El sol despu¨¦s de la niebla
El poeta Leopoldo Panero cambia el manicomio de Mondrag¨®n por la luz de Canarias
El poeta Leopoldo Mar¨ªa Panero, nacido en Madrid en 1948, acaba de ver cumplido su m¨¢s fervoroso deseo y ha sido dado de alta en el hospital psiqui¨¢trico de Santa Agueda, en Mondrag¨®n (Guip¨²zcoa), donde ha estado ingresado duran te los ¨²ltimos ocho a?os. Hace dos d¨ªas lleg¨® a Las, Palmas de Gran Canaria, y no como turista, sino para quedarse a vivir entre amigos. La "liberaci¨®n" del manicomio, que es como lo siente ¨¦l, ha sido posible gracias al esfuerzo y la amistad de Claudio Rizzo, un poeta italiano afincado des de hace 30 a?os en el archipi¨¦lago. Panero, para muchos el poeta m¨¢s moderno y brillante de los de su generaci¨®n de nov¨ªsimos, recibi¨® en mayo de 1996 la visita de un extra?o escritor italiano que tra¨ªa poemas escritos en espa?ol y publicados por Anthropos.
Durante 11 d¨ªas, los poetas, que r¨¢pidamente trabaron una estrech¨ªsima amistad, escribieron juntos el excelente poemario Tens¨®. En la presentaci¨®n de este poema a dos voces, editado por Hyperi¨®n en la pasada Feria del Libro y en el Festival Po¨¦tica 97 de Madrid, los poetas hicieron p¨²blica la intenci¨®n de Panero (quien entonces se declaraba "loco por salir del manicomio") de mudarse a Canarias.
El, seg¨²n Panero, "siniestramente famoso" psiqui¨¢trico de Mondrag¨®n es un hospital de corte tradicional con disciplina castrense y donde los internos a¨²n llevan calcetines marcados con sus iniciales. No fue f¨¢cil convencer a su director, Daniel Oliveros, de las serias, intenciones de Panero, aunque, tras la intervenci¨®n de un abogado, finalmente firm¨® el alta. En Canarias, Panero volver¨¢ a recuperar su libertad, sin dejar de ser atendido por los psiquiatras.
Rafael Inglott Dom¨ªnguez, el director del hospital psiqui¨¢trico de Las Palmas de Gran Canaria, tuvo ayer su primera reuni¨®n con Panero. Inglott resalt¨®: "De entrada, nos alegramos por su llegada y consideramos muy importante que el se?or Panero haya podido, por fin, tomar una decisi¨®n por s¨ª mismo y de forma independiente". "Partimos de la idea", a?adi¨® el m¨¦dico, "de que no es deseable la institucionalizaci¨®n de su caso, y a medida que nos conozcamos y ¨¦l muestre sus verdaderos deseos iremos viendo c¨®mo se le puede ayudar. Por ahora, creo que est¨¢ perfectamente atendido en casa de Claudio".
Hasta que se le encuentre otro alojamiento, Leopoldo Panero, quien dice encontrarse !'divino" en Canarias, est¨¢ compartiendo. piso con la familia del italiano: Rosa Mar?, su mujer, y su hija Claudia, de 15 a?os, quien sabe muy bien que "tener un padre poeta no es lo mismo que tener un padre banquero".
Inglott, que. adem¨¢s de ser n m¨¦dico progresista ha escrito alg¨²n relato, est¨¢ convencido del car¨¢cter terap¨¦utico de la creaci¨®n literaria: "Ser¨ªa deseable que la psiquiatr¨ªa no tuviera que intervenir, porque la literatura no s¨®lo guarda una estrecha relaci¨®n con la locura, sino que puede perfectamente estabilizar al psic¨®tico. Existen numerosos casos, como Antonin Artaud o James Joyce, por poner dos ejemplos. No dudo, de. que la literatura haya hecho mucho m¨¢s por Leopoldo Panero que la psiquiatr¨ªa. Si un psic¨®tico tiene la suerte de tener creatividad, cuenta con muchas m¨¢s posibilidades de vivir en sociedad".
Los primeros contactos de Panero con la sociedad canaria se dieron en la terraza de un hotel de lujo desde la que contempl¨® la puesta de sol frente a la playa de las Canteras. Una vez aburridos de tanta belleza y cansados de re¨ªr y de jugar a sentirse reencarnaciones de dobles personalidades como "Laurel y Hardy, el gordo y el flaco, o de Ezra Pound y T. S. Elliot", Leopoldo y Claudio no tardaron en hacer versos para su Tens¨® 2, que ya han empezado a inventar y del que adelantamos el siguiente fragmento:
"El humo de la locura / que en la boca semeja el cigarro, / que en la boca muestra una moneda/ ofrecida a los dientes del poema, / ahora penetra tu sexo, / quema el m¨ªo, / todo arde y hasta lo oscuro baja hasta el suelo. / Queda la colilla del poema / escrito con la mano quemada". Y tan bien escrito
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