Una gran pel¨ªcula del realismo brit¨¢nico
Desde que, en los a?os treinta, el maestro John Grierson funda y dirige una de las escuelas documentalistas m¨¢s importantes del mundo, el realismo ha sido uno de los elementos fundamentales en la historia del cine brit¨¢nico. Tras una etapa en que, por estrictas razones pol¨ªticas, su desarrollo ha sufrido un fuerte desequilibrio, en los ¨²ltimos a?os ha vuelto a renacer para dar como fruto algunas de las pel¨ªculas europeas m¨¢s interesantes de la ¨²ltima d¨¦cada.Una de ellas es Tocando el viento, por unir con gran habilidad una serie de elementos muy dispares y dispersos. Parte del citado realismo, para integrar un eficaz toque de comedia cuyo claro origen son las famosas pel¨ªculas de los, ya hist¨®ricos, estudios Ealing en la d¨¦cada de los a?os cincuenta, y tambi¨¦n tiene un cierto car¨¢cter musical. La habilidad del casi debutante guionista y realizador Mark Herman reside sobre todo en haber sabido mezclarlos con la sagacidad y la habilidad de un veterano consagrado.
Tocando el viento
Direcci¨®n y gui¨®n: Mark Herman. Fotograf¨ªa: Andy Collins. M¨²sica: Trevor Jones. Producci¨®n: Reino Unido, 1996. Int¨¦rpretes: Ewan McGregor, Tara Fitzgerald, Pete Postlethwaite. Estreno en Madrid: cines Palacio de la Prensa, Acte¨®n, Lido y (versi¨®n original subtitulada) Renoir Cuatro Caminos.
La acci¨®n se desarrolla en. el imaginario pueblo de Grimley , en el condado minero de Yorkshire, en 1992, y gira en torno a que, debido a la pol¨ªtica de Margaret Thatcher, van a cerrar la mina en la que, desde hace generaciones ha trabajado, y sigue trabajando, todo el pueblo. Lo que constituye un rico tel¨®n de fondo, en el que pueden verse reflejadas muchas situaciones similares ocurridas en los ¨²ltimos tiempos, tanto en el Reino Unido como en otros pa¨ªses.
El gran inter¨¦s, de Tocando el viento radica en que esta situaci¨®n est¨¢ dada no en un tono panfletario, sino todo contrario: a trav¨¦s de las vicisitudes de una banda de m¨²sica que integran los propios mineros, que dan el tono de comedia que estaba pidiendo la historia, y tambi¨¦n de algunos de sus int¨¦rpretes, que dan el toque dram¨¢tico -y sentimental como contrapunto. Hasta constituir un todo homog¨¦neo, mezcla de peque?as historias de diferente signo, mientras la econom¨ªa del pueblo se hunde, pero su banda consigue dar un concierto en el Royal Albert Hall de Londres y ganar el trofeo anual.
Otro de los alicientes de Tocando el viento, un original t¨ªtulo castellano puesto en equivalencia del intraducible original ingl¨¦s Brassed off, es el hilo conductor adoptado por el guionista y director Mark Herman para narrar su historia. La protagonista es una mujer joven, hija de un m¨ªtico miembro de la banda, que regresa a su pueblo para elaborar un informe sobre la viabilidad econ¨®mica de la mina, al tiempo que se reincorpora a la banda tocando una peculiar versi¨®n del Concierto de Aranjuez, de Joaqu¨ªn Rodrigo. Lo que da origen a otro punto de vista diferente, al nacimiento de una historia de amor entre ella y el m¨¢s joven de los m¨²sicos instrumentistas y a que, en un determinado momento, llegue a ser tratada como una traidora por colaborar con la empresa.
Como tambi¨¦n es habitual en el cine brit¨¢nico, Mark Herman, que se encuentra en las ant¨ªpodas de su primera pel¨ªcula, ?chele la culpa al botones (1992), una tonta comedia producida por Walt Disney, demuestra ser un excelente director de actores al conseguir un gran trabajo, tanto de un amplio grupo de excelentes secundarios como de sus tres protagonistas. La australiana Tara Fitzgerald, est¨¢ perfecta en su papel de reci¨¦n llegada. El joven Ewan McGregor, una gran promesa del cine brit¨¢nico, es el perfecto minero situado entre el deber y el amor. Y el veterano Pete Postlethwaite, que ha llegado a ser imprescindible en este tipo de producciones, resulta excelente como director de la banda.
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