"Cada pel¨ªcula es la primera cita con una chica"
Como actor, Dustin Hoffman se acerca a la treintena de pel¨ªculas, mientras que en su vida privada la sesentena se hizo realidad este mismo mes.Sin embargo, este t¨ªmido int¨¦rprete de voz con tono algo nasal, definido por sus compa?eros de profesi¨®n como el perfecto retrato de un perfeccionista, y por aquellos que le aprecian poco porque tiene fama de ser una persona dif¨ªcil a la hora de rodar una pel¨ªcula, es capaz de recuperar su inocencia cada vez que se enfrenta a un nuevo filme. Hoffman compara cada rodaje con la primera vez que sali¨® con una chica. "Es como una cita: la primera. Una cita que se prolonga durante todo el rodaje. Especialmente el trato con el director, que se acaba convirtiendo en novia, para lo bueno y para lo malo", comenta con humor, mientras se?ala en direcci¨®n a Barry Levinson, con quien acaba de filmar Wag the dog.
M¨¢s que un noviazgo, el t¨¢ndem Hoffman y Levinson ya es un matrimonio. Se encontraron por primera vez en Rain man -personaje por el que Hoffman recibi¨® su segundo Oscar al mejor actor protagonista-, volvieron a citarse en Sleepers y, como u?a y carne, han reincidido en las dos ¨²ltimos trabajos de ambos: la s¨¢tira de Hollywood Wag the dog y Sphere, basada en el libro de Michael Crichton. "Hoffman siempre es el primero en quien pienso cuando voy a dirigir una pel¨ªcula. No s¨¦ qui¨¦nes dicen que es un tipo dif¨ªcil", aclara Levinson. "No lo es, ni remotamente. Sin embargo, me temo que tendr¨¢ que aguantar este sambenito toda su vida".
Recluido en uno de los hangares de la que fue la base naval estadounidense de Mare Island, en California, donde rueda en la actualidad este proyecto del g¨¦nero de ciencia-ficci¨®n, Hoffman tampoco quiere ocultar su admiraci¨®n por Levinson, a quien considera "un tipo raro" dentro de la industria de Hollywood, un director que abre al actor espacios donde maniobrar, en lugar de someterle a las estrecheces de un gui¨®n totalmente cerrado. "Ya s¨¦ que la primera funci¨®n del director es controlar, y los hay de primera calidad entre los que s¨®lo quieren que repitas como un papagayo la idea que ellos tienen metida en la cabeza de lo que tiene uno tiene que hacer. Pero como actor", y baja la mirada con un aire humilde, "es mucho m¨¢s agradable que te dejen suelto". ?sta ha sido la forma de trabajo de ambos en Wag the dog, una pel¨ªcula con toda la pinta de rompedora, que se ha logrado culminar gracias al dinero aportado por los actores y que fue filmada en 29 d¨ªas -"uno menos de lo previsto"-, con presupuesto inferior a los 10 millones de d¨®lares.
Basado en un gui¨®n del c¨¦lebre dramaturgo y guionista David Mamet, el filme cuenta el tira y afloja entre un consejero presidencial y un ejecutivo de Hollywood. Dustin Hoffman se encarga de este segundo personaje, mientras Robert de Niro, encarna al primero y Woody Harrelson interpreta el papel de un presidiario al que quieren hacer pasar por presidente de EE UU. "Hubo que filmar de forma desacostumbrada, con cuantas tomas largas hiciera falta, para conseguir que fueran los actores quienes descubieran y acabaran creando el sentido del filme", explica Levinson.
Esta forma de rodaje apasion¨® a Hoffman, amante del teatro -en el que recre¨® el Willy Loman de Muerte de un viajante, de Arthur Miller, en 1984- y siempre estimulado y predispuesto a la improvisaci¨®n, como demostr¨® en Rain man, donde, sus mejores ideas para dar vida a aquel personaje autista surgieron de forma espont¨¢nea delante de la c¨¢mara. Adem¨¢s, la combinaci¨®n entre los mundos de Hollywood y de Washington, que es la base del enredo del filme, en la que el ejecutivo californiano y el consejero presidencial intentan distraer la atenci¨®n de los estadounidenses de la figura de su presidente, que es un pederasta, llevando al pa¨ªs a la guerra contra !Albania!, gracias a manipulaciones informativas en medios de comunicaci¨®n, es algo que le divert¨ªa mucho a Hoffman.
Dice el actor: "Pol¨ªtica y cine, Washington y Hollywood, son lo mismo. ?D¨®nde est¨¢ la diferencia? En ambos lugares el trabajo consiste en hacer creer lo que no es cierto. Y los medios de comunicaci¨®n son los primeros c¨®mplices de la mentira", afirma, con un sarcasmo que parece heredado de su personaje en el filme. Desde su comienzo en el El graduado, Hoffman nunca ha ocultado su gusto por las actitudes c¨ªnicas, fuera o dentro de la pantalla. A este gusto se ha unido con los a?os su preocupaci¨®n por el mundo que le rodea, en el que, en su opini¨®n, el cine tiene una fuerte influencia: "?C¨®mo puede decirse que la violencia en el cine no tiene nada que ver con las matanzas cotidianas que nos cercan?", afirm¨® en el festival de Cannes, poco d¨ªas despu¨¦s de los asesinatos m¨²ltiples ocurridos en Tasmania y Dunblane, Escocia.
Dentro de su profesi¨®n, Hoffman tambi¨¦n se siente con la necesidad de protegerse del sistema imperante en Hollywood, que es lo que le ha valido el sambenito de actor dif¨ªcil, cuando ¨¦l afirma que esta actitud tiene por objeto poder hacer bien su trabajo. Formado en la escuela neoyorquina del llamado m¨¦todo de los herederos (Michael Chejov, Elia Kazan, el Actor's Studio) de Stanislavski, Hoffman suele entregar al principio de sus rodajes lo que ya se ha dado en llamar su manifiesto: una versi¨®n comentada del gui¨®n, con todas las anotaciones que se le ocurren mientras lo estudia. Esto no significa que quiera sentarse en la silla del director, cosa que jam¨¢s ha hecho, sino proteger su idea y su pasi¨®n de interpretar. "En una ocasi¨®n o¨ª decir a Donald Sutherland que ¨¦l se pon¨ªa por completo en las manos del director. Dios le bendiga, pero yo nunca he sido capaz de hacer tal cosa. Necesito libertad", dice Hoffman.
Wag the dog ha sido una experiencia viva y liberadora para el actor, metido los ¨²ltimos a?os en grandes producciones que, como Hook, Dick Trapy y Outbreak, no se pueden considerar sus mayores ¨¦xitos. Con el peso de los a?os, el protagonista de Cowboy de medianoche ha dejado escapar un suspiro de alivio, al verse lejos de las competiciones que viven las j¨®venes generaciones de actores, deseosas de conocer su repercusi¨®n en las taquillas de los cines. A su juicio, todo se debe a un cambio de hormonas, propio de los hombres cuando llegan a los 40 a?os, "cuando el sentimiento de ¨¦xito y triunfo, las ganas de dejar huella, desaparecen", momento en el que surge ese sentimiento "femenino" -que nada tiene que ver con su interpretaci¨®n en Tootsie- de las ganas de vivir en familia. Casado y con seis hijos, "cuatro de los cuales todav¨ªa viven en casa", fuera de horas de trabajo Hoffman suele ser visto en Los Angeles, donde vive, llevando a sus chicos al colegio. "En el ¨²ltimo a?o rod¨¦ tres pel¨ªculas seguidas, y como no vuelva a casa en cuanto acabe Sphere, mi mujer me echar¨¢", bromea.
Aunque se metiese piedras en el zapato para lograr los peculiares andares de Ratso Rizzo, aceptase horas y horas de maquillaje en Peque?o gran hombre, saltase de un helic¨®ptero en Outbreak y se sumergiese en un tanque de agua en Sphere, este padrazo es incapaz de subir a una monta?a rusa, aunque sus hijos se lo pidan. "Aprecio demasiado la vida y s¨¦, como jud¨ªo, que no soy favorito de Dios". As¨ª ironiza sobre el miedo a la muerte que se le meti¨® dentro tras un accidente que sufri¨® a los 20 a?os. Pero ni sus temores evitan que ponga fin a esta charla con una broma. Cuenta: "Hab¨ªa una vez un tipo que ten¨ªa miedo a viajar en avi¨®n y un amigo le dijo eso de que a cada uno le llega su hora. El el miedoso respondi¨®: ?Y si hoy le llega la hora al piloto?".
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