Suave, que es verano

El rapto del serralo, de Mozart, estrenado en Peralada se desarroll¨® pl¨¢cido, tranquilo, con suaves impresiones agradables, sonrisas -no risas- satisfechas y sin sustos ni sobresaltos. Mario Gas, el director de escena, renunci¨® a apoderarse de la obra, y en esta ocasi¨®n opt¨® prudentemente por dejar que la pieza mozartiana se impusiera por sus propios medios.La escenograf¨ªa, firmada por el pintor Guillermo P¨¦rez Villalta, era de una factura muy hermosa y su ¨²nico inconveniente fueron unos referentes dalinianos y gaudinianos que no ven¨ªan en absoluto al caso.

El principal problema esc¨¦nico que se buscaron Gas y su solvent¨ªsimo realizador esc¨¦nico, Jos¨¦ Antonio Guti¨¦rrez, fue desdoblar cada personaje en dos int¨¦rpretes: un cantante que interpretaba en alem¨¢n las partes cantadas y un actor que interpretaba en catal¨¢n las partes dialogadas de ese mismo personaje.

El juego de la sustituci¨®n de int¨¦rpretes era arriesgado y dif¨ªcil, pero funcion¨®. En algunos casos, como en la serenata de Peret-Pedrillo, funcion¨® magistralmente, en la mayor¨ªa muy bien, y s¨®lo en contadas ocasiones chirri¨® un poco.

Musicalmente tambi¨¦n se pas¨® una noche tranquila, Roberto Sacc¨¢ fue un Belmonte plausible que podr¨ªa haber estado m¨¢s pulido de estilo. Milagros Poblador se destap¨® con una Blondchen muy capaz . Emilio S¨¢nchez qued¨® algo desdibujado pero suficiente como Pedrillo. Makarina tiene una hermosa voz, la utiliz¨®, pero su partitura, es terror¨ªfica y Makarina no brill¨® suficientemente. Palatchi cant¨® bien, con musicalidad, l¨ªnea, propiedad y estilo. Al frente de la Orquestra de Cadaqu¨¦s, que se port¨® muy bien, el director Gennady Rozhdstvensky, muy capaz, no se busc¨® problemas.