Polideportivo pol¨¦mico

El otro d¨ªa, como vengo haciendo durante los ¨²ltimos cinco a?os, fui al polideportivo municipal del Barrio del Pilar a jugar un partido de baloncesto con un grupo de amigos. Todos nosotros constituimos un club que viene alquilando la cancha en este polideportivo durante los ¨²ltimos 16 a?os. Si no fuera porque sucedi¨®, resultar¨ªa rid¨ªculo y kafkiano: fuimos expulsados del polideportivo por cuatro polic¨ªas municipales que acudieron a la llamada de los vigilantes (pues ¨¦sta parece ser su ¨²nica funci¨®n) del centro. Motivo: aunque las instalaciones deportivas pueden utilizarse hasta las diez de la noche, la taquilla cierra a las ocho de la tarde, y no pudimos abonar antes de esa hora (pues somos trabajadores, y no es posible siempre llegar a tiempo) las 200 pesetas que es necesario pagar por cabeza para la utilizaci¨®n de las instalaciones. Ya en la cancha (pues nadie nos impidi¨® el acceso a la misma), y cuando nos fue requerida la entrada, respondimos que no hab¨ªa sido posible adquirirla, pero que est¨¢bamos dispuestos a pagarla en ese momento o cuando ellos quisieran. Fuimos conminados a abandonar la cancha y, ante nuestra negativa, avisaron a la Polic¨ªa Municipal. Por supuesto, las dos canchas de baloncesto estaban vac¨ªas y nadie estaba esperando para su uso.Esto no es m¨¢s que un ejemplo de lo que est¨¢ sucediendo en este polideportivo, que hace algunos a?os era un lugar lleno de gente y de alegr¨ªa, y en este momento es una instalaci¨®n triste y desierta, resultado de un esp¨ªritu municipal que s¨®lo ha captado de la gesti¨®n privada la necesidad de cobrar a los ciudadanos por el uso de cada metro cuadrado.-