Motoristas y ciclistas, peligro de muerte
Les escribo verdaderamente asustado por una peligrosa costumbre que se est¨¢ imponiendo entre motoristas y sobre todo ciclistas en Madrid. La nueva costumbre consiste en saltarse a la torera los sem¨¢foros, como si, por llevar veh¨ªculos m¨¢s ligeros, los motoristas o ciclistas tuvieran patente de corso para circular a su antojo.Es grav¨ªsirno el riesgo que corren los mozalbetes, y tambi¨¦n las se?oritas, a bordo de motocicletas de baja cilindrada o bicicletas, incluso de trail, cuando al salir disparados mientras el disco del sem¨¢foro sigue en rojo se enfrentan directamente a la muerte. Parece muy dram¨¢tico lo que digo, pero es que es verdad.
Si a ello se une el hecho de que suelen circular sin retrovisor, o que, cuando lo poseen sus veh¨ªculos, apenas lo consultan, tenemos una ecuaci¨®n realmente aterradora.
Yo har¨ªa una llamada a la sensatez de los j¨®venes, les recordar¨ªa el valor de la vida humana, les dir¨ªa tambi¨¦n que vale la pena aguardar un segundo, o cinco segundos, con tal de conservar un bien tan maravilloso como el de existir.
Les recuerdo que los anuncios esos que puso la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico, con escenas tan desagradables como las que mostraban, se quedan cortos con respecto a lo que se puede ver cada noche, cada d¨ªa, a cualquier hora, en cualquier centro de urgencias de un gran hospital de Madrid.
Lo peor de todo es que, en muchos casos, las imprudencias de esos ciclistas o motoristas no las pagan ellos ¨²nicamente, sino otras personas que tuvieron la poca fortuna de circular, pasear o simplemente estar cerca de donde ellos preparaban su drama.
Como ciudadano que presenta la particularidad de trabajar en un servicio hospitalario de urgencias, creo que las autoridades debieran incrementar la publicidad contra este tipo de conducci¨®n, quiz¨¢ con mensajes todav¨ªa m¨¢s eficaces, en los que se invite a los adolescentes a la calma y al disfrute de los veh¨ªculos.
Claro que, trat¨¢ndose de los empleados de algunos establecimientos de comida r¨¢pida, estas recomendaciones resultar¨ªan imposibles o in¨²tiles, a tenor de lo que sus distribuidores motorizados, adolescentes tambi¨¦n casi siempre en peligro de muerte, acostumbran demostrar. No estar¨ªa de m¨¢s que los due?os de esas empresas aflojaran las exigencias de prisa que ejercen, directa o indirectamente sobre los repartidores, aunque tambi¨¦n los que consumimos comida r¨¢pida podr¨ªamos hacer un esfuerzo y no mostramos tan apremiantes ante la petici¨®n de una pizza u otra cosa.
No s¨¦ si puede parecerles que exagero, pero, pese a todo lo que he visto en cuanto a accidentes se refiere, cada d¨ªa que tengo servicio acudo a mi trabajo obsesionado por lo que a¨²n me queda por ver.
Pienso que si un simple retrovisor o un poquito de paciencia ante un sem¨¢foro pueden hacer que las urgencias hospitalarias vivan sin dramas jornadas en las que no muera un solo adolescente o joven, valdr¨¢ la pena cualquier esfuerzo que se realice en esta direcci¨®n para recordar los riesgos que corren quienes se saltan los discos o descuidan su seguridad y la de los dem¨¢s viandantes.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.