El bienestar bajo m¨ªnimos
Expertos economistas discuten sobre el papel del Estado como garante de los derechos ciudadanos
Est¨¢ claro. El proceso de lobafizaci¨®n de la econom¨ªa es imparable. Y esta econom¨ªa global obliga a redise?ar el papel del Estado, a plantear profundas reformas estructurales que incidir¨¢n de manera directa en las conquistas sociales, que se han denominado como el Estado de bienestar. A las puertas del siglo XXI, no se entiende que un Estado programe sus pol¨ªticas econ¨®micas sin conjugarlas con las de otros pa¨ªses. A estas alturas no cabe duda de que los Estados han perdido soberan¨ªa y tanto las pol¨ªticas monetarias como las presupuestarias deJjan de tener sentido si no se contemplan desde un punto de vista multilateral.En el contexto de globalizaci¨®n, ?qu¨¦ papel est¨¢ llamado a desempe?ar el Estado? ?Cu¨¢les son los l¨ªmites del Estado de bienestar?
C¨®mo deben abordarse las reformas que permitan a los ciudadanos continuar recibiendo algunas concesiones del Estado que ellos soportan?... El debate, que se viene planteando en los ¨²ltimos tiempos sobre el Estado de bienestar, volvi¨® a suscitarse en profundidad en un encuentro celebrado ayer y anteayer en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo de Santander bajo el t¨ªtulo El futuro del Estado de bienestar eh una sociedad globalizada, dirigido por Michel Camdessus, presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el ex ministro de Econom¨ªa Enrique Fuentes Quintana.
Participaron en el debate el ministro de Econom¨ªa, Rodrigo Rato; el que lo fuera con el Gobierno socialista, Carlos Solchaga; el secretario de Estado de Econom¨ªa, Crist¨®bal Montoro; el catedr¨¢tico Julio Segura; el director ejecutivo para Espa?a del FMI, Juan Jos¨¦ Toribio; el secretario de la UNCTAD, Rubens Ricupero; el periodista y director de Opini¨®n de EL PAIS, Joaqu¨ªn
Estefan¨ªa; el director de la Escuela Superior de Administraci¨®n de
Empresas (ESADE), Joan Prats; y el economista franc¨¦s Jean Baptiste de Foucauld.
Redistribuir un bien escaso
Todos coincidieron en la necesidad de reformar los actuales planteamientos del Estado de bienestar. No obstante, quedaron claras dos posturas bien distintas. Por un lado, la de aquellos ultraliberales que proponen aprovechar las reformas para reducir a la m¨ªnima expresi¨®n el aparato del EstadoY cualquier atisbo de su presencia en la econom¨ªa. Y en la otra orilla, la de quienes proponen una reforma m¨¢s social y otorgan al Estado un papel m¨ªnimo en la econom¨ªa como garante del acceso de todos los ciudadanos a la sanidad, la educaci¨®n, la cultura...
Camdessus, que hizo sus intervenciones en un espa?ol muy fluido y preciso, resalt¨® que hay que buscar un consenso para determinar cu¨¢les son las tareas que debe jugar el Estado en el futuro. "?C¨®mo optimizar la talla del Estalo?" se pregunt¨® el director del FMI. "Hay crisis porque el Estado ha crecido mucho y se ha hecho ineficiente tanto para tareas nuevas [provisi¨®n de bienes y servicios] Como las tradicionales (ley, orden... ), dijo.
El presidente del FMI subray¨® que todo el proceso plantea la necesidad de redistribuirlas funciones del Estado sin crear problemas, como resumi¨® el profesor Fuentes Quintana, conseguir que las reformas estructurales se hagan en un clima que tienda a mejorar la administraci¨®n de los bienes escasos.
Mientras el ministro Rato destacaba la necesidad de "aprender a nadar en este nuevo mar de la globalizaci¨®n" y de prepararse para competir, el economista Julio Segura se adentraba en la redistribuci¨®n. "Los planteamientos de la redistribuci¨®n est¨¢n hechos baJjo la l¨®gica nacional y no supranacional", dijo.
Para Segura, la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas de los Estados "es una cuesti¨®n de car¨¢cter t¨¢ctico". "La interconexi¨®n de los mercados mundiales de bienes y servicios ha reducido el marco de referencia de las pol¨ªticas p¨²blicas", a?adi¨®.
Segura, tras afirmar que las "las funciones del sector p¨²blico
son obsoletas", introdujo otro tema de pol¨¦mica al se?alar que
no siempre las acciones del Estado tienen equidad ni los mercados son eficientes". Segura abog¨® por reducir el Estado a un tama?o m¨ªnimo, necesario ara garantizar la equidad Y el equilibrio, Y la redistribuci¨®n de la riqueza.
Privatizaciones
En ese aspecto no coincidieron todos los presentes. Juan Jos¨¦ Toribio recuper¨® para el debate la agria pol¨¦mica sobre la privatizaci¨®n de todos los servicios que realiza el Estado. Tras advertir que el Estado debe jugar un papel de supervisi¨®n y asegurar que el ciudadano est' bien cubierto en sus necesid¨¢des, defendi¨® a ultranza la introducci¨®n de sistemas de capitalizaci¨®n en lugar de los de reparto actualmente existentes en la mayor¨ªa de los servicios, las pensiones, la salud, la educaci¨®n y el desempleo. Es decir, sustituir el m¨¦todo de aportaciones al sistema por el de ahorro para uno mismo.Una posici¨®n extrema que recibi¨® el aliento del economista Juan Iranzo y el rechazo de Segura y Carlos Solchaga.
Solchaga tom¨® la palabra para subrayar la necesidad de un reparto igualitario y de equilibrio. "La reforma del Estado es la respuesta a un proceso de ajuste; pero se ha mostrado ineficaz si no hay un Estado detr¨¢s y como consecuencia del reconocimiento de que los procesos de ajuste no tienen efectos neutrales sino que recaen sobre las personas que est¨¢n en los ¨²ltimos escalones de renta cultural y social", dijo. Los representantes del Gobierno prefirieron callar.
Joaqu¨ªn Estefan¨ªa valor¨® los pasos de dictaduras a democracias y de sociedades cerradas a abiertas, procesos que en muchas ocasiones han sido coincidentes en un mismo pa¨ªs. En ese sentido dest¨¢c¨® que deben hacerse bajo dos objetivos: crecimiento y estabilizaci¨®n democr¨¢tica. Camdessus remach¨®: "La estabilizaci¨®n no es enemiga del crecimiento".
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