora de nuestra sociedad es un deber de todo ciudadano. Sin embargo, a las pocas semanas, la autoridad competente les comunica que les ha abierto un expediente y les amenaza con una sanci¨®n por la m¨®dica cantidad de cinco millones de pesetas. La causa: unos incidentes, minoritarios, que sucedieron al final del acto, en los que ustedes no participaron y que, es m¨¢s, les parecieron nada acordes con el esp¨ªritu del mismo. Para colmo, les acusan, sin ninguna prueba, de organizar e incitar a los mismos. Ellos no demuestran nada, pero ustedes han de demostrar que son inocentes.Supongo que se quedar¨ªan perplejos e indignados (como yo). Y m¨¢s cuando se enterasen de que a otros 11 ciudadanos y ciudadanas (una de ellas ni siquiera estuvo en la manifestaci¨®n, aunque no dudo de que le hubiera gustado) les ha pasado lo mismo.
Me siento K. (que no es como sentirse flex, evidentemente). Usted, ustedes, probablemente se sentir¨ªan igual. Igual que los otros 11.O igual que mi am¨ªgo Carlos, quien, tras poner una denuncia por una agresi¨®n que consideraba injusta de un representante de la autoridad y que le imped¨ªa ejercer su derecho a manifestarse, ha sido citado a juicio acusado de agredir al agresor. Cuando en realidad, cuenta, ante la agresi¨®n, s¨®lo pudo, asombrado, quedarse quieto y preguntarle: "?Por qu¨¦ me pegas?".-
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